El #MeToo de las egipcias
Las mujeres de este pa¨ªs han alzado las voces contra el acoso sexual. Desde 2010, la p¨¢gina web HarrasMap sirve de plataforma para denunciar las agresiones callejeras que se sufren a diario en ciudades como El Cairo o Alejandr¨ªa
El grito es un¨¢nime: se ha agotado el tiempo. No hay sitio para agresiones hacia las mujeres. Ni sexuales, ni f¨ªsicas, ni verbales. La conciencia ciudadana parece haber reaccionado. El 8 de marzo del a?o pasado se convirti¨® en un hito de la revoluci¨®n feminista y en una muestra imparable de fuerza contra el machismo, a¨²n imperante. Las etiquetas #TimesUp o #MeToo, extendidas en redes sociales, tambi¨¦n han reflejado ese latir actual. Impulsados desde c¨ªrculos occidentales, estos movimientos han sacado a la luz el acoso o las diferencias salariales por cuestiones de g¨¦nero.
Queda mucho camino por recorrer. Basta con mirar las cifras m¨¢s recientes de nuestro entorno m¨¢s pr¨®ximo. O echar un vistazo a lugares menos medi¨¢ticos. Egipto se lleva, en este terreno, una plaza en el podio de los peores pa¨ªses para caminar libremente si eres mujer. El hostigamiento callejero hacia ellas es el pan de cada d¨ªa. En 2017, por ejemplo, El Cairo lider¨® un ranquin elaborado por la agencia Thomson Reuters como ciudad del mundo con mayor violencia sexual, por delante de Kinshasa, capital de la Rep¨²blica Democr¨¢tica del Congo, o Karachi, en Pakist¨¢n. Y m¨¢s atr¨¢s, en 2013, un 99,3% de las mujeres egipcias reconoc¨ªa haber sufrido acoso en un estudio de la Organizaci¨®n de las Naciones Unidas (ONU).
All¨ª las voces no se han apaciguado. La activista Yasmine El-Baramawy relat¨® en p¨²blico una violaci¨®n m¨²ltiple en la plaza Tahrir. Fue atacada en 2012, cuando protestaban contra Mohammed Morsi, el presidente elegido tras la denominada Primavera ?rabe. Las documentalistas Colette Ghunim y Tinne Van Loon ¡ªestadounidense y belga, respectivamente¡ª dejaron constancia en 2015 con una grabaci¨®n de su paso por la capital. Y la exmodelo Amal Fathy ha sido recientemente encarcelada por denunciar en su p¨¢gina de Facebook que la ley contra el acoso (firmada en 2014 y endurecida en 2017) estaba resultando in¨²til.
Lejos de llamamientos con resonancia internacional, miles de egipcias expresan a diario este malestar. Lo hacen de una forma m¨¢s an¨®nima y directa: el mapa del acoso o Harass Map, una p¨¢gina web donde cada persona puede contar su experiencia marcando el lugar y las circunstancias en que sucedi¨®. Lo inici¨® un grupo de cuatro mujeres antes de que el yo tambi¨¦n fuera un lamento universal. ¡°Fue lanzada en diciembre de 2010 junto con socios inform¨¢ticos, asesores y voluntarios¡±, detallan las responsables por correo electr¨®nico.
En la sociedad egipcia, las acciones de los hombres no son cuestionadas. Por tanto, cualquiera podr¨¢ tocar a una mujer que camina tranquilamente por la calle y no preocuparse, porque sus actos no tendr¨¢n consecuencias en el ¨¢mbito social o legal
No es complicado conocer el germen. ¡°Todas nos sentimos abrumadas por el acoso sexual al que somos expuestas y vemos diariamente. Sentimos que no pod¨ªamos continuar al margen y tolerar silenciosamente el efecto da?ino que tal hostigamiento estaba teniendo en nuestra vida cotidiana¡±, razonan. ¡°Quer¨ªamos hacer un mapa de los tipos de acoso y comprobar c¨®mo se puede detener su aceptaci¨®n social, que enturbia el orgullo del pa¨ªs¡±, a?aden. La plataforma diferencia entre un incidente sin ninguna ayuda o uno con la intervenci¨®n de alguien y ha empezado a sumar testimonios de otros pa¨ªses como Marruecos, Arabia Saud¨ª o Polonia.
Para ellas, el acoso sexual es ¡°cualquier acci¨®n indeseada, verbal o f¨ªsica, de naturaleza sexual, que viole el cuerpo, la privacidad o los sentimientos de una persona, le falte al respeto o le haga sentir inc¨®moda, amenazada, insegura, asustada, sobresaltada, insultada, intimidada, maltratada, ofendida u objetivada¡±. Bajo esos par¨¢metros se encuadran los comentarios, que van desde una simple se?al en la direcci¨®n donde aconteci¨® hasta una breve descripci¨®n de los hechos, incluyendo gestos faciales o roces malintencionados. ¡°El propietario de una tienda toc¨® todas las partes de mi cuerpo¡±, escribe una usuaria en un barrio del sur de El Cairo.
¡°Varios factores explican que todav¨ªa tengamos este problema¡±, advierten. ¡°El principal, por las relaciones de poder¡±, adelantan. ¡°En la sociedad egipcia, las acciones de los hombres no son cuestionadas. Por tanto, cualquiera podr¨¢ tocar a una mujer que camina tranquilamente por la calle y no preocuparse, porque sus actos no tendr¨¢n consecuencias en el ¨¢mbito social o legal¡±, sostienen. Esta falta de sanciones ¡°siempre est¨¢ respaldada por los mitos sobre el acoso sexual¡±, esgrimen. ¡°Por ejemplo, se dice que solo las mujeres que no usan el velo son acosadas sexualmente o que el acoso sexual ocurre en ¨¢reas pobres, lo que est¨¢ totalmente alejado de la realidad¡±.
Su diagn¨®stico es que ¡°la sociedad egipcia deber¨ªa pasar por un cambio cultural gradual¡± hacia el reconocimiento pleno de la mujer. Pasa, adem¨¢s, por el modo en impartir educaci¨®n sexual en las escuelas. ¡°No es nuestro campo de trabajo, pero se necesita conciencia en todas las escuelas sobre el acoso sexual¡±, se?alan. E inciden: ¡°El sexismo se desvanecer¨ªa con un sistema de denuncia y una pol¨ªtica de acoso antisexual en las instituciones con un enfoque participativo, donde la gente se involucre en la toma de conciencia y en c¨®mo se manejan las leyes, as¨ª como eliminando los mitos que rodean al acoso¡±.
Es el momento de las mujeres, pero tambi¨¦n es importante involucrar a los hombres y hacerles saber sobre los derechos de las mujeres
Harass Map ha sido galardonado en estos a?os por diversas entidades, como la Universidad de El Cairo. Ha inspirado obras de teatro o ha hecho eco del compromiso de compa?¨ªas como Uber de luchar contra el acoso. Algunas personas, sin embargo, protestan por dar espacio a la opini¨®n masculina. ¡°Existe el argumento de que los hombres deber¨ªan estar fuera de la ecuaci¨®n, pero no es eficiente, ya que ellos necesitan saber a qu¨¦ est¨¢n expuestas las mujeres y c¨®mo deber¨ªan detenerlo¡±, apuntan al respecto.
¡°Es el momento de las mujeres, pero tambi¨¦n es importante involucrar a los hombres y hacerles saber sobre los derechos de las mujeres¡±, contin¨²an, ¡°tener la audiencia correcta es tener ambos sexos presentes, porque ignorar a los hombres significa que suponemos que todos los hombres son hostigadores y que ellos mismos no est¨¢n expuestos al acoso sexual¡±. ¡°El acoso sexual no es un asunto relacionado con las mujeres. Vale que en Egipto la mayor¨ªa de los que lo sufren se corresponde con mujeres y ni?as, pero los hombres tambi¨¦n son hostigados. Por lo tanto, es necesario ense?ar tanto sobre sus derechos como sobre la importancia de la igualdad de g¨¦nero¡±, concluyen.
Unidas en reivindicaciones al #MeToo, desaprueban las manifestaciones en su contra por su supuesto elitismo. ¡°No creemos que sea as¨ª. Un movimiento elitista no tendr¨ªa este impacto en todo el mundo. Las historias fueron compartidas de todos los contextos y culturas. Tuvo su efecto hasta en Oriente Medio, donde hombres y mujeres expresaron sus historias. Es un hito en la expresi¨®n de la violencia sexual y arroja luz sobre la idea de que cualquier persona puede ser sometida a cualquier forma de violencia sexual¡±, sentencian. Jornadas antes de lo que se prev¨¦ como otra gran victoria del feminismo, las portavoces de Harass Map celebran el cambio, pero tampoco lanzan cohetes. ¡°No hay datos espec¨ªficos disponibles para hablar de una mejora en la situaci¨®n de la mujer¡±, arguyen, blandiendo los casi 1.600 casos que tienen indicados solo en sus mapas de El Cairo hasta la fecha. ¡°Sin embargo, ahora se puede o¨ªr sobre el acoso habitualmente, cuando antes era un tab¨². La gente discute en las redes sociales e informan sobre avances positivos¡±, afirman, insistiendo en que el tiempo se ha acabado, pero ¡°queda mucho por hacer¡±.
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