Un Museo Cajal sin Cajal

Uno de los santuarios de la medicina mundial se encuentra en el n¨²mero 51 de la calle Santa Isabel, en Madrid. All¨ª, en una peque?a sala con bancos corridos de madera, imparti¨® clases durante 30 a?os Santiago Ram¨®n y Cajal, un genio internacional a la altura de Albert Einstein que gan¨® el Premio Nobel en 1906 por descubrir las neuronas del cerebro, ¡°las mariposas del alma¡±.

Cuando se jubil¨®, el 1 de mayo de 1922, Cajal dej¨® en su aula una fotograf¨ªa firmada que todav¨ªa hoy permanece en una pared del edificio madrile?o, con esta dedicatoria: "Se ha dicho hartas veces que el problema de Espa?a es un problema de cultura. Urge, en efecto, si queremos incorporarnos a los pueblos civilizados, cultivar intensamente los yermos de nuestra tierra y de nuestro cerebro, salvando para la prosperidad y enaltecimiento patrios todos los r¨ªos que se pierden en el mar y todos los talentos que se pierden en la ignorancia¡±.

"Necesitamos que el Gobierno impulse un Museo Nacional¡±, apremia el m¨¦dico Santiago Ram¨®n y Cajal Ag¨¹eras

Casi un siglo despu¨¦s, la instituci¨®n privada que hoy ocupa el edificio, el Colegio de M¨¦dicos de Madrid, ha anunciado que dedicar¨¢ 1.500 metros cuadrados a la creaci¨®n de un Museo C¨¢tedra Ram¨®n y Cajal, con el aula casi intacta del premio Nobel como gran protagonista. El continente ¡ªun edificio monumental en el eje muse¨ªstico de Madrid, junto al Reina Sof¨ªa¡ª es espectacular. El enigma es el contenido.

El Colegio de M¨¦dicos no ha logrado un acuerdo con el Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas (CSIC), el organismo p¨²blico que custodia la casi absoluta totalidad del legado del padre de la neurociencia. Son 22.000 piezas ¡ªcomo dibujos, manuscritos, cartas y fotograf¨ªas¡ª que llevan desde 1989 almacenadas en cajas en una habitaci¨®n del Instituto Cajal, un centro de investigaci¨®n del CSIC situado cerca del estadio de f¨²tbol Santiago Bernab¨¦u. Si no hay avances en las negociaciones, el Museo C¨¢tedra Ram¨®n y Cajal ser¨¢ el espacio de Cajal sin la obra de Cajal.

¡°Necesitamos m¨¢s ambici¨®n, que el Gobierno impulse un Museo Nacional¡±, apremia Santiago Ram¨®n y Cajal, un pat¨®logo del Hospital Universitario Vall d'Hebron, en Barcelona, que comparte nombre con el hermano de su bisabuelo. A su juicio, la sede del Colegio de M¨¦dicos?¡ªun edificio hist¨®rico de gesti¨®n privada pero propiedad del Estado¡ª ser¨ªa ¡°un muy buen sitio¡± para ese proyecto. Sin embargo, el CSIC maneja otros planes. ¡°El CSIC tiene ya avanzado el proyecto para poder exponer el Legado Cajal¡±, explica una portavoz del gabinete de la presidenta del organismo, Rosa Men¨¦ndez. Tras d¨¦cadas de olvido y desidia oficial, Madrid podr¨ªa tener de golpe dos museos dedicados a Cajal, fallecido en 1934.

¡°Ser¨ªa idiota tener m¨¢s de un Museo Cajal en Madrid¡±, lamenta el investigador Juan Andr¨¦s de Carlos

¡°Ser¨ªa idiota tener m¨¢s de un Museo Cajal en Madrid¡±, lamenta Juan Andr¨¦s de Carlos, un investigador del Instituto Cajal que fue custodio del legado durante una d¨¦cada. ¡°Pero el Colegio de M¨¦dicos no ha conseguido absolutamente nada de la presidencia del CSIC¡±, confirma. El presidente del Colegio, Miguel ?ngel S¨¢nchez Chill¨®n, es m¨¢s optimista: ¡°Queremos que nuestro museo sea un agujero negro que atraiga el legado de Cajal y de su escuela¡±. Seg¨²n asegura, cuenta con el compromiso verbal para exponer unas 6.000 piezas procedentes de colecciones familiares de los disc¨ªpulos del neurocient¨ªfico, aunque el sobrino bisnieto puntualiza que ¡°no hay nada cerrado todav¨ªa¡±.

Este mi¨¦rcoles, S¨¢nchez Chill¨®n y la directora general de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid, Paloma Sobrini, han presentado los planos del futuro museo. Las obras comenzar¨¢n en unas semanas, con un presupuesto de 1,6 millones de euros, seg¨²n la instituci¨®n privada. El caser¨®n de la calle Santa Isabel alberga el Colegio de M¨¦dicos desde 1973, pero primero fue la Facultad de Medicina de San Carlos, inaugurada en 1834. Con el legado del CSIC o sin ¨¦l, la visita merece la pena. ¡°Es como regresar al siglo XIX¡±, resume S¨¢nchez Chill¨®n. La instituci¨®n privada ya organiza ¡°visitas teatralizadas¡±, en las que un actor disfrazado de Cajal gu¨ªa a los asistentes a trav¨¦s del aula del premio Nobel y del grandioso anfiteatro decimon¨®nico de la antigua facultad.

¡°Desapruebo, en principio, las estatuas en vida¡±, afirm¨® Cajal en un discurso de agradecimiento a la erecci¨®n de un monumento a su figura en el parque del Retiro, en 1926. ¡°Para aquilatar la obra de un hombre es menester la perspectiva ideal del tiempo, de ese depurador implacable de prestigios y decantador de verdades¡±, a?adi¨®. En el caso de Cajal, el tiempo parece decantar dos museos en la capital.