Dejar de meter la pata sin cesar
Buena parte de los espa?oles piensa que lo menos malo ser¨ªa un pacto entre el PSOE de Rubalcaba o Guerra y el Ciudadanos de Arrimadas
EN LOS ?LTIMOS cuarenta y dos a?os, desde las elecciones de 1977, he votado muy variadamente. Desde ¡ªen aquellas primeras¡ª a un partido de larga izquierda y corta vida y cuyo nombre ni recuerdo ¡ªviv¨ªa yo entonces en Barcelona¡ª, hasta al CDS de Adolfo Su¨¢rez, que tampoco dur¨® nada, y del cual me atrajo en su d¨ªa su propuesta pionera de suprimir la mili que tanto amarg¨® a los j¨®venes espa?oles. Es decir, hace ya mucho que no me he sentido encorsetado por mis convicciones ¡°de izquierdas¡±. Hay quienes se tat¨²an la frente y al d¨ªa siguiente de votar son incapaces de mirarse al espejo si la papeleta que depositaron no coincide con el tatuaje o se le aproxima mucho. No es mi caso: llevo demasiadas legislaturas en las que voto contra quien me parece peor o m¨¢s da?ino; o a favor de quien veo menos repugnante o nocivo; o, como escrib¨ª a?os atr¨¢s, a quien me da ¡°s¨®lo¡± noventa y ocho patadas, en vez de las cien de nuestra locuci¨®n verbal. Ojo, noventa y ocho son un mont¨®n, pero siempre hay otras formaciones que nos dan esas cien de rigor, o incluso ciento diez. Es lo que me pasa con el Partido Popular, que jam¨¢s ha entrado en mis fluctuaciones ni entrar¨¢, menos a¨²n tras haber colocado a su frente a Pablo Casado, un vetusto joven que tiene como ¨ªdolo¡ a Aznar. Ni a ¨¦ste ni a su partido les perdonar¨¦ nuestra involucraci¨®n en la embustera, ilegal y contraproducente Guerra de Irak ni sus desfachatadas mentiras tras los atentados del 11-M de 2004, con el ministro del Interior Acebes jurando que hab¨ªan sido obra de ETA. La primera vez que vot¨¦ al PSOE fue de hecho aquel a?o. No porque me gustara Zapatero, sino porque lo urgente me parec¨ªa que nos quit¨¢semos de encima la losa de Aznar. Era una de esas ocasiones en las que ¡°cualquiera menos ¨¦l¡±. (Y dicho sea de paso, la ¨²nica y aterradora hip¨®tesis en la que me ver¨ªa escogiendo la papeleta del PP ser¨ªa si un d¨ªa la cosa se dirimiera entre ese partido y Vox; o tal vez Podemos, que tanto se asemeja a Vox, m¨¢s o menos como en Francia suelen ir de la mano el ¡°izquierdista¡± M¨¦lenchon y la ultraderechista Le Pen, o en Italia el M5Stelle y La Lega, que gobiernan juntos. Todos admiradores de Putin, por cierto.)
De aqu¨ª a dos meses volveremos a tener elecciones, y una vez m¨¢s habr¨¢ que buscar el partido que nos d¨¦ ¡°s¨®lo¡± noventa y ocho patadas, o incluso noventa y nueve. El PSOE lleva largo tiempo entontecido y en buena medida ¡°podemizado¡±. De Podemos y sus confluencias ya est¨¢ comprobado que s¨®lo se pueden esperar megaloman¨ªa, caudillismo, antieurope¨ªsmo, connivencia con los independentistas totalitarios y esp¨ªritu falangista-peronista. De los partidos nacionalistas, mezquindad sistem¨¢tica y deslealtad hacia el conjunto. Pablo Casado no desaprovecha ocasi¨®n de soltar imbecilidades. Pero no imbecilidades inofensivas, sino dictadas por la mala fe. Un camorrista autosatisfecho, no se entiende satisfecho de qu¨¦. Y luego est¨¢ Ciudadanos. Creo que nunca he hablado de ellos, quiz¨¢ porque me parec¨ªa prudente no hacerlo hasta verlos m¨¢s. Han tenido la suerte de no gobernar en casi ning¨²n sitio hasta hoy. Y cuentan con quien es, en mi opini¨®n, la pol¨ªtica o pol¨ªtico m¨¢s inteligente y convincente de cuantos hay en Espa?a, In¨¦s Arrimadas. Excelente parlamentaria, siempre con el tono adecuado (firme pero no prepotente), en absoluto engre¨ªda (algo ins¨®lito en su ¨¢mbito), casi nunca da la impresi¨®n de decir lo que no piensa (tal vez hasta hace poco, tal vez por ¡°¨®rdenes¡±). Ha sido lo bastante lista, adem¨¢s, para ¡°perder un avi¨®n¡± de Barcelona a Madrid y no estar presente en la deprimente concentraci¨®n de banderas de hace tres domingos en Col¨®n. (Cuando veo muchas banderas, tanto me da cu¨¢les sean, no puedo evitar acordarme de N¨²remberg en 1934.)
Rara vez la gente vota un¨¢nimemente, en contra de lo que cada partido desear¨ªa para s¨ª. Hay que aceptarlo y tenerlo en cuenta, y en ese sentido no estaba mal que hubiera una formaci¨®n de centroderecha, aunque demasiado liberal en lo econ¨®mico. Hay electores a los que eso va bien: un partido moderado, laico, conservador, no intrusista, equiparable a los que tradicionalmente ha habido en los dem¨¢s pa¨ªses europeos. Ciudadanos pod¨ªa ser eso. As¨ª que resulta decepcionante y penoso verlo meter la pata en los ¨²ltimos tiempos y enajenarse a posibles votantes. Se ha asimilado a este ¡°nuevo¡± PP chulesco, beligerante y rancio, exagerado hasta la histeria. C¡¯s se mantuvo m¨¢s a distancia del de Rajoy para no verse salpicado por la corrupci¨®n, pero esa corrupci¨®n no ha desaparecido por arte de magia, y en cambio han reaparecido el encono y la bravuconer¨ªa de Aznar. Tampoco le ha dado la espalda a Vox, que es como no d¨¢rsela en Francia a Le Pen o en Hungr¨ªa a Jobbik (partido m¨¢s racista que Orb¨¢n, que ya es decir). Buena parte de los espa?oles piensa que lo menos malo en el actual panorama ser¨ªa un pacto entre el PSOE de Rubalcaba o Guerra, para entendernos, y el Ciudadanos de Arrimadas. Dos partidos constitucionalistas, europe¨ªstas y no furibundos; en estos tiempos dif¨ªciles poco m¨¢s se puede pedir. Pero Rubalcaba y Guerra est¨¢n arrumbados y Arrimadas no es cabeza de lista. Quiz¨¢ est¨¦n todos a tiempo ¡ªa¨²n faltan casi dos meses¡ª de dejar de meter la pata sin cesar.?
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