Por qu¨¦ la moda ya es ¡®unisex¡¯
Julien Dossena no sab¨ªa que dise?aba ropa ¡®unisex¡¯ hasta que se fij¨® en que muchos hombres compraban las sudaderas y parcas de chica que creaba para Paco Rabanne. Hablamos con ¨¦l y mostramos su colecci¨®n con un ¡®casting¡¯ mixto de j¨®venes talentos
Muchos lo intentaron antes que ¨¦l, pero ninguno con el mismo ¨¦xito. Julien Dossena (Ploemeur, Francia, 1982) ha logrado volver a colocar a Paco Rabanne en el podio de la modernidad: la firma con la que, en los a?os sesenta, un entonces desconocido dise?ador espa?ol Paco Rabanne celebr¨® la emancipaci¨®n de las mujeres con minivestidos de cota de malla que le ganaron el apodo del metal¨²rgico de la moda, pero que en los inicios del siglo XXI parec¨ªa condenada a la irrelevancia.
El curr¨ªculo de Dossena es corto, pero irreprochable. Tras ganar el prestigioso Festival de Hy¨¨res en 2006, pas¨® cinco a?os al lado de Nicolas Ghesqui¨¨re en Balenciaga, con quien dice que lo aprendi¨® todo sobre un oficio que escogi¨® por un sencillo motivo: ¡°Me gustaba dibujar¡±. En 2013 fund¨® una marca propia, Atto, que cerr¨® poco despu¨¦s de ser nombrado director creativo de Paco Rabanne ese mismo a?o.
Dice que sus inspiraciones en la moda son Azzedine Ala?a, ¡°por su independencia¡±, y Jean-Paul Gaultier, ¡°por la alegr¨ªa que desprende su trabajo. Da la sensaci¨®n de que se levante con ganas de ir a trabajar¡±, afirma Dossena. Le gustar¨ªa formar parte de ese grupo de dise?adores y no de los que se lo toman como un sacerdocio. Hijo del propietario de un club nocturno y de una profesora de equitaci¨®n, el dise?ador creci¨® entre su Breta?a natal, el Berl¨ªn posterior a la ca¨ªda del muro y peque?as localidades del sur de Francia. ¡°Mi madre segu¨ªa al amor, iba all¨¢ donde este le llevara¡±, sonr¨ªe Dossena.
Durante esas mudanzas permanentes, encontr¨® un refugio en los libros y en las pel¨ªculas. ¡°Cuando te pasas toda la infancia yendo de un lado para otro y siendo siempre el nuevo de la clase, tu vida no es muy estable¡±, relata este admirador de Roland Barthes y Michel Houellebecq, a quienes ha citado como inspiraci¨®n de algunas de sus colecciones. Su ¨²ltima misi¨®n consiste en borrar las r¨ªgidas barreras entre g¨¦neros en la moda, que cree que ya no corresponden al periodo actual. Hay hombres que compran su ropa pese a que haya sido concebida para mujeres, igual que ellas roban algunas prendas del armario de sus novios.
¡°Escog¨ª la moda porque permite ver el reflejo exacto de nuestro tiempo. Nos ayuda a tomar la temperatura cultural de una sociedad determinada¡±, sentencia. Estos son sus juicios sobre la nuestra.
Cuando en 2013 fue nombrado para dise?ar en Paco Rabanne dijo que trabajar¨ªa para que volviera a ser una marca de hoy. ?Lo ha conseguido? La idea que ten¨ªa casi todo el mundo era la del Paco Rabanne de los sesenta. En ese sentido, se hab¨ªa convertido casi en una marca retro, cuando siempre fue lo contrario. Rabanne estuvo radicalmente pegado al presente, a la idea de modernidad y a la liberaci¨®n de la mujer. Quise trabajar con los valores innovadores que tuvo entonces y volverlos a traer al presente. Se trataba de ver qu¨¦ suced¨ªa en la vida de una mujer de hoy e intentar acompa?arla, creando un vestuario apto para que fuera a trabajar, a clase de yoga o para que se relaje los fines de semana.
Muchos hombres compran su ropa, aunque se suponga que es para mujer. ?Por qu¨¦ sucede eso? Efectivamente, tengo clientes y amigos que vienen a comprarse parcas, cazadoras de nylon, sudaderas o camisetas. Me doy cuenta de que es unisex pese a que yo no dise?o para el hombre. Es algo que pasa cada vez con m¨¢s marcas: existe una generaci¨®n que ya no se pregunta si un abrigo es masculino o femenino. Desde el punto de vista del g¨¦nero, cada d¨ªa veo menos separaci¨®n. Lo que observo es una feminidad fuerte y una virilidad suave, un deslizamiento de un campo hacia el otro. Me interesa trabajar con eso.
Aun as¨ª, desde la ¡°gran renuncia masculina¡± del siglo XIX, cuando el hombre se enfund¨® en un traje negro, nadie ha logrado que se vista con falda. Es que la soluci¨®n seguramente ya no sea la falda, sino algo mucho m¨¢s sutil, como una camisa de seda a topos que uno pueda vestir con tejanos y deportivas. La noci¨®n del g¨¦nero que observo a mi alrededor es menos binaria y m¨¢s fluida que antes, lo que permite que emerjan c¨®digos distintos a los de otras ¨¦pocas. Observamos la ca¨ªda de la sociedad blanca y patriarcal, esos hombres de m¨¢s de 60 a?os cuyo legado est¨¢ en tela de juicio en la cultura occidental. Y eso tiene consecuencias en la moda. Adem¨¢s, en las calles de las grandes ciudades vemos chilabas o prendas hechas con telas wax africanas. Hemos entrado en un tiempo nuevo.
?Qu¨¦ opina de la omnipresencia de la ropa deportiva y urbana en la moda para hombre? ?Rozamos el punto de saturaci¨®n? ?Sus d¨ªas est¨¢n contados? No concibo el sportswear como un estilo aparte, sino como un elemento m¨¢s dentro de cualquier colecci¨®n, como lo pueden ser los vestidos y los trajes, las prendas de cuero o las de punto. Cuando pase el tiempo, habr¨¢ que ver qu¨¦ sucede con los dise?adores que hoy solo hacen ropa deportiva o urbana. Saber hacer un pantal¨®n bonito no es lo mismo que saber hacer un ch¨¢ndal. Para empezar, hay que saber cortarlo. Y tampoco s¨¦ si tiene sentido organizar desfiles para cierto tipo de ropa. Algunas marcas har¨ªan mejor en gastarse el dinero de otra manera. Por ejemplo, Zara no desfila y me parece genial. Han encontrado otras maneras de expresarse y seguramente son m¨¢s efectivas. Es una pista de reflexi¨®n para el futuro.
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