El zapato vuela bajo
La relajaci¨®n en los c¨®digos de vestimenta y el desenfrenado ritmo urbano de hoy son factores que impulsan las recientes ca¨ªdas en las ventas del calzado de tac¨®n y un considerable aumento de los modelos deportivos, las bailarinas y otras versiones planas
CUANDO SE TRATA de zapatos, las mujeres suelen caer en dos grupos: las que adoran los tacones y las que los odian. Los tacones altos se asocian al sexo, a la posici¨®n social, a la feminidad y a la moda. Pero muchas mujeres los encuentran inc¨®modos, y las feministas tienden a interpretarlos como s¨ªmbolos de la subordinaci¨®n femenina¡±. Esto escrib¨ªa hace 20 a?os la especialista en moda Valerie Steele en su libro Zapatos, un s¨ªmbolo de estilo. Aunque hojear las revistas de moda dos decenios despu¨¦s podr¨ªa llevar a la conclusi¨®n de que todo sigue igual, solo hace falta salir a la calle para constatar que los tacones parecen en peligro de extinci¨®n.
Las amantes del zapato plano siguen poniendo el foco en las actualizaciones
de la bailarina
La relajaci¨®n de los c¨®digos de vestimenta en la oficina y el ritmo vertiginoso de las ciudades demandan un tipo de zapato pr¨¢ctico y duradero. En aquel libro de Valerie Steele, Manolo Blahnik apuntaba: ¡°Antes, las mujeres que adoraban los tacones altos eran como una tribu. Hab¨ªa mujeres que llevaban tacones altos todo el tiempo, y tambi¨¦n estaban las que siempre llevaban zapatos planos. Ahora esta l¨ªnea se ha traspasado¡±.
Hoy vivimos un momento en el que se aprecia un cambio de tendencia: seg¨²n un estudio de NPD Group, las ventas de zapatos de tac¨®n bajaron el a?o pasado un 12%; en paralelo, las de zapatillas deportivas se incrementaron un 37%. Las pasarelas ofrecen una amplia diversidad de propuestas, donde los h¨ªbridos campan a sus anchas y el zapato c¨®modo y feo ¡ªque no pretende complacer a la mirada masculina¡ª se impone. Parece ser que el quid de la cuesti¨®n no reside tanto en la altura, sino en el estilo. ¡°En Estados Unidos, los modelos de tac¨®n grueso registraron ventas de un 20% frente al 16% de los stilettos¡±, explica la analista de mercado Kayla Marci, de la compa?¨ªa Edited. Ante la imparable cruzada de la deportiva, que arrasa all¨¢ donde va ¡ª¡°las zapatillas deportivas son todav¨ªa tendencia dominante, alcanzando un crecimiento del 11%¡±¡ª, Marci apunta la irrupci¨®n de lo que ella denomina como ¡°nuevas bailarinas¡±: unos modelos que han experimentado un auge del 23% en Estados Unidos y del 40% en Espa?a.
Sin renunciar a la comodidad conquistada, parece que las amantes del zapato plano siguen encontrando en las actualizaciones de la bailarina un calzado suficientemente vers¨¢til como para diversificar su armario: desde las puntiagudas de Stella McCartney y Acne hasta las reinterpretaciones en clave atl¨¦tica de Dior, pasando por el clasicismo del nuevo best seller de Mansur Gavriel.
Este objeto de deseo tiene su origen en las zapatillas de baile de mediados del siglo XIX. Popularizada a finales de los a?os cincuenta y principios de los sesenta por las actrices Audrey Hepburn y Brigitte Bardot, fue en 1954 cuando Salvatore Ferragamo dise?¨® un modelo de punta redondeada y con una fina tira encima del empeine para Hepburn que todav¨ªa se comercializa. Dos a?os despu¨¦s, Brigitte Bardot, que antes de actriz fue bailarina, ide¨® junto a Rose Repetto, la fundadora de la m¨ªtica firma de calzado de baile Repetto, el modelo Cendrillon. Fue la primera bailarina de calle. Todav¨ªa se sigue vendiendo.
As¨ª lo recordaba Bardot en el libro My Life in Fashion: ¡°Les compraba mis zapatos de ballet. Empec¨¦ a usar las zapatillas de media punta en la calle y eso les dio la idea de crear las bailarinas. Quer¨ªa un empeine muy corto y una suela ligera¡±. Bardot adoraba caminar descalza. Y para ella, cuanto m¨¢s sutiles y ligeros fueran los zapatos, m¨¢s se resaltaba la belleza. Desde entonces, cent¨ªmetro arriba, cent¨ªmetro abajo, muchas han sido las mujeres con predilecci¨®n por tocar el suelo con los pies. La princesa Diana sol¨ªa llevar bailarinas y mocasines en los compromisos m¨¢s informales. La modelo Kate Moss ha sido una incondicional. La cantante Amy Winehouse sac¨® de nuevo las zapatillas de ballet a la calle¡
El poder transformador del tac¨®n convive con dificultad con el d¨ªa a d¨ªa de la mujer trabajadora
La industria no se qued¨® atr¨¢s. La exdirectora creativa de Celine, Phoebe Philo, una firme defensora del zapato c¨®modo dise?ado con el ¨²nico objetivo de agradar a su propietaria, imaginaba as¨ª en 2012 su fondo de armario ideal: ¡°Una camisa blanca, un par de pantalones negros, una falda, quiz¨¢ tres abrigos, dos chaquetas, un zapato de tac¨®n, un zapato plano y unas deportivas. Una bolsa. Puede que solo una bolsa. Y quiz¨¢ un pa?uelo¡±. Para Philo, la reina de las zapatillas feas, de nuevo la cuesti¨®n no es tac¨®n s¨ª o tac¨®n no, sino un calzado est¨¦ticamente desafiante y a prueba de agendas fren¨¦ticas. Aunque el tac¨®n ejerce una atracci¨®n irresistible por su poder transformador, a veces resulta complicado compaginarlo con el d¨ªa a d¨ªa de la mujer trabajadora y los nuevos h¨¢bitos de vida saludable.
Clara Alfaro, responsable de 5yMedio, una marca de calzado ¡°que nace para reivindicar una altura de tac¨®n saludable¡±, explica en su p¨¢gina web: ¡°Seg¨²n recomendaci¨®n de los m¨¦dicos, oscila entre los 2,5 y los 5,5 cent¨ªmetros. ?Existe algo m¨¢s atractivo que una mujer que camina decidida y c¨®moda?¡±. Con el hashtag #HealthySexyWalk, 5yMedio aboga por el tac¨®n mediano como punto de encuentro entre el tac¨®n de 10 cent¨ªmetros y la llanura del zapato plano. Si el tac¨®n aumenta la curva lumbar ¡ªy seg¨²n algunos expertos, puede llegar a provocar lordosis¡ª, el zapato ultraplano, al no soportar el arco del pie, tambi¨¦n provoca efectos para la salud: dolor de pies, tobillos y piernas, tensi¨®n en la planta que puede desembocar en fascitis plantar¡
En una sociedad que nos exige correr, el tac¨®n se convierte en obst¨¢culo en lugar de aliado. Pero quiz¨¢ hay algo m¨¢s: ?puede que el tac¨®n haya dejado de ser un s¨ªmbolo empoderador para las m¨¢s j¨®venes? En medio de la vor¨¢gine del movimiento #MeToo para denunciar los abusos que las actrices hab¨ªan sufrido a lo largo de sus carreras, Kristen Stewart se baj¨® literalmente de unos alt¨ªsimos tacones en la alfombra roja del pasado Festival de Cannes mientras los fot¨®grafos se afanaban por inmortalizarla. Aquel gesto de Stewart el pasado mayo se convirti¨® en una protesta de alto valor simb¨®lico ante una etiqueta que todav¨ªa hoy discrimina entre sexos: ¡°Si no se est¨¢ pidiendo a los hombres que vistan tacones y vestido, tampoco me lo puedes pedir a m¨ª¡±, zanj¨® la actriz.
¡°El zapato fetichista casi siempre responde a una mirada masculina¡±, reflexionaba Cassie Davies-Strodder en uno de los cap¨ªtulos del libro Shoes: Pleasure & Pain. ¡°El calzado de moda tiene que ver con qui¨¦n eres, no con la necesidad de satisfacer a un admirador masculino¡±. Esta primavera, la elecci¨®n parece clara: entre el suelo y el cielo, caminar sin dolor. A ras de tierra.
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