Redenci¨®n o ca¨ªda
Los redentores de Europa conforman una larga estirpe de gente peligrosa
Los redentores de Europa conforman una larga estirpe de gente peligrosa. De Europa en conjunto o de sus porciones, da igual. Los redentores son a veces muy tontos y a veces muy inteligentes, tambi¨¦n da igual. Siempre invocan valores, culturas, tradiciones supuestamente vitales. Examinemos, por ejemplo, el caso de Martin Heidegger (1889-1976), un fil¨®sofo alem¨¢n que marc¨® el siglo XX. En 1927, antes de cumplir 40 a?os, public¨® Ser y tiempo, una obra de extraordinaria influencia. Fue sin duda un hombre inteligente. En 1931 escribi¨® esto en una carta privada: ¡°[Adolf Hitler] tiene un instinto pol¨ªtico seguro y remarcable, y lo tuvo incluso cuando los dem¨¢s est¨¢bamos en la niebla, es imposible negarlo. El movimiento Nacional Socialista pronto ganar¨¢ una fuerza completamente diferente. No se trata de la mera pol¨ªtica partidista, se trata de la redenci¨®n o ca¨ªda de Europa y la civilizaci¨®n occidental. Cualquiera que no lo entienda merece ser aplastado por el caos¡±.
Vale, Heidegger era nazi. Ya lo sab¨ªamos. Lo interesante es su percepci¨®n de que Europa y la civilizaci¨®n occidental se enfrentaban a una alternativa tr¨¢gica, la redenci¨®n o la ca¨ªda, y la f¨®rmula que le parec¨ªa m¨¢s ¨²til para redimirla: el nazismo. En general, los catastrofistas tienden a proponer soluciones catastr¨®ficas. Claramente, en los a?os 30 del siglo pasado, Europa se enfrentaba a una grav¨ªsima crisis. Los viejos imperios hab¨ªan ca¨ªdo en una org¨ªa de sangre (1914-1918), se asentaba en Rusia un totalitarismo expansivo y la devastadora crisis econ¨®mica parec¨ªa eterna. Resulta normal el ansia por algo nuevo. Lo anormal es la apuesta, que tantos hicieron, por un demente como Adolf Hitler y su pandilla de asesinos carism¨¢ticos.
La lectura del libro Tiempo de magos, de Wolfram Eilenberger, provoca una cierta desaz¨®n. Eilenberger aborda la d¨¦cada de 1919 a 1929, en la que, bajo los efectos del horror b¨¦lico, varios fil¨®sofos centroeuropeos quisieron hacer una revoluci¨®n y cambiar de forma radical los sistemas de pensamiento. La obra se centra en cuatro de ellos: el mencionado Heidegger, Ludwig Wittgenstein, Walter Benjamin y Ernst Cassirer. Dejando de lado las cuestiones metaf¨ªsicas o hermen¨¦uticas, lo destacable es que los cuatro eran personas completamente traumatizadas por la matanza (Wittgenstein la hab¨ªa visto desde muy cerca en el frente) e inspiradas por un sentimiento apocal¨ªptico. Se sent¨ªan cerca del fin del mundo. De alguna forma, lo estaban: lo que ocurri¨® a partir de 1939 dej¨® peque?os todos los terrores anteriores. Intelectualmente, somos hijos y nietos de esa gente asustada.
La ultraderecha resurge por todas partes, desde Le Pen a Puigdemont, desde Abascal a los brexiteers
Vivimos en un mundo muy distinto a aquel. Y, sin embargo, sigue resonando lo de ¡°la redenci¨®n o ca¨ªda de Europa y la civilizaci¨®n occidental¡±. Mantienen su valor en el comercio pol¨ªtico los dos conceptos en que Heidegger se refugi¨® tras la ca¨ªda del nazismo, ¡°patria¡± y ¡°tradici¨®n¡±. Sin que exista ninguna amenaza realmente existencial, el miedo se vende bien: escuchando ciertos discursos, uno acaba creyendo que el mundo se va al garete. Aunque su fuerza sea mucho menor de lo que trata de aparentar, la ultraderecha resurge por todas partes, desde Le Pen a Puigdemont, desde Abascal a los brexiteers. Los redentores proliferan. Conviene recordar eso que dec¨ªamos antes: quien formula diagn¨®sticos catastrofistas tiende a proponer soluciones catastr¨®ficas.
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