El sendero de las l¨¢grimas
En el laboratorio o licorer¨ªa del poder de Cheney & Bush se elabor¨® la p¨®cima adictiva que hoy maneja el cotarro mundial
EN QU? PIENSAS si en una noticia te hablan de una persona en ¡°postura estresada¡±? Yo pienso, por ejemplo, en una persona limpiando ventanas en un rascacielos. Pienso en estudiantes el d¨ªa de examen de selectividad. Pienso en un animal inmovilizado en una granja de engorde. En la ¨¦poca de Dick Cheney, oficialmente vicepresidente de Estados Unidos con Bush, la expresi¨®n ¡°postura estresada¡±, si no te hac¨ªas el tonto o el loco, significaba ¡°tortura¡± a un ser humano. Ocurr¨ªa lo mismo con la expresi¨®n ¡°manipulaci¨®n sensorial¡±.
¡ªA esa persona, ?qu¨¦ le est¨¢n haciendo? Lleva d¨ªas sin dormir, con focos de luz y m¨²sica a tope en la celda. Y le han metido la cabeza en bolsas de pl¨¢stico y en la ba?era hasta la asfixia y la p¨¦rdida de sentido.
¡ª?Ah, nom¨¢s es una ¡°manipulaci¨®n sensorial¡±!
Bueno, los eufemismos funcionan durante un tiempo. Sobre todo, mientras la gente enterada, la que est¨¢ m¨¢s o menos en el ajo, se hace eso, la tonta o la loca. A veces se hace la tonta y la loca toda la vida: el jefe de torturas de la polic¨ªa pol¨ªtica portuguesa declar¨®, a?os despu¨¦s de la ca¨ªda de la dictadura, que ellos no torturaban, sino que solo causaban ¡°incomodidad¡± al detenido. En Espa?a todav¨ªa hay gente de esta cala?a que, como represores en la dictadura, causaron fatales ¡°incomodidades¡± jam¨¢s juzgadas. Es as¨ª tambi¨¦n que, en las guerras, los miles de muertes de civiles inocentes, la aniquilaci¨®n de animales y el envenenamiento de bosques y r¨ªos reciben la denominaci¨®n de ¡°da?os colaterales¡±. Y es as¨ª que miles de violaciones de v¨ªctimas infantiles por parte de sacerdotes depredadores aparecer¨¢n en los documentos oficiales de la Iglesia como ¡°contactos inapropiados¡±. ?Y pensar que la relaci¨®n homosexual libre, en tiempos de la Inquisici¨®n, era el peor de los pecados, el ¡°nefando¡±, el innombrable, y se castigaba con la hoguera!
La incesante producci¨®n de eufemismos c¨ªnicos es directamente proporcional al dolor que causan. Si encadenamos ¡°posturas estresantes¡± m¨¢s ¡°molestias sensoriales¡± m¨¢s ¡°da?os colaterales¡± m¨¢s ¡°contactos inapropiados¡±, el da?o es incalculable. Desde la llegada de los colonizadores, el pueblo cherokee resume su historia como el Sendero de las L¨¢grimas. Es una identidad que pueden compartir los seres m¨¢s vulnerables del planeta. Caminar por ese largo sendero.
Con t¨¦rminos de apariencia m¨¢s t¨¦cnica, la producci¨®n de eufemismos econ¨®micos se ha multiplicado con el capitalismo impaciente. Esa combinaci¨®n de codicia veloz tiene su propio arte y su propio discurso. La decoraci¨®n banal y la locuacidad desvergonzada. El env¨¦s de la l¨®gica moral de un Keynes. Las palabras significan todo y nada al mismo tiempo. Veamos el Fondo Monetario Internacional y su obsesi¨®n con las ¡°reformas estructurales¡±. Parte de la premisa de que hay lucha de clases, pero no entre ricos y pobres, sino entre quienes trabajan: los ¡°insiders¡± (los que est¨¢n dentro, o clase media) y los ¡°outsiders¡± (los que est¨¢n fuera, o precarios). Cada vez que se habla de ¡°reforma estructural¡±, el mensaje es: abaratar. Menos insiders, m¨¢s outsiders. La reforma estructural es, en realidad, una demolici¨®n desestructural. Luego est¨¢n los eufemismos propios de nuestra imaginaci¨®n local, como las ¡°tensiones de tesorer¨ªa¡± para evitar decir que la caja de pensiones p¨²blicas, anta?o pr¨®spera, est¨¢ vac¨ªa.
El objetivo siempre es el mismo: ocultar y manipular la realidad. Mejor dicho, crear una nueva realidad en la que la anormalidad sea asumida como normalidad. Como en la biolog¨ªa se alerta ante el riesgo de la p¨¦rdida de memoria ecol¨®gica: si desaparecen las luci¨¦rnagas, llegar¨¢ un momento en que lo normal es que no haya luci¨¦rnagas. Para las generaciones futuras ser¨¢n parte del simbolismo animal, como las quimeras, pero no de la vida.
Algo o mucho tiene que ver esto con la ¨¦poca del tal Dick Cheney, el mandam¨¢s de George Bush Jr., aquel presidente abstemio entre trago y trago. En El vicio del poder, la pel¨ªcula biogr¨¢fica escrita y dirigida por Adam McKay, no solo vemos una ¨¦poca de autoritarismo y corrupci¨®n ¡°escondida bajo la alfombra¡±. En ese laboratorio o licorer¨ªa del poder se elabor¨® la p¨®cima adictiva que hoy, con diferentes ingredientes, maneja el cotarro mundial.
Entre las manipulaciones de Cheney est¨¢ el haber impuesto el uso de ¡°cambio clim¨¢tico¡± frente al ¡°calentamiento global¡±. Una forma de desactivar el m¨¢s grave problema del planeta. Me acord¨¦ de este bruto astuto con la plaga de incendios invernales en el norte de Espa?a. Espero que cuando se vaya al infierno se lleve una manta. All¨ª va a tener fr¨ªo.?
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