Tanzania y el tir¨®n de la educaci¨®n sexual ¡®online¡¯

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Las ni?as embarazadas de Tanzania no pueden regresar al cole

Fatma, Gloria y Grace llevan mir¨¢ndose a los ojos m¨¢s de una hora, esperando a encender el ordenador. Las ca¨ªdas de corriente y los cortes de energ¨ªa son bastante comunes en Ukonga Majumbasita, un barrio surgido de manera espont¨¢nea a los lados de la carretera que lleva desde el aeropuerto al centro de Dar es Salaam, la capital administrativa de Tanzania. Aqu¨ª los ni?os corren por calles sin pavimentar, en medio a casas en ruinas.

¡°?C¨®mo puedo saber si estoy embarazada? Esta es la pregunta que hacen m¨¢s a menudo¡±, cuenta Fatma Abbas, de 18 a?os y viste un hiyab maculado que destaca sus grandes ojos negros. Ella es la responsable de Aurateen, una comunidad digital donde los usuarios pueden hacer preguntas de forma an¨®nima sobre relaciones sentimentales, sexo o el uso y abuso de alcohol y drogas. Hoy, Fatma ha quedado con otras dos voluntarias que moderar¨¢n las solicitudes que llegan a la p¨¢gina web. Si la electricidad no regresa r¨¢pidamente, el internauta Crespo no descubrir¨¢ qu¨¦ s¨ªntomas pueden revelar un embarazo de riesgo y Empathy no sabr¨¢ qu¨¦ hacer si le diagnostican el VIH.

Aurateen funciona de manera similar a los conocidos Yahoo answers o ASKfm. Cualquier usuario puede registrarse en la web y, luego, enviar una pregunta. Si uno de los trabajadores sociales que colaboran con la p¨¢gina est¨¢ en l¨ªnea, el solicitante recibir¨¢ inmediatamente su respuesta.

La idea naci¨® de las mentes de Asha y Fatma Abbas, dos gemelas de 16 a?os iguales a muchas otras chicas que habitan en esta multicultural ciudad tanzana: familia musulmana, cuatro hermanos menores, amistades de todo tipo y centradas en estudiar. Su tranquila normalidad se quebr¨® el d¨ªa que una amiga confi¨® a Asha que estaba embarazada y ten¨ªa que abandonar la escuela.

De sida y sexualidad no se habla

"?Por qu¨¦ mis compa?eros tomaban ciertos riesgos?", se preguntaba Asha. ¡°Ver qu¨¦ pasa algo as¨ª a gente como yo me hizo darme cuenta de que no sab¨ªamos c¨®mo protegernos¡±. Los embarazos adolescentes no son un fen¨®meno aislado en el pa¨ªs, ya que una de cada cuatro chicas de entre 15 y 19 a?os ha dado a luz o est¨¢ esperando un beb¨¦. Adem¨¢s, las Naciones Unidas estiman que alrededor de 170,000 tanzanos de entre 15 y 24 a?os viven con el VIH, y la encuesta AIDS Indicator Survey revela que en 2012 m¨¢s de la mitad de los adolescentes no sab¨ªa c¨®mo prevenir el contagio.

Cuando descubri¨® los datos, Asha se asombr¨®: nunca hab¨ªa hablado de estos temas con nadie. ¡°Los padres deber¨ªan ser las personas m¨¢s cercanas que tenemos en el mundo, pero para ellos no es apropiado abordar ciertos asuntos", dice. En una sociedad a¨²n muy tradicional, la sexualidad, las relaciones y las drogas son tab¨²es absolutos. ¡°Ni siquiera hablamos entre nosotros¡±.

En Tanzania, una de cada cuatro chicas de entre 15 y 19 a?os ha dado a luz o est¨¢ esperando un beb¨¦

Al mismo tiempo, Fatma convenci¨® su hermana para que asistiera a un curso de inform¨¢tica dirigido espec¨ªficamente a mujeres adolescentes. ¡°Hoy en d¨ªa todo es digital, y por lo tanto una mujer con estas capacidades puede ser independiente y hacer que su voz sea o¨ªda¡±, dice Carolyne Ekyarisiima, investigadora de tecnolog¨ªas de la informaci¨®n y fundadora de Apps and girls, la asociaci¨®n que organiz¨® el laboratorio. La iniciativa comenz¨® en 2013, cuando Ekyarisiima instal¨® en el sal¨®n de su casa unos viejos ordenadores para sus alumnos. ¡°Empec¨¦ a ense?ar rudimentos de programaci¨®n a las chicas porque me di cuenta de que a menudo me encontraba con que en clase solo hab¨ªa hombres.¡±

Hoy en d¨ªa, su organizaci¨®n est¨¢ presente en 24 escuelas de la capital para ofrecer a las estudiantes interesadas la posibilidad de desarrollar su propio proyecto de empresa emergente. Exactamente como pas¨® a las gemelas Abbas con Aurateen.

¡°Ya que los adolescentes pasamos tanto tiempo en las redes sociales, pens¨¦ en crear mi propio foro en el que pudi¨¦ramos hablar. Internet puede tener un impacto positivo para las personas", cuenta Asha.

El proyecto cambi¨® la vida de las dos gemelas y las convenci¨® de que la tecnolog¨ªa puede representar una soluci¨®n efectiva a los problemas de su comunidad. Hoy Aurateen tiene 16.590 usuarios y un equipo de 15 voluntarios. Gracias a su idea, Asha ha sido incluida por la organizaci¨®n Internet Society (ICON) entre los 25 j¨®venes menores de 25 a?os que est¨¢n innovando en la web, y ha sido reclutada en la Academia de Liderazgo Africano en Sud¨¢frica. Desde entonces, Fatma se encarga de la gesti¨®n diaria de Aura Teen y de otra empresa emergente, Matokeo Live, una aplicaci¨®n para el m¨®vil que permite a los padres monitorear los resultados de sus hijos en la escuela.

La tecnolog¨ªa sola no es suficiente

La flecha del rat¨®n corre r¨¢pidamente entre las preguntas que a¨²n est¨¢n pendientes de ser respondidas. Fatma ha esperado dos horas para que volviera la electricidad y ahora tiene que acabar con el trabajo pendiente. Los adolescentes tienen poca paciencia, y la p¨¢gina est¨¢ asediada por correo basura y publicidad.

Como en cualquier red social, los usuarios pueden a?adir su opini¨®n y contestar a las consultas. ¡°Pero yo tengo la responsabilidad de aprobar todas las respuestas,¡± clarifica Fatma, consciente de los peligros que el anonimato puede reservar, especialmente cuando se trata de temas de salud.

Aunque las hermanas sigan creyendo en las posibilidades de cambio ofrecidas por la tecnolog¨ªa, hoy se dan cuenta de que, en un pa¨ªs donde solo un 16% de la poblaci¨®n accede regularmente al web, esta no puede ser la panacea para todos los males. ¡°Tenemos que llevar Aurateen fuera de Internet¡±, dice Asha con firmeza. As¨ª que volvieron en las escuelas y organizaron los primeros seminarios de formaci¨®n.

El siguiente paso ser¨¢ recaudar fondos para hacer el proyecto econ¨®micamente sostenible y alcanzar a quienes viven fuera de las grandes ciudades. ¡°Queremos producir y vender compresas reutilizables¡±, explica Asha. ¡°Las adolescentes de ¨¢reas rurales a menudo no asisten a la escuela porque, durante la menstruaci¨®n, no tienen acceso a tampones o estos son demasiado caros¡±. En un pa¨ªs donde solo poco m¨¢s de la mitad de las ni?as prosigue con sus estudios despu¨¦s de terminar la escuela primaria, la educaci¨®n puede ser una tecnolog¨ªa a¨²n m¨¢s poderosa que Internet.

Este art¨ªculo es parte de Coding like a girl, un proyecto de reportajes sobre la desigualdad de g¨¦nero en la industria inform¨¢tica promovida por el Centro Europeo de Periodismo.

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