Frenar agresiones sexuales con una bicicleta
Un programa de pr¨¦stamos de transporte a pedales en Tanzania se ha convertido en una herramienta eficaz para evitar el abandono escolar y prevenir los abusos
A Anastasia Chikoti le quedaba demasiado lejos la escuela de Mwitikira. A una hora y media de distancia. Demasiado tiempo para desear no volver nunca y para que alguien la agrediese por el camino. En Tanzania, el 11% de las ni?as de entre 15 y 19 a?os han sido forzadas sexualmente. Desde que hace un a?o le entregaron una bicicleta, a Anastasia el futuro ya no le queda tan lejos. "Quiero estudiar. O ser soldado". Ya no piensa en dejar el colegio. Cada vez menos en que alguien la pueda violar.
¡°Nuestro principal objetivo es evitar el abandono escolar, especialmente entre las j¨®venes que tienen que recorrer largas distancias para asistir a clase cada d¨ªa; la mayor¨ªa de ellas acaba por no volver¡±, relata Eileen Mwalongo, una de las responsables de Msichana Initiative. "Pero nos dimos cuenta de que ese proyecto pod¨ªa ayudar tambi¨¦n en la lucha contra la violencia sexual: las ni?as aqu¨ª siguen siendo muy vulnerables a las violaciones".
La idea es sencilla: poner a disposici¨®n de las alumnas que residen m¨¢s lejos una bicicleta con la que desplazarse. Desde el pasado diciembre cuentan con diez unidades. A¨²n es pronto para que los resultados se traduzcan en estad¨ªsticas de menor abandono escolar, pero los indicadores cualitativos son esperanzadores: "El programa les est¨¢ ayudando mucho. Tienen m¨¢s energ¨ªa para atender a las clases", asegura el profesor Mkumbo, jefe de estudios de Mwitikira.
El 11% de las ni?as de entre 15 y 19 a?os en Tanzania han sido forzadas sexualmente, seg¨²n Unicef
"Yo me siento mejor, tengo m¨¢s fuerza", corrobora Jema. Su aldea, un peque?o poblado de labradores en plena llanura de Dodoma, est¨¢ a algo m¨¢s de cuatro kil¨®metros de la escuela. "Antes tardaba mucho tiempo en llegar, m¨¢s de un hora, ahora apenas 15 minutos". La carretera sigue siendo pedregosa, polvorienta en verano y resbaladiza cuando alivia la lluvia, pero los kil¨®metros avanzan siempre veloces sobre dos ruedas. "Me siento c¨®moda con la bicicleta, me ayuda mucho. Antes ten¨ªa que levantarme muy pronto y venir caminando, por lo que despu¨¦s estaba muy cansada para atender". En las ¨²ltimas semanas, sus calificaciones est¨¢n mejorando. "Lleva mejor los estudios", es ahora el profesor Mkumbo quien corrobora. Jema sonr¨ªe mientras lo escucha. Mientras tenga su nuevo medio de transporte podr¨¢ seguir so?ando con ser enfermera. Qui¨¦n sabe, quiz¨¢ incluso doctora.
El transporte, la nueva barrera contra la educaci¨®n
En Tanzania, apenas el 52% de los adolescentes accede a la educaci¨®n secundaria ¡ªm¨¢s de 1,5 millones de j¨®venes fuera del sistema educativo¡ª y buena parte de los que lo hacen no completan sus estudios: en el caso de las mujeres, seg¨²n las cifras del Banco Mundial, menos de un tercio de las matriculadas obtienen el t¨ªtulo de secundaria.
Hasta hace tres a?os, los costes econ¨®micos, alrededor de 100.000 chelines tanzanos anuales (unos 36 euros), eran esgrimidos como principal freno. Tras la llegada al poder del controvertido John Magufuli, el Gobierno ha extendido la gratuidad a todos los cursos de educaci¨®n b¨¢sica. ¡°Cuando digo gratuita, quiero decir completamente gratuita¡±, declar¨® el mandatario en alusi¨®n a las tasas o contribuciones parentales habituales en el pa¨ªs para hacer frente a reparaciones en la escuela, compra de libros o hasta el pago de salarios a los profesores y que suponen un gasto extra de 20.000 chelines (algo m¨¢s de siete euros) por alumno.
A principios de 2016, el ministerio de Educaci¨®n envi¨® una carta a los centros escolares inst¨¢ndolos a no cobrar m¨¢s esas tasas, al tiempo que se comprometi¨® a aumentar la inversi¨®n en educaci¨®n ¡ªactualmente supone el 22% del presupuesto nacional¡ª para que, en un cumplimiento de su agenda de desarrollo, la totalidad del sistema educativo sea gratuito en 2030.
Lo que no aborda el ideario marcado por Magufuli es el problema del transporte, una de las barreras que sigue alejando a muchos estudiantes de la escuela. Con distancias por encima de los diez kil¨®metros a recorrer a pie, a muchos alumnos les resulta muy dif¨ªcil llegar, y cuando lo hacen es a menudo tarde, lo que conlleva reprimendas e incluso castigos f¨ªsicos: seg¨²n el African Child Policy Forum, el 78% de las chicas y el 67% de los chicos han sido golpeados o pateados en m¨¢s de cinco ocasiones por sus profesores. Esto hace que opten por quedarse en hostales o pensiones pr¨®ximas, lo que dispara el coste para las familias, muchas de ellas con ingresos inferiores al d¨®lar diario. A la postre, esto se convierte en una raz¨®n m¨¢s para justificar el abandono escolar.
¡°Los retrasos frecuentes terminan convirti¨¦ndose en castigos por parte de los maestros. En mi opini¨®n, otra medida que puede ayudar a reducir el abandono entre las j¨®venes es la construcci¨®n de albergues donde puedan comer y tener acceso a los recursos necesarios¡±, subraya Eileen Mwalongo. En la escuela de Mwitikira est¨¢n comprometidos con esta forma distinta de hacer las cosas. Aqu¨ª, a las 10.35 y a las 14.00 se detienen las clases para comer. Porridge ¡ªpapilla de avena¡ª o frijoles. La mayor dificultad, se?ala el jefe de estudios, est¨¢ en el agua: ¡°Esta zona est¨¢ muy afectada por la sequ¨ªa y tenemos que recorrer medio kil¨®metro para aprovisionarnos de la necesaria para cocinar¡±.
Menos de un tercio de las j¨®venes que se matriculan en secundaria completan su formaci¨®n seg¨²n el Banco Mundial
Son conscientes de que una buena alimentaci¨®n y un transporte adecuado son las claves para afrontar el tercer reto al que se enfrenta la educaci¨®n en Tanzania: su baja calidad. En el pa¨ªs, que ocupa el puesto 159 de 187 en el ¨ªndice educativo de la ONU, los estudiantes de cuarto curso no son capaces de comprender un p¨¢rrafo completo.
Para el profesor Mkumbo, la falta de materiales adaptados a la educaci¨®n infantil, el estado de las instalaciones ¡ªmuchas sin luz¡ª y el cansancio con el que muchos alumnos acuden a clase est¨¢n detr¨¢s de estos malos resultados acad¨¦micos. ¡°Desde que no tienen que caminar esas largas distancias su rendimiento escolar es muy superior. Y esto ayuda a que haya menos abandonos¡±, glosa el responsable de estudios de Mwitikira. ¡°Yo antes estaba siempre agotada¡±, insiste Anastasia. Ahora, aunque se canse quiere seguir estudiando.
Contra la violencia sexual
Las bicicletas de Veice, de Beatrice, de Elizabeth, de Jema, de otra Elizabeth, de Joyce, de Judith, de una tercera Elizabeth, de Ezeleda y de Anastasia se refugian del sol violento de estas latitudes bajo la sombra del ¨¢rbol m¨¢s cercano a la clase. Durante el curso, est¨¢n siempre a disposici¨®n de estas diez alumnas, las que m¨¢s lejos viven de la escuela. Para ir al m¨¦dico. A comprar el fin de semana. Para venir a la escuela. ¡°Tambi¨¦n les ayuda para evitar las agresiones sexuales. Las protege de los hooligans¡±, subraya el profesor Mkumbo.
En un pa¨ªs donde el 30% de las j¨®venes ya ha sufrido alg¨²n tipo de agresi¨®n al cumplir los 18 a?os, contar con una bicicleta puede marcar la diferencia. ¡°Hace que nos sintamos m¨¢s seguras¡±, dice Anastasia, la m¨¢s fuerte de sus compa?eras, la que toma siempre la palabra. Sin agresiones, las ni?as pueden seguir siendo ni?as por m¨¢s tiempo poniendo freno a un modelo que lleva a que el 5% de ellas se casen antes de los 15 y un 31% antes de los 18.
Las diez alumnas becadas pueden disponer de la bicicleta durante todo el curso
"El matrimonio infantil tiene un impacto directo en la educaci¨®n de las ni?as: el 97% de las j¨®venes casadas en edad de educaci¨®n secundaria est¨¢n fuera de la escuela, frente al 50% de las que no est¨¢n casadas", se?ala un informe de Human Rights Watch. No solo son sus propias familias quienes las obligan a dejar los estudios; el propio Gobierno mantiene una pol¨¦mica normativa para expulsar a las j¨®venes casadas o embarazadas, lo que en un entorno donde una de cada cuatro j¨®venes de entre 15 y 19 a?os es madre supone sacar a miles de alumnas del sistema educativo cada a?o.
El reto, prosigue Eileen Mwalongo, es transformar el trato como "personas de segunda categor¨ªa que reciben las adolescentes en muchas sociedades africanas", "neg¨¢ndoles sus derechos b¨¢sicos a la educaci¨®n" y conduci¨¦ndolas hacia un matrimonio en r¨¦gimen de dependencia econ¨®mica. Una simple bicicleta puede servir para empezar a cambiarlo todo.
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