En Kenia se ense?a sexo por la radio
Desde hace casi dos a?os, 'The Spread' es la principal gu¨ªa para la educaci¨®n sexual de miles de j¨®venes en Kenia, un pa¨ªs donde cada a?o se registran m¨¢s de 77.000 nuevos casos de VIH
¡°El porno se ha convertido en el profesor de sexo para muchos j¨®venes en Kenia. Y no hay peor profesor¡±. A Karen Kaz Lucas, que ha sido cantante, poeta y actriz, le encanta el porno. ¡°A m¨ª me gusta verlo con mis parejas¡±, proclama p¨²blicamente a trav¨¦s de la radio en Internet. Porque puede ser excitante, pero tambi¨¦n deformador para quien no entiende lo que ve. Y en Kenia, pese a ser uno de los pa¨ªses m¨¢s abiertos de ?frica, el sexo sigue siendo un tab¨². Un ejercicio de virilidad masculina. Una obligaci¨®n conyugal para las mujeres. Alejado de las escuelas por influencia religiosa, miles de j¨®venes pagan en forma de VIH y embarazos no deseados la falta de educaci¨®n sexual.
Entre los encargos de su modesto negocio de moda, sus compromisos con Dios y la vor¨¢gine de preguntas de su peque?a de tres a?os, poco tiempo le queda a Marianne para charlar con sus amigas. Por eso, cuando encuentran un rato no dejan de re¨ªr escuchando a Kaz Lucas. No paran de bromear sobre las locuras de una juventud que todav¨ªa les pertenece, pero que hace tiempo han tenido que abandonar. ¡°Pensaba que si ten¨ªa el hijo se enamorar¨ªa m¨¢s de m¨ª¡±, cuenta. Ocurri¨® que el chico se march¨® y a Marianne, por entonces solo una chiquilla de 21 a?os por mucho que los a?os en este lado del mundo valgan doble, su padre la ech¨® de casa. ¡°Pude volver al cabo de tres meses, gracias a que mi madre le convenci¨®¡±.
?Pero qu¨¦ lleva a una joven estudiante a quedarse embarazada? ¡°Se debe a c¨®mo hemos sido educadas¡±, interrumpe Mel. Mientras apura un trago de vino blanco, la joven, tres a?os menor que su amiga, dibuja con sonrisas y aspavientos el relato de g¨¦nero m¨¢s all¨¢ de los barrios altos de Nairobi: el de la Kenia donde el 15% de las mujeres de entre 15 y 19 a?os ya han dado a luz y un 3% m¨¢s est¨¢n embarazadas, donde el matrimonio infantil supera el 25% y la mutilaci¨®n genital, el 27%.
¡°Aqu¨ª las mujeres parece que solo nacemos para cocinar y limpiar¡±, traduce la joven empe?ada en rebelarse contra una ¨¦poca y una forma anquilosada de entender el mundo. ¡°Si conoces a un chico una noche y te vas con ¨¦l eres una zorra a ojos de tus amigas. ?Por qu¨¦?¡±
Con alrededor de 1,5 millones de afectados, la de Kenia es la cuarta mayor epidemia de VIH en el mundo
¡°Incluso para m¨ª. Yo lo he llegado a decir ¡ªde alguna amiga¡ª¡±, reconoce Marianne, perdida en ese debate interno entre la moral cristiana que su familia le inculca cada domingo y las ganas de mirar la vida con otros ojos.
Pese a la libertad de culto y la convivencia de m¨²ltiples creencias, es la comunidad cristiana, mayoritaria en el pa¨ªs, la que conforma las fronteras de la vida p¨²blica: la que persigue con c¨¢rcel las relaciones homosexuales, la que impide abortar a la v¨ªctima de una violaci¨®n, la que entiende que repartir preservativos incita a la promiscuidad. ¡°La religi¨®n juega el mayor papel en la actitud de la sociedad acerca del sexo¡±, resume Kaz Lucas.
En este estrato de Kenia que es mayoritario pero no ¨²nico, el sexo est¨¢ enfocado hacia la procreaci¨®n: solo el hombre, en el ejercicio de lo que las activistas han bautizado como la "exaltaci¨®n de la virilidad africana", tiene derecho a disfrutar:
-¡°Los chicos no nos preguntan qu¨¦ necesitamos. Si lo pasamos bien o no¡±.
-¡°La mayor¨ªa adem¨¢s no quieren usar condones¡±, asegura Mel.
-¡°Incluso los pinchan¡±, bromea, entre risas que esconden verdades, su amiga Marianne.
Criadas en la idea de que ¡°el sexo es una abominaci¨®n¡±, muchas chicas llegan a la pubertad sin conocer su cuerpo, sus necesidades, ni c¨®mo hacer frente a una sociedad en la que el hombre siempre va primero. ¡°Muchos j¨®venes est¨¢n teniendo sexo sin saber lo que est¨¢n haciendo o en lo que se est¨¢n metiendo porque en sus hogares no se est¨¢n teniendo estas conversaciones sobre sexo¡±, advierte Kaz. ¡°Es cierto, nunca hablamos de sexo en casa¡±, coinciden las dos chicas. Este modelo patriarcal est¨¢ detr¨¢s de las escandalosas cifras de violaciones: el 33% de las ni?as en Kenia han sido violadas cuando cumplen los 18 a?os y el 22% de las chicas entre 15 y 19 a?os fueron forzadas a tener su primer encuentro sexual Tambi¨¦n detr¨¢s de una pandemia de VIH que multiplica hasta por seis la probabilidad de contraer la enfermedad entre las mujeres menores de 24 a?os: este colectivo representa ya el 21% de las m¨¢s de 77.000 nuevas infecciones registradas cada a?o.
Sexo en positivo
M¨¢s all¨¢ de la Kenia del libro sagrado existe otro pa¨ªs repleto de americanas de colores, champ¨¢n caro y ritmos carnales que celebra la vida cada noche en los locales del Westlands de Nairobi. Esta Kenia, con sus locales de ambiente y sus fiestas privadas, s¨ª habla de sexo. De un sexo en positivo. Habla de masturbarse, de condones y de relaciones homosexuales. ¡°Se trata de disfrutar del sexo de manera segura. Mientras sea seguro y consentido, el resto depende de ti. Lo que a ti guste no le tiene por qu¨¦ gustar a otro¡±, subraya ¡®Kaz¡¯ Lucas.
Fue esta joven artista, quien ya hab¨ªa formado parte de la versi¨®n keniana de los Mon¨®logos de la Vagina y participado en un documental sobre mujeres supervivientes, la que decidi¨® llevar esta idea del sexo en positivo al otro lado de la burbuja de lujo de Nairobi. Junto a su compa?era Nina Wacera ide¨® en 2015 The Spread, un programa de radio que aclara dudas sobre salud reproductiva y m¨¦todos anticonceptivos al tiempo que reflexiona sobre la monogamia o el sexo despu¨¦s de una ruptura amorosa. ¡°La idea del podcast es que los chicos aprendan a hablar de sexo y tambi¨¦n cambiar la mentalidad de los adultos que han sido criados en esa atm¨®sfera en la que el sexo es visto como algo malo¡±.
El sexo es visto como una abominaci¨®n en Kenia
Convertida en el foco de todas las miradas mientras disfruta de un caf¨¦ bajo el sol reconfortante de la ma?ana en una terraza del Arboretum de Nairobi, ¡®Kaz¡¯ Lucas mantiene invariable su hoja de ruta: poco importan las cr¨ªticas, los hombres que se sobrepasan ni las voces que las tachan de lesbianas. Ni siquiera el Gobierno ha logrado silenciar su programa - ¡°amenazaron con cerrarnos, pero no hac¨ªamos nada contra la ley as¨ª que no pudieron¡±-. Su objetivo: "Reintroducir la educaci¨®n sexual en la escuela¡±.
¡°Hay que empezar por ense?arles a conocer su propio cuerpo, llam¨¢ndolo como corresponde: esto es una vagina, esto un pene¡±, para despu¨¦s educar a los j¨®venes en el sexo seguro. Solo as¨ª Kenia podr¨¢ frenar la expansi¨®n del VIH, una pandemia que afecta a m¨¢s de 1,5 millones de personas ¡ªes el cuarto pa¨ªs del mundo por poblaci¨®n afectada¡ª y que est¨¢ detr¨¢s de alrededor del 29% de las muertes anuales de adultos. ¡°La epidemia afecta adem¨¢s a la econom¨ªa del pa¨ªs reduciendo su producci¨®n per c¨¢pita un 4,1%¡±, advierte un informe del Instituto Nacional de Control del Sida (NACC).
Es la educaci¨®n, contin¨²a Kaz Lucas, el ¨²nico camino para transformar el pa¨ªs. ¡°Se trata de ense?ar a la gente a desaprender las cosas tal y como se las han ense?ado¡±. Hacerles entender que las mujeres tambi¨¦n tienen derecho a disfrutar, que no deben abandonar la escuela al quedarse embarazadas y convencerlos del uso de preservativos para prevenir el contagio de enfermedades. Tres ideas que ¡°lo son todo¡± y que deber¨ªan explicarse en casa y en el colegio.
Mientras esto no ocurra, The Spread continuar¨¢ en la red, bramando contra el silencio, para que chicas como Mel y Marianne encuentren una respuesta a lo que no entienden.
¡°Cuando mi hija crezca¡±, asegura Marianne, ¡°tengo una cosa clara: hablar¨¦ con ella sobre sexo¡±.
Puedes seguir a PLANETA FUTURO en Twitter y Facebook e Instagram, y suscribirte aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.