¡°Por m¨¢s estudios que tengas, uno nunca est¨¢ preparado para ver tanta pobreza¡±
Silvia Cristina Moreno Sierra, de Aldeas Infantiles SOS, trabaja con familias colombianas y venezolanas en La Guajira para proteger a la infancia m¨¢s vulnerable
Silvia Cristina Moreno Sierra (Floridablanca, 1995) secuestr¨® a su propia hermana a la salida del cole. Lo hizo, a fin y al cabo, por su bien, se justifica. Ahora que ya han pasado unos cuantos a?os desde aquello, lo cuenta entre risas, pero en ese momento no le hac¨ªa tanta gracia la situaci¨®n en la que ella y sus seis hermanos viv¨ªan, entre un padre ausente y una madre con depresi¨®n.
¡°Nuestra madre no era apta a cuidar de nosotros y por eso, con 14 a?os, yo misma decid¨ª ingresar a un hogar de acogida¡±, explica. Lo cuenta desde el porche de una de las casas que la ONG Aldeas Infantiles SOS gestiona en Floridablanca, en el departamento de Santander, en el noreste de Colombia. A pocos metros del banco en el que est¨¢ sentada, se encuentra la casa que comparti¨® a lo largo de 10 a?os con una trabajadora social y una decena de j¨®venes en su misma situaci¨®n. Era la ¨²nica de todo el conjunto de pisos a disponer de un ordenador. ¡°Llegu¨¦ con mucha incertidumbre. Ten¨ªa miedo, pero pensaba que siempre pod¨ªa irme si no me sent¨ªa c¨®moda¡±, admite. ¡°No tard¨¦ mucho en adaptarme. Se refer¨ªan el uno al otro con ¡®hermano¡¯... Por fin me convenc¨ª de que alguien me quer¨ªa. Claro, tambi¨¦n hab¨ªa peleas, como en todas las familia¡±. El recuerdo a¨²n le genera conmoci¨®n.
Desde el primer momento hizo todo lo posible para que sus hermanos tambi¨¦n se mudaran a la aldea. ¡°Ense?¨¦ a los servicios sociales que estaban descuidados. Solo me qued¨¦ tranquila una vez que estuvieran aqu¨ª¡±, cuenta. Dos de ellos siguen bajo el cuidado de la organizaci¨®n. Luchar para asegurarse el bienestar de los ni?os y ni?as m¨¢s vulnerables es algo que lleva dentro desde siempre y que hoy se ha convertido en su trabajo, en la misma organizaci¨®n que le acogi¨® de adolescente.
La infancia y los adolescentes representan casi un tercio (31,6%) de la poblaci¨®n de Santander. M¨¢s de 900 entre ellos han perdido el cuidado de sus padres por razones como desnutrici¨®n, situaci¨®n de calle, violencia sexual, maltrato, consumo de sustancias psicoactivas, trabajo infantil.
M¨¢s del 50% de los ni?os menores de cinco a?os en La Guajira est¨¢ malnutrido y la tasa de mortalidad en menores de un a?o es m¨¢s del doble del promedio nacional
Tras acabar los estudios de psicolog¨ªa, Moreno se traslad¨® a La Guajira, en el extremo norte del pa¨ªs, para realizar unas pr¨¢cticas con Aldeas Infantiles SOS. Hace menos de un mes desde que se fue, pero habla como si llevara toda la vida trabajando en protecci¨®n en una de las regiones m¨¢s pobres del pa¨ªs. M¨¢s del 50% de los ni?os menores de cinco a?os est¨¢ malnutrido y la tasa de mortalidad en menores de un a?o es m¨¢s del doble del promedio nacional (31,61 por cada 1.000 nacidos vivos por frente a 17,47 por 1.000). El constante flujo de migrantes que cada d¨ªa cruzan la frontera desde Venezuela complica el panorama ¡ªla regi¨®n acoge a 138.000 venezolanos, de los cuales 53.000 regulares¡ª, aumentando la presi¨®n sobre los escasos recursos.
En La Guajira, Aldeas Infantiles SOS trabaja con 400 ni?os y adolescentes y 300 adultos en tres ciudades (Maicao, Riohacha y Uribia) para abordar temas como la prevenci¨®n de reclutamiento y violencia sexual; orientaci¨®n legal y apoyo psicosocial a las familias migrantes, lugare?as y retornadas; identificaci¨®n de ni?os no acompa?ados y educaci¨®n en emergencias.
¡°Es un trabajo emocionalmente fuerte¡±, confiesa Moreno. ¡°Cada d¨ªa veo a gente durmiendo en la arena y hay ni?os con mucho potencial entre ellos. Lo que m¨¢s me impacta es su implicaci¨®n: les citamos a las dos de la tarde y aparecen una hora antes. Por m¨¢s estudios que tenga, uno nunca est¨¢ preparado para ver tanta pobreza¡±.
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