Mil maneras de navegar por el Tajo y poder contarlo
El r¨ªo que bordea Lisboa es una populosa rambla, de cruceros a petroleros, pero el ferri es el transporte naval m¨¢s c¨®modo y econ¨®mico para conocer la otra orilla
Hay muchas calles lisboetas con menos tr¨¢fico que el Tajo que la bordea. Cruceros, ferris, veleros, yates, canoas, pesqueros, cargueros, petroleros. Un pandem¨®nium de d¨ªa, cuando salen los hippotrips, y de noche, cuando navegan yates con pinchadiscos y barra libre. El brote tur¨ªstico ha acentuado la imaginaci¨®n para navegar por el r¨ªo, ya sea en una carabela de cart¨®n piedra ya sea en lancha r¨¢pida para horror de pescadores y otra gente pl¨¢cida. Son mil maneras de pasear por el r¨ªo, m¨¢s o menos tranquilas, m¨¢s o menos baratas. No todas recomendables.
Bebiendo y bailando. La excusa es ver la ca¨ªda del sol; el anzuelo, un Dj en cubierta con una generosa barra de bar. Cada viernes, a las 18.30, parte el barco ?vora, construido en 1931. Esta excursi¨®n de m¨²sica y bebidas cuesta 35 euros, aunque tambi¨¦n realiza otros recorridos diurnos y familiares. Seaventy dispone de barcos para cualquier capricho, de bodas al chill out.
Remando. En el muelle de Santo Amaro, el Club Ferroviario ofrece la posibilidad de deslizarse en canoa de siete y nueve tripulantes con timonel. No es preciso ser un experto, admiten novatos, que reciben un peque?o cursillo antes de salir. Es una gozada deslizarse a ras del agua en yolas de 15 metros de longitud construidas con cedro brasile?o. Ya en la marina del Parque de las Naciones se pueden alquilar kayaks por horas.
Regateando. La anchura del r¨ªo y la entrada del Atl¨¢ntico permiten muchos d¨ªas de buen viento para la vela ligera, de lucha del hombre contra los elementos. Los clubes Sport Alg¨¦s e da Fundo y la Asociaci¨®n Naval de Lisboa son muy activos. El segundo organiza muchas regatas de fin de semana, que salen desde el muelle de Bom Sucesso, enfrente de los Jer¨®nimos. Sport Alg¨¦s es m¨¢s activo en los cursillos de iniciaci¨®n para ni?os y adultos.
El ferri. Para tocar la otra orilla, la margen sur, nada mejor que las l¨ªneas de ferri, econ¨®micas y con horarios muy continuados. Hay rutas que salen del centro de Lisboa y llegan a Barreiro, Montijo y Seixal, pero los m¨¢s pr¨¢cticos para los turistas son los de Cacilhas y Trafaria. El de Cacilhas sale de Cais de Sodr¨¦ cada 20 minutos m¨¢s o menos, cuesta 1,25 euros y te deja en la esquina de enfrente, con faro, un submarino que da terror solo pensar que hab¨ªa gente que navegaba con eso, y muchas tiendas y restaurantes para turistas, aunque es fundamental ¡ªantes de que empiecen a construir andar por la orilla del r¨ªo, junto a almacenes y f¨¢bricas en ruinas, hasta llegar a ATira-te ao Rio, un restaurante al borde del ¨ªdem, imprescindible.
Para llegar a Traf¨¢ria, ya al borde del mar, el ferri sale de la terminal de Bel¨¦m (1,20 euros). Es la mejor comunicaci¨®n para los que quieren pasar un d¨ªa playero en los inmensos arenales de Caparica. Se embarca la bici, la toalla y el gorro y est¨¢ asegurada una jornada de lujo a precios econ¨®micos.
En autob¨²s. Despu¨¦s de un estreno titubeante, el Hippotrip se ha afianzado como una buena diversi¨®n para ni?os y j¨®venes. Se trata de un autob¨²s flotante que primero da un paseo por la ciudad y despu¨¦s se lanza al r¨ªo entre el griter¨ªo de sus viajeros. 25 euros los adultos; 15, los ni?os.
?A nado? Es posible. El ¨²ltimo que lo consigui¨® fue un joven extranjero, en el verano pasado, de noche y despu¨¦s de tres horas flotando ¡ªparte en alcohol¡ª entre Cais de Sodr¨¦ y Cacilhas. Legalmente, tampoco son frecuentes las traves¨ªas a nado del Tajo, aunque es un reto muy apetecible. El intenso tr¨¢fico naval y la salubridad de las aguas no los recomiendan. Quiz¨¢s la ¨²ltima traves¨ªa organizada fue en 2009 con ocasi¨®n del centenario del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Portugu¨¦s. Los primeros nadadores entre Alg¨¦s y Trafaria tardaron algo m¨¢s de media hora, bastante menos que en la primera edici¨®n, en 1877, cuando el pionero nad¨® entre Terreiro do Pa?o y Barreiro en cuatro horas (en su descargo, all¨ª la distancia es un kil¨®metro mayor). Sin llegar a cruzar, pero s¨ª a darse un chapuz¨®n, hace 25 a?os el actual presidente del pa¨ªs, Marcelo Rebelo de Sousa, se lanz¨® al r¨ªo para intentar ganar la alcald¨ªa de la ciudad. Ya entonces era tan hiperactivo como hoy y tan hipocondriaco, por eso antes de ba?arse consult¨® con su m¨¦dico los riesgos que corr¨ªa. Hoy el agua no est¨¢ tan sucia, pero solo se aconseja el ba?o cuando el Tajo pierde su nombre y comienza el oc¨¦ano.
?Y en avi¨®n? Ahora no, pero en los a?os 20 del siglo pasado, los hidroaviones amerizaban ¡ªaunque no es muy exacto el t¨¦rmino¡ª en el r¨ªo junto a la torre de Bel¨¦n, donde estaba situada la Comandancia de Maria de Aviaci¨®n de aquella ¨¦poca. Los pasajeros bajaban de la aeronave ¡ªaqu¨ª s¨ª, nunca mejor dicho¡ª y posaban sus pies sobre la playita que a¨²n hoy, en d¨ªas de marea baja, se puede ver junto al elegante monumento de Bel¨¦m, puerta occidental de la capital.
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