Nuevo lenguaje para Europa
La UE no es una realidad indestructible sino una construcci¨®n pol¨ªtica
Entre la semana que comienza, y hasta el pr¨®ximo 12 de abril, el proyecto de la Europa unida se enfrenta a uno de los momentos decisivos m¨¢s singulares de su historia. Por primera vez desde la aprobaci¨®n del Tratado de Roma, los Gobiernos y las instituciones comunes no deben decidir acerca de medidas para promover una mayor integraci¨®n, sino para regular la eventual salida de uno de sus miembros. Para llegar a este punto, inimaginable hasta fechas relativamente recientes, ha debido producirse una conjunci¨®n de errores internos en el Reino Unido, coronados por el del ex primer ministro David Cameron al convocar un refer¨¦ndum que arroj¨® el resultado contrario al que ¨¦l defend¨ªa. Pero tambi¨¦n desde el lado de la Uni¨®n y, sobre todo, desde la actitud pol¨ªtica que se ha ido instalando en las instituciones y en los Gobiernos, se han sentado las bases de un problema cuya dificultad objetiva se ve multiplicada por la sensaci¨®n ag¨®nica que provoca el agotamiento de los plazos.
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La posibilidad de que el Reino Unido abandone la Uni¨®n deber¨ªa poner fin a la creencia de que Europa solo avanza mediante crisis, una superstici¨®n que ha servido de excusa para entregar a las inercias de la burocracia decisiones que corresponden a la voluntad pol¨ªtica. Tambi¨¦n deber¨ªa acabar con el sobrentendido de que basta a?adir el adjetivo ¡°europea¡± a cualquier respuesta frente a los problemas de la Uni¨®n para que sea correcta; como demostraron en su d¨ªa la directiva del retorno o, m¨¢s recientemente, las pol¨ªticas adoptadas contra la crisis financiera o para desentenderse del deber pol¨ªtico y moral de prestar ayuda a los refugiados, una respuesta puede ser europea y estar equivocada, e, incluso, ir contra los valores que inspiraron originariamente el proyecto. Invocar la necesidad de m¨¢s Europa ante cualquier riesgo se ha convertido, por ¨²ltimo, en un conjuro m¨¢gico cuya reconfortante melod¨ªa oculta un alarmante vac¨ªo de significado.
La b¨²squeda de un nuevo lenguaje para relanzar la construcci¨®n europea no responde a la necesidad de cambiar unas expresiones por otras, sino a la de transformar radicalmente el punto de vista. La Uni¨®n no es una realidad indestructible, sino una construcci¨®n pol¨ªtica cuyo futuro depende del compromiso de los l¨ªderes y del respaldo de los ciudadanos. Unos y otros parecen estar dando en muchos casos por supuesto que, como realidad, la Uni¨®n sobrevivir¨¢ al retorno de ideolog¨ªas que no disimulan su inspiraci¨®n nacionalista y autoritaria. Sin embargo, y como construcci¨®n que es, la Uni¨®n estar¨¢ a merced de las fuerzas que en los pr¨®ximos a?os logren imponerse en el terreno pol¨ªtico y social. Ser¨¢n estas fuerzas las que decidan sobre su continuidad, no solo en el sentido de que sigan existiendo o no sus instituciones, sino en el de si los europeos comprometidos con el derecho como instrumento para alcanzar la libertad y la justicia nos reconoceremos en ellas.
Espa?a iniciar¨¢ en breve una campa?a electoral, la primera de un largo ciclo que incluir¨¢ poco despu¨¦s una llamada a las urnas europeas. El resultado que arrojen estas no ser¨¢ ajeno a lo que los partidos que aspiran al Gobierno propongan para la Uni¨®n, y de ah¨ª que el silencio que mantienen todos, solo roto por el candidato socialista esta semana, equivalga a una declaraci¨®n de principios acerca de la Espa?a que quieren, as¨ª como del modelo que desean para Europa. Conviene no olvidarlo: una Espa?a que se desentienda hoy de la Uni¨®n, ignor¨¢ndola durante la campa?a electoral, acabar¨¢ pareci¨¦ndose m¨¢s a su pasado que al futuro que dej¨® abierto la Constituci¨®n de 1978, inspirado en las grandes ideas del europe¨ªsmo y en el compromiso de los l¨ªderes que las hicieron posibles.
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