Zaz, la ni?a rebelde de la ¡®chanson¡¯
Es la cantante francesa con mayor proyecci¨®n en el extranjero. Sus temas, llenos de alegr¨ªa y desgarro, cuentan con fans como Pl¨¢cido Domingo, Quincy Jones y Martin Scorsese. En abril, Isabelle Geffroy pasar¨¢ por Madrid para presentar un nuevo disco, Effet miroir.
EN SU NUEVO sencillo, ¡®Qu¨¦ vendr¨¢¡¯, canta un estribillo en castellano. Zaz aprendi¨® a chapurrearlo durante los veranos que pas¨® cerca de Tortosa, en el delta del Ebro, a la sombra de la huerta de una amiga de su madre donde una vieja alberca de hormig¨®n hac¨ªa las veces de piscina. Adem¨¢s, la cantante est¨¢ convencida de haber sido ¡°una prostituta espa?ola, con el pelo muy negro, en una vida anterior¡±. Por esos motivos, tiene en un pedestal a Espa?a, uno de los pa¨ªses donde su m¨²sica funciona mejor. ¡°Cantar en castellano es una manera de agradecerlo¡±, dir¨¢ al comienzo de un distendido encuentro en Par¨ªs, tan poco formal que cuesta definirlo como entrevista. La cita tiene lugar en un peculiar espacio: la sala de un hotel de dise?o situado en los gentrificados barrios del este de la capital francesa, que las empresas suelen alquilar para organizar sesiones de team building. All¨ª, esta cantante de 38 a?os y con aspecto de mochilera parece pintar lo mismo que un pulpo en un garaje.
¡°Intento seguir siendo una ni?a porque cuando dejas de serlo te mueres. Pero he encontrado una serenidad. Me encuentro m¨¢s en paz conmigo misma que en otras ¨¦pocas. Antes estaba muy enfadada. Ahora no es un sentimiento que privilegie. Me gustar¨ªa que mi vida fuese un bonito guion¡±, dice Zaz, nacida con el nombre de Isabelle Geffroy, aunque dice que hoy solo la llaman as¨ª al presentarla en las entrevistas.
¡°Intento seguir siendo una ni?a porque cuando dejas de serlo te mueres. Pero estoy m¨¢s en paz conmigo misma que en otras ¨¦pocas¡±
Ese cambio se refleja en Effet miroir, su cuarto disco de estudio y el primero con temas originales desde hace cinco a?os. En ¨¦l, vuelve a cantar a los peque?os placeres y las grandes decepciones de la existencia, siguiendo la f¨®rmula m¨¢gica con la que conquist¨® a millones de fans en el mundo con su debut en 2010. Aquel ¨¢lbum hom¨®nimo conten¨ªa un super¨¦xito titulado ¡®Je veux¡¯, oda a la autenticidad en un planeta obsesionado con el capital, que la convirti¨® en la cantante francesa con mayor proyecci¨®n internacional. El ¨¢lbum, que presentar¨¢ el 1 de abril en un concierto en el WiZink Center de Madrid, insiste en algunas ideas de su debut. Son canciones buenrollistas pero con un inevitable toque de nostalgia, interpretadas con su voz prodigiosa, ronca pero cristalina, que a muchos les recuerda a las estrellas de la chanson del siglo pasado.
La primera vez que se escucha, parece la cr¨®nica inconfesa de una crisis personal. Se adivina una ruptura. Sus temas est¨¢n escritos en un intento de reafirmar su identidad frente a alguien que la ha puesto en duda, ante un mundo que la desde?a. En los t¨ªtulos abunda la primera persona del singular: ¡°Hablo fuerte¡±. ¡°Las cr¨ªticas me resbalan¡±. ¡°He llegado aqu¨ª y estoy orgullosa¡±. Pese a mostrarse pudorosa, Zaz no lo negar¨¢. ¡°Ese es mi estado permanente: siempre estoy en crisis¡±, bromea. ¡°Este es un disco que responde a una voluntad de conocerme mejor y de liberarme de todo aquello que no me representa. Mi objetivo es encontrar mi propio camino y no ser prisionera de las creencias de los dem¨¢s, de lo que he heredado por v¨ªa familiar o por presi¨®n social¡±.
El disco tambi¨¦n es un compendio de sensaciones experimentadas durante los ocho a?os que ha pasado en la carretera, dando varias vueltas al mundo para acercar su m¨²sica a todos los rincones. Eso se traduce en un popurr¨ª de estilos, que van de Cuba a Laponia, de la fanfarria desbocada al c¨¢ntico intimista sentada al piano. Cuando estudiaba m¨²sica, dej¨® todas las puertas abiertas. ¡°Hice blues, jazz vocal, m¨²sica afrocubana, coros de g¨®spel¡ En mi casa escuchaba a Aznavour y a David Bowie, a Jacques Brel, pero tambi¨¦n a A-ha. Pero las voces que m¨¢s me emocionaban eran las que cantaban a la fe, como Whitney Houston¡±, recuerda. Hay cantantes ecl¨¦cticos, y luego est¨¢ Zaz.
El ¨¦xito la pill¨® por sorpresa. Casi nadie apost¨® por el debut de una desconocida sin experiencia, m¨¢s all¨¢ de haber cantado en los pasillos del metro parisiense ¡ª¡°un episodio ingrato¡±, recuerda¡ª y en los rincones m¨¢s tur¨ªsticos de Montmartre, como la Place du Tertre, a donde los extranjeros acuden buscando las esencias de una ciudad que ha dejado de existir (y puede que no haya existido nunca). ¡°Es un lugar muy cerrado, pero los pintores que hay me hicieron un hueco. Y hasta me dieron dinero para producir mi primer ¨¢lbum. Supongo que llamaba la atenci¨®n, porque una chica gritando en el coraz¨®n del viejo Par¨ªs recordaba a los tiempos de ?dith Piaf¡±. Contra todo pron¨®stico, triunf¨®. Pese a debutar en medio de la peor crisis de la industria discogr¨¢fica, Zaz ha vendido m¨¢s de cuatro millones de discos en todo el mundo. ¡°El ¨¦xito me desestabiliz¨®. Fue violento, intenso, turbador y agotador. Pero siempre fue una suerte que me pasara a los 30 a?os. Diez a?os antes, con lo enfadada que estaba, hubiera sido catastr¨®fico. Creo que lleg¨® en buen momento¡±.
Se dio cuenta de que su vida iba a cambiar al volver de un viaje por Espa?a con su novio de aquella ¨¦poca. Pararon en una gasolinera por cuyos altavoces sonaba el contagioso estribillo de ¡®Je veux¡¯: ¡°Quiero amor, alegr¨ªa, buen humor. / No es vuestro dinero lo que me dar¨¢ la felicidad. / Lo que quiero es morir con la mano en el coraz¨®n¡±. Convertida en millonaria por las ventas, las giras y los royalties, ?ha cambiado Zaz de opini¨®n sobre el asunto desde que escribi¨® esos versos? Tal vez algo molesta, la cantante contesta con un ¡°no¡± lapidario. ¡°Creo que se entendi¨® mal esa letra. Lo que yo rechazaba era el lujo¡±, reflexiona Zaz. ¡°Pero el dinero es importante porque te permite hacer cosas¡±. Entre ellas, cita su apoyo financiero al movimiento Colibri, liderado por el pensador Pierre Rabhi, que cuenta con miles de seguidores en Francia por su mensaje ecologista, antiliberal y antiglobalizaci¨®n. Y tambi¨¦n la fundaci¨®n creada por ella, Zazimut, a trav¨¦s de la que organiza un festival de m¨²sica cada verano en la regi¨®n francesa de la Ard¨¨che, donde tambi¨¦n cita a asociaciones que trabajan por causas en las que cree. ¡°Pierdo 130.000 euros cada a?o. Podr¨ªa comprarme muchas cosas con ese dinero, pero prefiero crear conexiones entre la gente¡±, afirma. Zaz quiere organizar un encuentro parecido en Rusia y montar un festival itinerante en el continente africano, un proyecto largamente acariciado.
Zaz naci¨® en 1980 en Tours, en el valle del Loira, en una familia humilde. Es hija de un t¨¦cnico el¨¦ctrico y de una profesora de espa?ol que se divorciaron cuando ella ten¨ªa nueve a?os. Tras esa separaci¨®n, sobre la que no se extiende demasiado, decidi¨® abandonar el viol¨ªn, que llevaba dos a?os aprendiendo a tocar. ¡°Estaba triste¡±, se limita a decir. No volvi¨® a tocar hasta los 20 a?os, cuando consigui¨® una beca para estudiar en un conservatorio de Burdeos, donde pas¨® una adolescencia repleta de conciertos callejeros y raves clandestinas. En ambas ramas de su ¨¢rbol geneal¨®gico abundaba el gusto por el terru?o, los valores sencillos pero s¨®lidos y un rotundo izquierdismo pol¨ªtico. Y ella, ?a qu¨¦ capilla ideol¨®gica pertenece? ¡°Yo soy humanista. No s¨¦ si eso es ser de izquierdas o de derechas, pero supongo que m¨¢s lo primero¡±, responde. ¡°Aunque, m¨¢s que en la pol¨ªtica cl¨¢sica, creo en los actos ciudadanos. Lo que me interesa es la gente que reinventa el mundo en el ¨¢mbito local, creando huertos colectivos, escuelas alternativas o cooperativas para comer productos sin sustancias qu¨ªmicas¡±.
Su despertar pol¨ªtico fue tard¨ªo. Hasta los 30 a?os no vot¨®. ¡°Pero termin¨¦ entendiendo que muchas generaciones hab¨ªan luchado por el derecho al voto y que yo no ten¨ªa derecho a desaprovecharlo¡±, explica. ¡°Ahora bien, siempre he votado por despecho, por la opci¨®n menos mala y nunca por convicci¨®n¡±, afirma, haci¨¦ndose portavoz de un sentimiento generacional que considera muy extendido. El reciente auge de los extremismos en el mundo le preocupa, pero mantiene la esperanza: ¡°Puede que Trump sea un mal necesario, que permita a la gente darse cuenta de ciertas cosas y la impulse a votar en otra direcci¨®n la pr¨®xima vez¡±. Sobre el ascenso de Marine Le Pen en esas tierras perif¨¦ricas que tambi¨¦n la veneran a ella, patria chica de la protesta de los chalecos amarillos, no se extender¨¢. ¡°Yo no quiero que en Francia haya radicales en el poder¡±, zanjar¨¢.
Su ¨¦xito ha sido incontestable en su pa¨ªs, donde casi todo el mundo ha tenido una compa?era de piso o vecina de rellano que le recuerda a ella. Una de esas chicas de provincias que desembarcan en la capital y tocan en grupos de jazz manouche, la variante gitana del g¨¦nero que se invent¨® Django Reinhardt, a la espera de un ¨¦xito que no siempre llegar¨¢. A ella s¨ª le lleg¨®, pero es consciente de deb¨¦rselo tanto o m¨¢s a sus fans internacionales que a sus compatriotas. Zaz ha vendido la mitad de sus discos y realizado la mitad de sus conciertos en el extranjero, caso poco habitual en la m¨²sica francesa de hoy.
Entre sus fans hay personajes tan c¨¦lebres como Martin Scorsese, que le pidi¨® una canci¨®n para su pel¨ªcu?la Hugo, al considerar que su voz lograba transportar autom¨¢ticamente a los a?os treinta. Pl¨¢cido Domingo accedi¨® a interpretar un d¨²o con ella, igual que Pablo Albor¨¢n ¡ªfirmaron una versi¨®n de Sous le ciel de Paris, una de esas viejas canciones que popularizaron Piaf, Juliette Gr¨¦co e Yves Montand¡ª y que el cantante de Rammstein, Till Lindemann, con quien ha colaborado recientemente. Y Paul Krugman, conocido por sus columnas de referencia en The New York Times, le declar¨® su admiraci¨®n en su blog.
Para explicar su ¨¦xito, Zaz dice que solo ha intentado cumplir sus visiones en realidad. Una vez se le apareci¨® Quincy Jones en sue?os. Decidi¨® pedir al m¨ªtico m¨²sico que le produjera un tema. ¡°Mi propio equipo puso los ojos en blanco y me trat¨® de ilusa¡±, recuerda. Para sorpresa de todos, respondi¨® que s¨ª. Su nuevo empe?o es que le haga caso Dr. Dre, el productor de hip-hop que convirti¨® en reyes del g¨¦nero a Tupac Shakur y Kendrick Lamar. Y luego hay otra fantas¨ªa en la que se ve convertida en madre. Ese ser¨¢ el pr¨®ximo cap¨ªtulo de su vida. ¡°Tambi¨¦n me planteo adoptar. S¨¦ que puede ser un proceso largo y complicado, pero soy muy cabezota¡±, asegura. Lo dicen sus ¨²ltimos versos: ¡°Si me pierdo, es que ya me he encontrado. / Y s¨¦ que debo continuar¡±.
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