El centro para S¨¢nchez
El presidente del Gobierno es un pol¨ªtico l¨ªquido de su tiempo, proteico, como Albert Rivera
El expresidente colombiano Juan Manuel Santos, de visita a Espa?a esta semana para presentar La batalla por la paz, reflexionaba sobre esa estrategia pol¨ªtica de minar el liderazgo mediante el ataque sistem¨¢tico a alguna supuesta debilidad, percutiendo ah¨ª implacablemente. Entrevistado en la Ser por Pepa Bueno, recordaba la campa?a feroz que a ¨¦l le toc¨® sufrir en el proceso de paz bajo eso que los brit¨¢nicos llaman asesinar el car¨¢cter. En su caso ¡ªevoc¨®¡ª la consigna era ¡°traidor¡±. Ciertamente Santos sufri¨® un acoso constante que lo presentaba como traidor a Colombia, a las v¨ªctimas y a su dignidad. Y en su an¨¢lisis era f¨¢cil reconocer el caso paralelo, aunque con diferencias obvias, de Pedro S¨¢nchez, a quien desde su primer minuto en la Moncloa lo se?alaron como traidor a Espa?a, que es el marco con el que ha operado la oposici¨®n durante todos estos meses. Ha sido una estrategia concienzuda para imponer el mito del fel¨®n en el imaginario colectivo.
No parece que esta estrategia, sin embargo, haya da?ado a S¨¢nchez. Al pa¨ªs s¨ª, eso seguro. Espa?a est¨¢ ahora m¨¢s polarizada, con diferencias agudizadas en la espiral irresponsable de crispaci¨®n que alimentan c¨ªclicamente unos y otros desde hace d¨¦cada y media. Y sin embargo S¨¢nchez, como Santos, puede salir bien parado. Los sondeos apuntan en esa direcci¨®n. La irrupci¨®n de Vox ha provocado movimientos tect¨®nicos que finalmente han despejado el espacio central. La l¨®gica vetocr¨¢tica de Ciudadanos es f¨¢cil de interpretar: la fuga masiva de votos hacia Vox, atra¨ªdas por un nacionalismo populista de derecha fet¨¦n, requer¨ªa un sellado potente. De ah¨ª el veto al PSOE. Claro que esto, de dudosa eficacia, les arrastra hacia la derecha mal que pese a liberales y socialdem¨®cratas. Y ese desplazamiento tiene grandes riesgos. El propio Santos recomendaba ¡°mucha paciencia a los que somos de extremo centro¡±. Pero Rivera no ha resistido. As¨ª pues, S¨¢nchez se ha encontrado con el centro despejado, y m¨¢rgenes de maniobrabilidad cada vez m¨¢s amplios.
S¨¢nchez no es un centrista sino un pol¨ªtico l¨ªquido de su tiempo, proteico, como el propio Rivera. Eso hace m¨¢s dif¨ªcil que se le pueda asesinar el car¨¢cter. Muchos de sus giros resultan manifiestamente oportunistas, pero no se le puede reprochar que oscile entre Ciudadanos y Podemos, que son sus fronteras, como el PP oscila entre Ciudadanos y Vox. La diferencia es que el PP se ha asfixiado ah¨ª, en un espacio cada vez m¨¢s estrecho; y el PSOE, en cambio, se ha ense?oreado de una franja amplia. Algo semejante sucedi¨®, en sentido contrario, cuando irrumpi¨® Podemos. De hecho, aunque la derecha trate de sacar al PSOE del consenso constitucional, es la derecha la que aleja este. Garc¨ªa Egea, con lenguaje tremendista, ha exigido a Ciudadanos y a Vox ¡°estar unidos contra la barbaridad de que S¨¢nchez siga en la Moncloa¡±. Para a?adir, con estilo salviniano, que ¡°S¨¢nchez es el enemigo¡±. La paradoja es que esta deriva le ampl¨ªa a S¨¢nchez el espacio ganador.
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