No hay modo de acostumbrarse a la violencia
Cuando los conflictos afectan a los menores, a su familia y a su comunidad las consecuencias en su salud mental ser¨¢n mucho peores
Los ni?os y adolescentes padecen tantos problemas de salud mental como los adultos. M¨¢s de la mitad de estos trastornos comienzan en la adolescencia, pero a menudo no se detectan. Algunos incluso empiezan en la infancia, aunque no se desarrollen hasta la vida adulta.
Debido a la naturaleza del trabajo de M¨¦dicos sin Fronteras (MSF), los ni?os a los que asistimos acarrean no pocos de estos trastornos. Muchos relacionados con la exposici¨®n a eventos traum¨¢ticos ¡ªque ellos afrontan con mayor dificultad¡ª como la violencia, los desastres naturales, la desaparici¨®n de sus padres, etc¨¦tera.
En un inicio podr¨ªa pensarse que estos menores sufren un trauma provocado por un suceso de violencia ¨²nico, como el asesinato de un familiar, por ejemplo. Pero vemos que la mayor¨ªa sufre de m¨²ltiples eventos: desplazamiento forzoso, ser testigo de tiroteos o de asesinatos, violencia sexual. Algunos retos que afrontamos son la falta de profesionales de salud mental en general, y espec¨ªficamente para ni?os y adolescentes, que hay en los lugares donde trabajamos.
Involucrar a los padres en el tratamiento
Los ni?os experimentan de manera diferente a los adultos y expresan sus sentimientos de otro modo. Los m¨¢s peque?os ven el mundo a trav¨¦s de sus cuidadores. Sienten y reproducen las emociones de sus padres. Si la familia atraviesa momentos dif¨ªciles lo sentir¨¢n incluso aunque no comprendan lo que est¨¢ sucediendo. Si los padres est¨¢n estables y optimistas ante una cat¨¢strofe o violencia, los hijos se sentir¨¢n m¨¢s seguros.
Involucrar a los padres o cuidadores en la terapia del ni?o y el adolescente es uno de nuestros grandes desaf¨ªos. En situaciones de conflicto y emergencias humanitarias, estos cuidadores, si no est¨¢n ausentes ¡ªmuertos, desaparecidos¡ª, a menudo han estado expuestos a situaciones extremas y, a veces, tambi¨¦n sufren problemas o trastornos de salud mental, lo que impide que cumplan su papel.
Involucrar a los padres o cuidadores en la terapia del ni?o y el adolescente es uno de los grandes desaf¨ªos
O simplemente no pueden acudir a la consulta m¨¦dica porque no pueden dejar su trabajo y perder una jornada de salario. Las necesidades b¨¢sicas son tan grandes que a menudo vemos este tipo de disyuntivas. Este hecho est¨¢ ligado a otro de los grandes retos de MSF: que un menor en tratamiento acuda al menos a tres o cuatro sesiones de terapia. Esto no suele ocurrir porque no hay un adulto que lo acompa?e o porque la familia no dispone de dinero para pagar el transporte.
Cuando identificamos a un ni?o con un problema de salud mental, evaluamos a toda la familia para conocer la din¨¢mica de su entorno y el apoyo que puede obtener de sus familiares. Adem¨¢s, verificamos si otros miembros de la familia tienen problemas de salud mental. El ni?o que acude a un centro de salud de MSF en ocasiones podr¨ªa no ser el m¨¢s afectado y ser solo el que expresa s¨ªntomas. Ayudamos a los padres, o cuidadores, a entender qu¨¦ le ocurre al ni?o y c¨®mo pueden darle apoyo, compartiendo actividades y juegos, explic¨¢ndole lo que sucede y ayud¨¢ndolo a recuperar su confianza.
La verg¨¹enza y el estigma
En contextos de extrema violencia, los adolescentes y los ni?os soportan una pesada carga. En Sud¨¢n del Sur, donde MSF tiene un programa de ayuda a ex ni?os soldado, algunos se sienten culpables por las acciones que realizaron bajo ¨®rdenes de adultos, tienden a reproducir la violencia que han vivido y se requieren horas de atenci¨®n psicol¨®gica como parte de su rehabilitaci¨®n.
En las crisis humanitarias atendemos muchos casos de violencia sexual. Las agresiones sexuales a menores son un problema mundial. Durante 2018, la mayor¨ªa de los ni?os y adolescentes que hemos atendido hab¨ªan sufrido abusos fuera de su familia; a menudo, por actores armados.
En algunos pa¨ªses, esto sigue siendo un tema tab¨², igual que el suicidio. A menudo, los pacientes que han sufrido abusos o que han tratado de quitarse la vida terminan estigmatizados y su verg¨¹enza dificulta a¨²n m¨¢s la identificaci¨®n. Trabajamos con las comunidades para comprender y sensibilizar sobre estos temas. Nuestros equipos pueden enfrentarse a dilemas dif¨ªciles, cuando alguien necesita protecci¨®n en una zona donde no hay mecanismos de protecci¨®n.
Dibujos, terapias en grupo y masajes de beb¨¦s
Las dificultades, retos y desaf¨ªos que comporta el trabajo en salud mental, hace que MSF est¨¦ en continuo refuerzo de los programas psicosociales. Nuestros equipos llevan a cabo diferentes t¨¦cnicas dependiendo de los problemas del paciente. Para ni?os desnutridos, por ejemplo, usamos masajes para los beb¨¦s, y otras actividades de estimulaci¨®n psicosocial que refuerzan el v¨ªnculo entre el cuidador y el ni?o, adem¨¢s de estimular los sentidos y favorecer el desarrollo. En nuestros proyectos, como en Etiop¨ªa o Irak tenemos rincones de juego, donde se lleva a cabo la estimulaci¨®n psicosocial cada d¨ªa.
El dibujo es otra de las herramientas, especialmente para ni?os que han sufrido traumas en conflictos armados. Si bien la terapia verbal funciona con adultos, no puede emplearse como t¨¦cnica principal en ni?os. Los dibujos pueden ser sobre lo que les pas¨® o sobre sus pesadillas. Luego trabajamos con estos dibujos para comprender c¨®mo se siente el ni?o y qu¨¦ entiende sobre lo que le ha sucedido. Adem¨¢s, transformando los dibujos el temor y las pesadillas van diluy¨¦ndose poco a poco.
Si bien hay personas que tras una situaci¨®n extrema experimentan un crecimiento personal (crecimiento postraum¨¢tico) tras una exposici¨®n continua a eventos violentos la capacidad de resistencia y la resiliencia termina por debilitarse o quebrarse. Cuando adem¨¢s esta violencia afecta a los menores, a su familia y a su comunidad las consecuencias en su salud mental ser¨¢n mucho peores. No hay modo alguno de acostumbrarse a la violencia.
Cristina Carre?o es referente de Salud Mental de M¨¦dicos Sin Fronteras (MSF).
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