Los nuevos amos de la coca en Galicia
Mientras lanchas llenas de hach¨ªs cruzan el Estrecho, en el norte otras planeadoras cargadas de coca¨ªna siguen descargando en Galicia. Tras los excesos de los a?os noventa, los gallegos han aprendido a huir de los focos. En silencio, desde las R¨ªas Baixas opera un imperio de transporte de coca que en los ¨²ltimos a?os se ha extendido a varios puertos europeos, a ?frica y al Mediterr¨¢neo oriental.
CERCA DEL CENTRO de Pontevedra, frente a la r¨ªa, hay una bonita casa de dos pisos. A las once de la ma?ana del pasado 15 de noviembre, en los alrededores de ese chal¨¦ solo se ve¨ªa a un hombre haciendo deporte, a una pareja dando un paseo, a un conductor buscando aparcamiento. Por la calle se aproximaron un coche y una furgoneta. El port¨®n de la vivienda se abri¨® lentamente y los veh¨ªculos entraron. El inspector Alfredo D¨ªaz, que aguardaba ese instante, agarr¨® el pesado terminal del equipo de transmisiones y orden¨®: ¡°?Adelante!¡±. Dos coches camuflados surgieron de la nada y se atravesaron en la calle, bloque¨¢ndola. De ellos descendieron cuatro hombres armados, ataviados con chalecos en los que se le¨ªa la palabra ¡°POLIC?A¡±, y corrieron hacia la casa. Tambi¨¦n corrieron hacia ella el supuesto deportista y la pareja que paseaba junto al mar. Dentro, cinco individuos introduc¨ªan paquetes en un compartimento secreto del turismo. Parec¨ªan libros: eran rectangulares y, a modo de portada, llevaban la imagen de una cabeza de caballo dentro de una herradura. ¡°?Al suelo! ?Al suelo!¡±, les gritaron los agentes. Ninguno de los hombres opuso resistencia. El inspector D¨ªaz sac¨® su m¨®vil e hizo una llamada: ¡°Tenemos la coca¨ªna¡±, dijo.
Era la se?al que esperaban sus colegas de Madrid y de la localidad pontevedresa de Ribadumia para entrar en otras viviendas. En las tres fases de la operaci¨®n, denominada Poseid¨®n y liderada por los Grupos de Respuesta Especial para el Crimen Organizado (Greco) de Galicia, fueron detenidas 15 personas y decomisados 650 kilos de coca¨ªna. En la calle, el valor del alijo habr¨ªa alcanzado 39 millones de euros. Ese volumen de droga no es inusual. Como recuerda el comisario jefe de la Brigada Central de Estupefacientes, Antonio Duarte, ¡°Espa?a sigue siendo el segundo consumidor de coca¨ªna de Europa, solo por detr¨¢s del Reino Unido¡±. Antes de su destino actual, Duarte estuvo 11 a?os al frente de Greco Galicia. Durante su etapa fueron aprehendidos 200.000 kilos de coca¨ªna destinados a la regi¨®n.
El escenario. O Saln¨¦s es una comarca situada entre las r¨ªas de Arousa y de Pontevedra. Ese territorio de costa enrevesada, con 112.000 habitantes, es en verano un para¨ªso para los turistas: playas de arena fina, agua transparente y buena comida. Pero tras la postal amable se esconde otra realidad. O Saln¨¦s es un lugar fundamental para un negocio que arranca en la selva colombiana y mueve 75.000 millones de euros al a?o en todo el mundo ¡ªla cuarta parte del presupuesto espa?ol¡ª, seg¨²n la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC). Eso lo saben bien las agencias tur¨ªsticas. La conocida Gu¨ªa Repsol ofrece as¨ª uno de sus recorridos: ¡°De Noia a Cambados. Los escenarios del narco gallego sin pizca de harina¡±. La web Besherpa anuncia: ¡°Ruta Fari?a: Winston de batea + ?con ruta en planeadora! Todos los viernes¡±.
¡°El epicentro de la coca¨ªna es la comarca de O Saln¨¦s. All¨ª est¨¢n las personas del negocio¡±
De O Saln¨¦s eran varios de los 15 detenidos en la Operaci¨®n Poseid¨®n, desencadenada por las andanzas en Colombia del gallego Jorge G¨®mez Calvi?o. G¨®mez, que fue representante del cantante Manu Chao, aparec¨ªa como investigado en varias operaciones de la polic¨ªa.
El jefe del Greco Galicia, Emilio Rodr¨ªguez Ramos, conoce la comarca como la palma de su mano: ¡°El epicentro de la coca¨ªna es O Saln¨¦s. Es donde las personas del negocio se manejan bien. Es su zona. Son sus gentes. Yo entro en un bar de all¨ª y con el [poco] acento que tengo inmediatamente empiezan a controlarme¡±.
En O Saln¨¦s viven la mayor¨ªa de los sospechosos habituales del tr¨¢fico de drogas. Tienen en qui¨¦n inspirarse: de all¨ª son Sito Mi?anco (Cambados), Manuel Charl¨ªn (Vilanova de Arousa), Laureano Oubi?a (Cambados)¡ All¨ª se levantan mansiones de los mayores narcotraficantes gallegos. Aunque es verdad que las cosas ya no son como en los a?os noventa, cuando los narcos se paseaban por las calles de esas localidades en Porsche o Ferrari. El alcalde de Vilagarc¨ªa de Arousa, Alberto Varela (PSOE), se esfuerza en subrayar el cambio que ha vivido la capital de la comarca: ¡°Narcotr¨¢fico hay en toda Espa?a. Ahora, que sigue habiendo narcotraficantes a menor escala de los que hab¨ªa antes, seguro. Que son m¨¢s discretos que los que hab¨ªa antes, tambi¨¦n¡±.
Desde su reci¨¦n estrenado despacho del Complejo Policial de Canillas, en Madrid, el comisario Duarte explica: ¡°Ahora los narcos buscan la invisibilidad. Lo que m¨¢s les preocupa es que se hable de ellos¡±. Pero que no se los vea no significa que hayan abandonado el negocio: ¡°En Galicia siguen estando los cerebros, los que tienen relaciones con los colombianos. El gallego es el ¨²nico a quien los colombianos le pueden dar grandes cantidades de coca¨ªna en un barco. Es el organizador de todo. Cobra su comisi¨®n en alta mar, en coca¨ªna, y se la lleva para Galicia. El resto se lo entrega a los compradores: en Madrid, Barcelona o R¨®terdam, para desde all¨ª ser distribuida por toda Europa¡±.
Los capos. La producci¨®n de coca¨ªna alcanz¨® en 2016 ¡°el mayor nivel jam¨¢s registrado¡±, seg¨²n el ¨²ltimo informe de la UNODC. En total, de las selvas de Colombia, Bolivia y Per¨² salieron 1.410 toneladas de esa sustancia, un 25% m¨¢s que el a?o anterior. Desde que el Gobierno colombiano y las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) firmaron el acuerdo de paz, en septiembre de 2016, muchos antiguos guerrilleros se han convertido en productores de coca¨ªna, seg¨²n afirma un informe de la DEA (Drug Enforcement Administration). ¡°Ahora mismo, los colombianos necesitan dar salida al excedente que tienen¡±.
¡°Los gallegos cobran su comisi¨®n en alta mar, en coca¨ªna, y se la llevan para Galicia¡±
Eso explica por qu¨¦ Daniel Barrera, El Loco, sucesor de El Chapo Guzm¨¢n y actualmente preso en EE UU, ha dado orden de ¡°inundar¡± las r¨ªas de droga. Dairo Antonio ?suga, Otoniel, jefe del cartel del Golfo, tambi¨¦n est¨¢ interesado en Galicia, a donde ha enviado a varios emisarios, seg¨²n declara el periodista V¨ªctor M¨¦ndez Sanguos. Su ensayo Narcogallegos (Los Libros de la Catarata) se ha convertido en el volumen de cabecera de muchos polic¨ªas.
Los capos de la droga que viven en O Saln¨¦s poseen lo fundamental: ¡°El contacto directo con los proveedores colombianos. Directo¡±, subraya el comisario Duarte. ¡°Viajan a Colombia, pueden incluso pasar parte del a?o all¨ª. Eso hace que la droga les salga m¨¢s barata y les permite reducir riesgos¡±.
La polic¨ªa tiene vigiladas en Galicia a casi un centenar de personas por su presunta relaci¨®n con el narcotr¨¢fico. La lista es secreta, pero cuando los medios de comunicaci¨®n locales hablan de sus posibles integrantes, hay varios nombres que se repiten con frecuencia. Son los de ?scar Manuel Rial Iglesias, El Pastelero; Jos¨¦ Constante Pi?eiro B¨²a, Costi?as, y Juan Manuel Vidal Pad¨ªn, El Burro. Ninguno de ellos ha sido condenado por narcotr¨¢fico.
Del rostro del Pastelero solo existe en Internet una foto. Fue tomada en 2013 en la Audiencia Nacional, durante el juicio del San Miguel, un pesquero que en 2008 fue abordado en medio del Atl¨¢ntico por el Servicio de Vigilancia Aduanera cuando intentaba trasvasar 3.400 kilos de coca¨ªna a varias planeadoras. El Pastelero aparece en la segunda fila del banquillo de los acusados, justo detr¨¢s de Costi?as. Es un hombre de unos 40 a?os, moreno, fuerte. La Fiscal¨ªa lo culpaba de dirigir la operaci¨®n, y a Costi?as, de ser su principal socio. Toda la acusaci¨®n se sustentaba sobre el testimonio de un marinero que hab¨ªa trabajado para ellos. Durante varios a?os, la polic¨ªa lo hab¨ªa mantenido protegido, pero, como en las pel¨ªculas de g¨¢nsteres, desapareci¨® en v¨ªsperas del juicio. Antes de esfumarse pas¨® por una notar¨ªa para escribir una carta: en ella ped¨ªa perd¨®n al Pastelero y afirmaba que todo lo que hab¨ªa declarado hasta entonces a las autoridades era mentira.
Aquella fue la segunda vez que el Pastelero se libr¨® de una condena por tr¨¢fico de drogas. En la ocasi¨®n anterior hab¨ªa sido grabado por la polic¨ªa, tambi¨¦n junto a Costi?as, durante una reuni¨®n que varios capos colombianos y gallegos celebraron en un lugar sorprendente: el hospital 12 de Octubre de Madrid. Se produjo en diciembre de 2006. Sin embargo, los agentes no lograron identificarlos hasta 2011. Cuando los llevaron ante el juez, este los dej¨® libres. Su decisi¨®n fue muy pol¨¦mica.
¡°Muchos narcos de los a?os noventa trabajan de comisionistas para los colombianos¡±
El Pastelero fue condenado en 2014, pero no por tr¨¢fico de drogas, sino por fraude fiscal. Pag¨® sin rechistar los 700.000 euros de la multa que le impuso el Ministerio de Hacienda y los 200.000 euros de fianza para abandonar la c¨¢rcel. Desde entonces, su vida est¨¢ rodeada de misterio. Como la de Costi?as y la de El Burro. De este ¨²ltimo solo se sabe que tiene varios negocios en O Saln¨¦s y que vive la mayor parte del a?o en Colombia.
V¨ªctor M¨¦ndez, el autor de Narcogallegos, retrata con una an¨¦cdota la obsesi¨®n de los tres por pasar inadvertidos: ¡°Uno de ellos hizo un viaje en moto con su grupo desde la r¨ªa de Arousa a Santiago. Antes de salir, advirti¨® a sus acompa?antes que no se levantaran la visera del casco porque la polic¨ªa pod¨ªa estar vigil¨¢ndolos. En el peaje de Santiago, a 10 kil¨®metros de la ciudad, uno se la levant¨® para pagar. Su jefe no dijo nada, pero cuando llegaron a la ciudad le aplic¨® un correctivo¡±.
Los responsables de las fuerzas del orden son extremadamente cautelosos al hablar de estos hombres, ?todos ellos empresarios de ¨¦xito. De su defensa se ocupan algunos de los m¨¢s cotizados penalistas del pa¨ªs, como Francisco Miranda, abogado del Pastelero, o Gonzalo Boye, letrado de Sito Mi?anco, de Marcial Dorado y tambi¨¦n de Carles Puigdemont y de otros pol¨ªticos catalanes huidos de la justicia. El juez Jos¨¦ Antonio ?V¨¢zquez Ta¨ªn, que en el pasado se ocup¨® de casos sonados de narcotr¨¢fico, ha comentado con iron¨ªa que, al final, quienes se hacen ricos son los car¨ªsimos abogados de los narcos.
Los comisionistas. Cuando fue detenido en su chal¨¦ de Algeciras hace un a?o, Sito Mi?anco todav¨ªa era el n¨²mero uno. En su poder ten¨ªa un guion plastificado de la serie de televisi¨®n Fari?a, que a¨²n no hab¨ªa sido estrenada. En ella se narra su historia desde los tiempos en que recorr¨ªa la r¨ªa de Arousa a los mandos de una planeadora cargada de tabaco hasta su salto al tr¨¢fico de drogas. Con su entrada en la c¨¢rcel, acusado de ser el m¨¢ximo responsable de una trama que distribu¨ªa coca¨ªna a Espa?a, Holanda, Italia y Albania, se cierra una ¨¦poca. ?l era el ¨²ltimo de los antiguos capos gallegos capaces de comprar la droga en Sudam¨¦rica y traerla a Europa. Ahora esa funci¨®n la desempe?an otros. La mayor¨ªa de los dem¨¢s protagonistas de Fari?a han pasado a un segundo nivel: se han convertido en comisionistas. Conservan el nombre y tienen algunos contactos. Con ambas cosas consiguen ir haciendo negocios.
En O Saln¨¦s abundan los tipos como ellos. El comisario Duarte explica que la mayor¨ªa ha hecho sus contactos con los narcos colombianos en la c¨¢rcel. ¡°En prisi¨®n les dicen: ¡®Yo tengo lanchas, yo tengo barcos, yo tengo gente que te la alija [la droga], yo tengo coches con doble fondo, comunicaciones satelitales, radios¡ Yo tengo todo¡¯. Cuando salen [a la calle], los llaman: ¡®Oye, pues hay una operaci¨®n en marcha. ?Tendr¨ªas un barco?¡¯. ¡®Claro, joder. Pero me tienes que dar 150.000 euros¡±. A la c¨¢rcel la llaman ¡°la universidad¡±.
Los colombianos suelen sancionar los errores con palizas. El 11 de abril de 2018, dos individuos entraron en el caser¨®n que Manuel Charl¨ªn tiene en Vilanova de Arousa y les propinaron sendas tundas a ¨¦l y a su hijo Melchor. Al mismo tiempo, uno de sus socios, V¨ªctor Manuel P¨¦rez Santos, recibi¨® otra paliza en Portugal. La polic¨ªa cree que los dos sucesos estuvieron relacionados con un fallo del clan a la hora de cumplir lo acordado con los due?os del cargamento del Tit¨¢n III, un remolcador que cuatro meses m¨¢s tarde ser¨ªa capturado con 2.500 kilos de coca¨ªna frente a Senegal. Adem¨¢s de ellos, en la operaci¨®n fue detenido otro narcotraficante hist¨®rico: Jacinto Santos Vi?as. Para la polic¨ªa, este hombre es el ejemplo de que tambi¨¦n hay comisionistas serios. ¡°Sali¨® de prisi¨®n unos d¨ªas y organiz¨® toda la operaci¨®n¡±, afirma Duarte. ¡°Los tipos como ¨¦l no gastan bromas. Van al trabajo. Si dicen que tienen un barco, tienen un barco¡±.
¡°Los gallegos han convertido ?frica occidental en una base de operaciones¡±
Al ser detenidos, muchos comisionistas se llevan las manos a la cabeza. El jefe del Greco Galicia ha visto esa escena muchas veces: ¡°Lo primero que dicen es: ¡®?Yo por tr¨¢fico de drogas? ?Yo en mi vida he visto un paquete de droga! ?Yo jam¨¢s he vendido ni comprado droga!¡¯. Creen que no tienen nada que temer, pero son unos miembros m¨¢s del grupo de narcotraficantes. Les pueden caer hasta 10 a?os por intermediar en una operaci¨®n¡±.
Un escal¨®n por debajo de los comisionistas se mueven los due?os de las planeadoras, los pilotos, los almacenistas¡ ¡°Son gente habitual en el negocio¡±, afirma el inspector Alfredo D¨ªaz. ¡°En todas las investigaciones suelen salir los mismos nombres¡±. Esos grupos ¡ªdecenas, seg¨²n el inspector jefe Rodr¨ªguez Ramos¡ª se asocian a conveniencia: uno pone la lancha, otro los motores, otro el gasoil. ¡°Cuando vas a detenerlos, resulta que uno es de la organizaci¨®n de fulano, el otro de la banda de mengano, el otro¡¡±, cuenta el comisario Duarte.
Pero los hombres que descargan la droga a pie de los acantilados y los transportistas que la trasladan a un lugar seguro corren un gran riesgo por unos pocos miles de euros: mientras que una persona que va a ganar en la operaci¨®n 500 millones puede ser sentenciada a 12 o 14 a?os de c¨¢rcel, ellos pueden pasar un decenio entre rejas. Hace dos a?os, el Tribunal Supremo dict¨® sentencia sobre una operaci¨®n denominada Tabaiba que envi¨® a prisi¨®n a 15 miembros de las dos mayores organizaciones de narcotransportistas que hab¨ªa en 2009. Fueron intervenidos alrededor de 5.000 millones de euros en propiedades, pero el 99,9% de ellas estaban en manos de solo tres personas. Las dem¨¢s no ten¨ªan absolutamente nada. ¡°Me consta que una de ellas, a la que le han ca¨ªdo 10 a?os, estaba recibiendo ayuda de C¨¢ritas de Vilanova de Arousa para dar de comer a su esposa y a sus hijos¡±, asegura el inspector jefe Rodr¨ªguez Ramos.
El periodista V¨ªctor M¨¦ndez ha identificado varias de esas organizaciones. Entre ellas destacan Os Piturros y Os Peques, en Vilanova de Arousa, y Os Lul¨²s, en la Costa da Morte. Cuando las planeadoras cargadas de coca¨ªna descubren que hay vigilancia al sur de la r¨ªa de Arousa, viran hacia el norte, a Riveira. Si all¨ª tambi¨¦n las esperan, enfilan hacia la Costa da Morte. Es el lugar preferido de los narcotraficantes para descargar. Os Lul¨²s controlan las escasas carreteras y tienen chivatos en toda la zona. El terreno abrupto hace que las fuerzas del orden tarden hasta dos horas en ir desde la carretera principal hasta el lugar de la descarga. Cuando consiguen llegar, todo ha terminado.
El negocio. Para unos pocos, el tr¨¢fico de coca¨ªna es un negocio suculento. Un kilo de droga cuesta 2.200 euros en la selva colombiana, 29.000 en las playas de Galicia y 60.000 al menudeo en las calles de Madrid, Barcelona o Sevilla. El problema est¨¢ en llevarlo desde el primer punto hasta el ¨²ltimo. Y en ese trabajo los gallegos pasan por ser los mejores de Europa. ¡°Hay dos grandes grupos con capacidad econ¨®mica para organizar operaciones¡±, afirma el inspector jefe Rodr¨ªguez Ramos. No solo llevan la droga a Galicia. Sus cargamentos pueden viajar en contenedores que entran por el puerto de Algeciras, por el de Valencia o por el de R¨®terdam. Pero el papel fundamental de los gallegos es el que se?al¨® Sito Mi?anco poco antes de que la polic¨ªa lo cogiera cuando acababa de introducir 616 kilos en un contenedor por R¨®terdam y se dispon¨ªa a meter otros 3.800 en Espa?a en un remolcador: ¡°Lo nuestro es el mar¡±.
La coca¨ªna entra en Galicia por tres medios: contenedores, pesqueros y planeadoras. Las rutas marinas han repuntado en los ¨²ltimos dos a?os, seg¨²n Jaime Gay¨¢, jefe de Aduanas de Galicia: las 11,6 toneladas aprehendidas en el mar y en los puertos en 2017 se convirtieron en 31,6 en 2018. Esa tendencia se mantuvo el a?o pasado; hasta octubre hab¨ªan sido intervenidas 25,3 toneladas.
¡°En Galicia hay mucha tradici¨®n de construcci¨®n naval¡±, dice Gay¨¢. En la r¨ªa de Arousa abundan los astilleros. ¡°Muchas de las narcolanchas que han sido interceptadas en el Estrecho hab¨ªan sido construidas en Galicia¡±, a?ade. En lugares como O Facho, la polic¨ªa ha decomisado varias. Y en Gra¨¹nner ha entrado varias veces. ¡°Las nuevas lanchas tienen 20 metros de eslora y llevan siete motores de 300 caballos cada uno. El dep¨®sito ocupa toda la quilla. Pueden ir desde aqu¨ª a Cabo Verde¡±, explica Ambrosio Fontes, patrono de la Fundaci¨®n Galega contra o Narcotr¨¢fico y funcionario del Servicio de Vigilancia Aduanera. Los pilotos gallegos tienen una fama bien ganada. Algunos de ellos conducen planeadoras en el Estrecho, cobran en hach¨ªs y lo llevan a Galicia.
Cuando dise?¨® la operaci¨®n que lo llev¨® a la c¨¢rcel hace un a?o, Mi?anco utiliz¨® los tres medios: un mercante que iba cargado de droga hacia Holanda, un pesquero para darle cobertura y potentes planeadoras para recoger parte de la coca¨ªna cuando pasara ante la costa de Galicia. Los capos colombianos no pagan a los gallegos en dinero, sino en droga. ¡°De esa forma consiguen que no sean solo transportistas, sino due?os de parte del alijo¡±, explica el fiscal antidroga de Pontevedra, Pablo Varela. ¡°Si pierden los colombianos, tambi¨¦n pierden los gallegos. As¨ª coinciden los intereses de unos y otros¡±.
La comisi¨®n oscila entre el 20% y el 25% del alijo, y suele ser entregada en el mar, a 85 millas de la costa. Los mercantes arrojan por la borda los fardos, impermeabilizados y dotados con balizas. La mayor parte de las veces son recogidos por planeadoras. En otras ocasiones, un pesquero que est¨¢ faenando cerca es el encargado de rescatarlas e introducirlas en su puerto base. En ambos casos son necesarias muchas personas para llevar a cabo la operaci¨®n: comisionistas, marineros, pilotos de lanchas, alijadores, almacenistas¡ Estos ¨²ltimos suelen retener la droga cuando el precio est¨¢ muy bajo por el exceso de oferta, a la espera de que suba. Los altibajos no afectan al gramo en la calle, que se mantiene entre 50 y 60 euros para sostener el consumo.
Los emigrantes. Desde sus mansiones de O Saln¨¦s, los capos gallegos observan con preocupaci¨®n la creciente presi¨®n de la polic¨ªa. Espa?a es el pa¨ªs europeo que m¨¢s coca¨ªna interviene. En 2017, ¨²ltimo del que hay datos completos, fueron 49,9 toneladas, casi la mitad del total. ¡°La entrada de la droga no se produce solo por los puertos gallegos. Hay organizaciones de aqu¨ª que han utilizado puertos portugueses, como el de Leix?es, en Oporto, para introducir coca¨ªna destinada a Galicia¡±, dice el teniente Abel Rodr¨ªguez, jefe del Equipo de Delincuencia Organizada y Antidroga (EDOA) de la Guardia Civil de Pontevedra. Como para darle la raz¨®n, las autoridades desactivaron en enero una red que intentaba meter la droga oculta en bananas a trav¨¦s de ese puerto.
Los tent¨¢culos de los narcos llegan mucho m¨¢s lejos en su af¨¢n por buscar territorios a los que desplazar parte de su infraestructura y abrir v¨ªas de acceso para la droga en el continente. El 12 de noviembre pasado fue detenido en Panam¨¢ Jos¨¦ Carlos Pombar, un hombre de 64 a?os que permanec¨ªa huido de la justicia desde 2004. Pombar, que intentaba entrar en el pa¨ªs con un pasaporte de Guinea-Conakry, est¨¢ considerado el narcotraficante gallego m¨¢s importante de los muchos que se han afincado en ?frica en los ¨²ltimos a?os. Su trabajo consist¨ªa en recoger toneladas de coca¨ªna en el mar y almacenarla en pa¨ªses como Mauritania, Guinea-Bis¨¢u, Guinea-Conakry y Nigeria. Al igual que operan sus paisanos, cuando se aproximaba un buque cargado de droga procedente de Latinoam¨¦rica, embarcaba en uno de sus pesqueros a una tripulaci¨®n de su m¨¢xima confianza y lo enviaba a su encuentro. En la zona donde faenan todos los barcos se produc¨ªa el trasvase de la droga. La mercanc¨ªa es descargada en el puerto y guardada en almacenes. Cuando sus jefes de la r¨ªa de Arousa lograban venderla, ¨¦l la enviaba al lugar convenido escondida entre el cargamento de pescado: Galicia, Inglaterra, Holanda¡
Como Pombar, muchos de los gallegos que residen en ?frica tienen cuentas pendientes con la justicia en Espa?a. Entre ellos figuraba hasta hace unos meses, cuando fue detenido, Juan Carlos Fern¨¢ndez Cores, alias El Parido, que introdujo en 2009 casi 3.000 kilos de coca¨ªna por la Costa da Morte. Tambi¨¦n Baltasar Vilar Dur¨¢n, alias Saro, que fue un conocido piloto de planeadoras y desapareci¨® a finales de 2013 al saber que iba a ser condenado a 22 a?os de c¨¢rcel. Y, por supuesto, Miguel ?ngel Devesa. Este expolic¨ªa ¡ªexpulsado del cuerpo¡ª fue detenido en 2011 en una nave de Bamako (Mal¨ª). Cuando los agentes locales le preguntaron por qu¨¦ hab¨ªa tanta sangre en el suelo, respondi¨® que ¨¦l y sus amigos acababan de matar un cordero para celebrar el Ramad¨¢n. Y cuando los agentes descubrieron el cuerpo descuartizado de un colombiano en el congelador, intent¨® sobornarlos con 20.000 euros. Ellos rechazaron el dinero y se lo llevaron detenido. D¨ªas despu¨¦s, las autoridades llegaron a la conclusi¨®n de que hab¨ªa estado implicado en el caso denominado air cocaine: un Boeing 727 que hab¨ªa aterrizado dos a?os antes en el desierto con entre cinco y diez toneladas de droga. Solo cumpli¨® dos a?os de c¨¢rcel. La polic¨ªa est¨¢ convencida de que sigue en activo.
Tras ?frica, el pr¨®ximo lugar en la expansi¨®n del negocio gallego del narcotr¨¢fico puede ser Turqu¨ªa. Los capos han enviado all¨ª personas de su confianza para ver qu¨¦ barcos podr¨ªan contratar.
La sociedad. En una c¨¦ntrica plaza de Vilagarc¨ªa de Arousa, cerca de las casas de los narcotraficantes, un gran cartel azul y blanco anuncia la sede de la Fundaci¨®n Galega contra o Narcotr¨¢fico. Creada en 1994, sus oficinas ocupan el primer piso de un edificio de viviendas. El comisario Duarte afirma que, de no ser por ella, Galicia habr¨ªa sido abandonada a su suerte.
El gerente de ese organismo, Fernando Alonso, defiende con vehemencia que la sociedad rechaza el narcotr¨¢fico, pero admite con pesar que no muestra la misma contundencia cuando se trata de rechazar el dinero que genera: ¡°En determinados c¨ªrculos persiste la cultura del delito como forma de vida. Se ha ido trasladando de padres a hijos y a nietos, y lleva a olvidarse del origen que han tenido algunas empresas. Un se?or que abre un bar y vende los caf¨¦s a 50 c¨¦ntimos, otro que ofrece las zapatillas deportivas a mitad de precio¡ Esas no son empresas, son lavadoras de dinero¡±.
Los responsables pol¨ªticos tienden a relativizar el problema. El alcalde de Vilagarc¨ªa asegura que la imagen de la r¨ªa de Arousa que tiene la gente est¨¢ ¡°totalmente distorsionada¡±. Y echa mano de las estad¨ªsticas: ¡°El ¨ªndice de delitos est¨¢ en un 22%, cuando la media espa?ola est¨¢ en un 44%. Es una zona muy tranquila, en la que tenemos un centro de investigaciones marinas que es un referente europeo, el centro de vela, de donde han salido medallistas ol¨ªmpicos¡¡±. F¨¦lix Porto (PP), alcalde de Mux¨ªa, capital de la Costa da Morte, ni siquiera acepta nombrar el problema: ¡°A Mux¨ªa le encuentro muchos atractivos, y ese no es uno de ellos. Mi funci¨®n es defender las cosas buenas de la ciudad¡±.
Para el periodista V¨ªctor M¨¦ndez, el problema de la sociedad gallega, m¨¢s que de complicidad, es que mira para otro lado. ¡°Mucha gente sabe a lo que se dedica su vecino, pero no lo denuncia. Dice: ¡®Mientras no me cree problemas a m¨ª, que haga lo que quiera¡±. El resultado es que parece que el conflicto no existe. Y eso, exactamente, es lo que les interesa a los narcotraficantes.
La polic¨ªa sufre ese silenciamiento. A pesar de que cuenta con una p¨¢gina de Internet donde cualquiera puede hacer una denuncia an¨®nima, el jefe del Greco Galicia asegura que la gente tiene miedo: ¡°Hay algunas denuncias, pero muy pocas. Poqu¨ªsimas¡±. Mientras tanto, los narcos siguen haciendo su trabajo. ¡°Si bajamos la guardia, nos comen¡±, dice el comisario Duarte.?
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