Un paseo determinante por las calles de Maputo
En el marco del D¨ªa Mundial de la Salud (7 de abril), recorremos la capital de Mozambique y evidenciamos que la salud no deber¨ªa asociarse solo a hospitales y centros sanitarios
Me dispongo a pasar por primera vez una semana en Maputo, la capital de Mozambique. Tengo algunas amistades y personas conocidas que han estado all¨ª varias veces, entre ellos mi compa?ero Efrain. Los dos trabajamos como investigadores en ISGlobal. ?l lleva un tiempo viviendo en Manhi?a, una localidad cercana a Maputo, y se conoce bien la ciudad, los lugares que esconde, los mercados y la buena comida. As¨ª que mi viaje es una buena oportunidad para explorar juntos las calles de una de las ciudades m¨¢s bellas y desiguales de ?frica Subsahariana.
Ambos estamos impacientes por empezar el paseo. El centro de Maputo no es complicado, se resume en pocas calles, todas ellas rectas y largas en forma de cuadr¨ªcula. Solo empezar a caminar, por la calle 24 de Julho, pasamos por unas cuantas librer¨ªas con lo mejor de la literatura mozambique?a y portuguesa. Bajando por Salvador Allende nos damos cuenta r¨¢pidamente del contraste de niveles econ¨®micos de la poblaci¨®n que reside all¨ª.
Giramos a la derecha al alcanzar la calle Patrice Lumumba y acabamos llegando a la plaza de la Independencia. Al final de la v¨ªa est¨¢ el centro cultural Franco-Mozambicano, un edificio de estilo colonial en buenas condiciones, frecuentado principalmente por personas expatriadas y con un poder adquisitivo muy por encima de la media del pa¨ªs. Esta noche hay un concierto, la entrada cuesta 500 meticales, poco m¨¢s de siete euros, donde el salario m¨ªnimo es apenas superior a los 8.000 meticales para mineros (114 euros) y no llega a los 5.000 (70 euros) para el resto de los trabajadores.
Sin haber cruzado la calle, vemos casas de obra nueva con alambre electrificado y un guardia en la puerta, al lado de un edificio abandonado, con la puerta abierta de par en par y con gente (sobre)viviendo en ¨¦l. Justo al lado se encuentra un edificio imponente de un banco, un bar de moda y un teatro municipal. La lluvia y la fiesta de anoche han dejado huellas en los agujeros de las pistas, veredas y esquinas de todo el camino recorrido.
Maputo es una ciudad que integra varias clases sociales en cada calle, no ha sido necesario cruzar muchos pasos de peatones para llegar a esta conclusi¨®n. La urbe tambi¨¦n ha normalizado las desigualdades en salud; es frecuente ver agua acumulada ¡ªcon el potencial de ser una fuente de huevos de mosquito¡ª, tampoco existen los ba?os p¨²blicos y hay una escasa gesti¨®n de los residuos.
Las desigualdades sociales que alberga un pa¨ªs, regi¨®n o ciudad contribuyen m¨¢s a la salud de su poblaci¨®n que su nivel de pobreza global
Nos sentamos en una terraza a descansar: la ciudad nos ha hecho pensar. Ambos nos dedicamos a estudiar la salud de las poblaciones m¨¢s vulnerables de ?frica Subsahariana, y Mozambique es uno de los pa¨ªses en los que hemos trabajado con m¨¢s frecuencia. Sin embargo ahora, descubriendo las calles de Maputo, nos damos cuenta de que algunas veces la formaci¨®n sanitaria nos ha hecho perder de vista otro ¨¢ngulo desde el que se puede entender y abordar la salud de las personas.
Ya conoc¨ªamos el nivel de pobreza de Mozambique, pero la desigualdad no es un dato tan conocido. Tras revisar la bibliograf¨ªa cient¨ªfica sobre los temas en los que trabajamos ¡ªprincipalmente salud materna¡ª, tomamos conciencia que la perspectiva social y el an¨¢lisis de desigualdades no son un enfoque sistem¨¢tico en la investigaci¨®n en salud.
En muchos casos, las desigualdades sociales que alberga un pa¨ªs, regi¨®n o ciudad contribuyen m¨¢s a la salud de su poblaci¨®n que su nivel de pobreza global. En Manhi?a, un ¨¢rea al sur de Mozambique, cerca del 40% de la poblaci¨®n adulta est¨¢ infectada con VIH, pero la prevalencia es incluso superior en el estrato de poblaci¨®n con menos recursos.
Lo mismo ocurre con la mortalidad materna o infantil, o la incidencia de malaria y tuberculosis. Cada una de estas enfermedades, adem¨¢s de una larga lista de otras desatendidas, en funci¨®n de su v¨ªa de transmisi¨®n, medidas preventivas o tratamientos disponibles, se ve asociada a unas caracter¨ªsticas sociales u otras.
Pero, ?c¨®mo podemos revertir esta situaci¨®n de inequidad, de desigualdad injusta y evitable de los indicadores de salud en funci¨®n del entorno social de cada persona? Con Efrain, resolvemos que solo se puede actuar si antes se ha diagnosticado la situaci¨®n. Por tanto, consideramos crucial incluir una perspectiva social, as¨ª como una visi¨®n multidimensional y multidisciplinaria en el presente y futuro de la ciencia.
Esta idea no es nueva, pero ?hasta qu¨¦ punto se ha incorporado este enfoque? Ya en 2005, la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) cre¨® una Comisi¨®n sobre Determinantes Sociales de la Salud y public¨® un informe en 2008 donde recomendaba medir y analizar las desigualdades en salud seg¨²n los determinantes sociales como medida clave para la reducci¨®n de la inequidad.
Posteriormente, otras resoluciones y declaraciones de car¨¢cter internacional de organizaciones como las Naciones Unidas han apoyado esta misma idea de acelerar la mejora de la salud a nivel global mediante estrategias multisectoriales que tengan en cuenta los determinantes sociales de la salud. Y actualmente, los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) se basan en el principio de trabajar para alcanzar la equidad sin dejar nadie atr¨¢s, logrando as¨ª el objetivo de una vida saludable a todas las edades, y para todas las personas.
La perspectiva social y el an¨¢lisis de desigualdades no son un enfoque sistem¨¢tico en la investigaci¨®n en salud
Si bien es cierto que en las ¨²ltimas d¨¦cadas este tema ha ganado atenci¨®n en el mundo de la academia, una parte de la literatura cient¨ªfica no tiene en cuenta a¨²n los determinantes sociales. A Efrain y a m¨ª solo nos queda empezar a trabajar con esta nueva perspectiva en nuestros proyectos, y promoverlo para que m¨¢s compa?eras y compa?eros que trabajan en ciencia, empiecen tambi¨¦n a hacerlo.
Los m¨²ltiples estudios comunitarios, sistemas de vigilancia epidemiol¨®gica y ensayos cl¨ªnicos que se llevan a cabo en Mozambique o en cualquier otra parte del mundo podr¨ªan arrojar luz sobre la reducci¨®n de la inequidad en salud. Porque la salud no deber¨ªa asociarse solo a los hospitales y centros de salud, sino que tiene una componente social, de calle y del d¨ªa a d¨ªa, de mucho peso. Para constatarlo, solo hace falta pasear por Maputo.
Clara Pons y P. Efrain Pantoja son investigadores del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por ¡°la Caixa¡±.
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