Guerra generacional, otra trampa
La campa?a preelectoral se centra hasta ahora m¨¢s en las pensiones de los mayores que en los j¨®venes
En un programa de radio sobre el futuro de las pensiones se debaten dos temas: si tener una pensi¨®n p¨²blica y digna forma parte de los derechos de la ciudadan¨ªa (por el mero hecho de ser ciudadano, no para serlo), y c¨®mo financiarlas. El programa procura aislarse, en lo posible, de los ruidos preelectorales que acontecen estos d¨ªas. El resultado deja razonablemente satisfechos a los participantes y a la conductora del debate.
Al salir, los tuits que se reciben indican que la cosa no es tan sencilla. Los interrogantes que plantean parecen muy oportunos, aunque algunos de ellos sean injustos: ya est¨¢ bien de hablar de pensiones, ?por qu¨¦ no hablan tanto del paro juvenil?; ?por qu¨¦ tenemos (los j¨®venes) que aportar a las pensiones y a los servicios de unos ¡°viejos¡± que tienen un nivel de vida mucho mejor que el nuestro, mientras nosotros no llegamos a fin de mes?; ?por qu¨¦ tenemos que aguantar que esos mismos ¡°viejos¡± nos impongan ¡°democr¨¢ticamente¡± (por el n¨²mero cada vez mayor de la poblaci¨®n de m¨¢s edad) lo que va a ser nuestra existencia, por la v¨ªa de tener que pagar m¨¢s impuestos o servicios?; ?por qu¨¦ vamos a confiar en una sociedad que para salir de la ¨²ltima crisis econ¨®mica ¡°montada¡± por los adultos, nos condena a una situaci¨®n de precariedad econ¨®mica desconocida y a horarios interminables?; ?c¨®mo voy a ser madre, cuidar a mis padres y a mis hijos al tiempo que ejerzo como una profesional intachable, que es para lo que me han educado?; ?por qu¨¦ el monto de la pensi¨®n de ¡°ellos¡± es superior al salario ¡°nuestro¡±?
En definitiva, ?por qu¨¦ tengo que pagar? Lo sucedido indica que peligrosamente tambi¨¦n empieza a estar en cuesti¨®n, al menos para algunos, el pacto intergeneracional que indica que los activos de hoy pagar¨¢n las necesidades de los jubilados, para que cuando aquellos se retiren, quienes los sustituyan remuneren las suyas. Ese cuestionamiento es una trampa divisiva m¨¢s del sistema. A reflexionar sobre ello se han centrado, entre otros, los trabajos de Javier Yang¨¹as, director cient¨ªfico del programa de mayores de la Fundaci¨®n Bancaria La Caixa, el proyecto Genera de la Fundaci¨®n Felipe Gonz¨¢lez, o Jorge Uxo, miembro de la secretar¨ªa de Econom¨ªa de Podemos, en el blog La paradoja de Kaldor. Tres visiones diferentes del problema, elaboradas, sin embargo, en el mismo sentido de mantener y renovar el pacto intergeneracional.
La campa?a preelectoral se centra hasta ahora mucho m¨¢s en las pensiones de los mayores que en las dificultades de los j¨®venes, seguramente porque los primeros son muchos m¨¢s entre los que van a las urnas. Pero conviene reiterar, una vez m¨¢s, que el estrago mayor que caus¨® la gran crisis econ¨®mica del pasado inmediato (y su gesti¨®n pol¨ªtica) fue el de truncar el futuro de una generaci¨®n, o quiz¨¢ de m¨¢s, porque redujo brutalmente las expectativas materiales y emocionales de esos j¨®venes que ya no se sienten parte del futuro prometido: aquellos que ya no ascender¨¢n tanto en la escala social como so?aron (o como les prometieron) y para lo que se prepararon. Esa es la herida m¨¢s lacerante, la de los que se sienten arrebatados de las oportunidades que podr¨ªan haber tenido: el derecho a vivir una vida propia e independiente (que tambi¨¦n es otro derecho de ciudadan¨ªa), oblig¨¢ndoles a aceptar cualquier empleo, por cualquier salario, a estudiar lo que el mercado laboral exige y no aquello por lo que sienten vocaci¨®n, y a volver una y otra vez al hogar paterno (o materno), cuando les vienen mal dadas, generando una inmensa frustraci¨®n.
Recientemente fallecido el economista Alan Krueger, jefe de los asesores econ¨®micos de Barack Obama, rind¨¢mosle homenaje recordando que fue ¨¦l el que a partir de los estudios de su colega canadiense Miles Corak activ¨® ¡°la curva del Gran Gatsby¡±, cuya evoluci¨®n indica que en muchos lugares, el bienestar de los j¨®venes depende cada vez m¨¢s de la renta y la riqueza de sus mayores que de su propio esfuerzo.
No lo olvidemos y no nos dividamos.
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