Hijos de nadie, g¨¦nesis de una generaci¨®n perdida
Los menores migrantes son carne de ca?¨®n para todo tipo de mafias, y olvidamos que, protegi¨¦ndolos, estamos protegiendo a toda la poblaci¨®n
Todos estaremos de acuerdo en que los migrantes que llegan a un pa¨ªs son bastante diferentes a sus hijos o a los hijos de sus hijos. Muchos pensar¨¢n que este cambio es una mejora, otros explicaran este cambio como resultado de una buena integraci¨®n y otros lo explicar¨¢n con teor¨ªas evolucionistas. Hay que dejar claro que hay algunos que son naturales y otros que son obligados o exigidos. La integraci¨®n que se predica en el continente europeo (salvo algunos pocos pa¨ªses que se podr¨ªan contar con los dedos de un avestruz) es la asimilaci¨®n cultural por parte del migrante, es decir: el migrante tiene que esforzarse en encajar en la sociedad de recepci¨®n, que no de acogida.
Soy consciente que este tema est¨¢ muy tratado en la prensa, pero creo que es necesario retomarlo dada la situaci¨®n migratoria actual. Hasta hace pocos a?os nos encontr¨¢bamos con que las segundas generaciones de inmigrantes, es decir, hijos de inmigrantes, se integraban m¨¢s que sus padres en las sociedades de acogida y la mayor¨ªa, incluso, cambiaba de nacionalidad. Estos nacionales de segunda sufr¨ªan en sus carnes, tarde o temprano, conflictos de identidad porque no encontraban su lugar ni con sus familias ni con la sociedad a la que se han integrado ya que esta les pone obst¨¢culos y limitaciones a la hora de disfrutar de los derechos y libertades que tiene un nacional. Estas personas se estancan en un mundo de nadie.
Actualmente, con el auge de la migraci¨®n de menores, estamos viviendo una situaci¨®n muy parecida a la explicada m¨¢s arriba. Tenemos menores que el Estado los acoge y los tutela hasta su mayor¨ªa de edad. Supuestamente en la etapa adulta estos menores salen de los centros de protecci¨®n preparados para vivir, es decir, salen como ciudadanos. Esto es la teor¨ªa, la realidad es otra. La realidad es que estos menores se convierten en mayores de la noche a la ma?ana y, este cotidiano amanecer para algunos, les cambia totalmente la vida: dejan atr¨¢s un periodo de cuidado, de educaci¨®n, de bienestar y de derechos sin obligaciones. Incluso me atrever¨ªa a mencionar un cierto episodio de adoctrinamiento.
Los menores se convierten en mayores de la noche a la ma?ana y eso les cambia totalmente la vida
Dejan todo eso atr¨¢s y se enfrentan a la vida sin herramientas, sin contactos, sin cuidados, sin ayuda. Estos menores, gracias a la ¨®ptima experiencia que han tenido hasta el momento, llegan a repudiar su pa¨ªs de origen y amar el de recepci¨®n. Pero cuando chocan con la realidad viven el mismo trauma de identidad que viven las segundas generaciones. Los menores pierden el sentimiento de pertenencia a la sociedad que les ha criado y cuidado y lo cambian por una sociedad que les ha dado todo gratis y sin obligaciones ni responsabilidades. Lo explico metaf¨®ricamente: salieron como cr¨ªos de sus pa¨ªses, se convirtieron en leones en el pa¨ªs de recepci¨®n y se sienten como ancianos despu¨¦s de su mayor¨ªa de edad. Esta ¡°vejez¡± se da porque se sienten dependientes de los servicios de protecci¨®n. Se les olvida la voluntad que ten¨ªan al partir de sus pa¨ªses de aprender idioma, trabajar y enviar dinero a la familia. Ahora se encuentran con que tienen deseos m¨¢s materialistas como comprarse ropa de marca, salir los fines de semana, ligar y un largo etc¨¦tera.
El drama de las dos situaciones que he explicado no es el fracaso de una pol¨ªtica de integraci¨®n basada en, siendo claros, "si quieres estar aqu¨ª, s¨¦ como nosotros". El problema es otro. Estos menores y mayores son carne de ca?¨®n para todo tipo de mafias: de prostituci¨®n, de trata de personas u ¨®rganos, de terrorismo¡ Nos olvidamos de que protegiendo a estas personas estamos protegiendo a toda la poblaci¨®n. Creemos que tener a miles de personas en situaci¨®n de vulnerabilidad no afecta ni nos afecta. Nos olvidamos de que la mayor¨ªa de las veces los principales actos de terrorismo pol¨ªtico, social y de ocio son perpetrados por personas que han estado en las situaciones descritas. Obviamente, la culpa siempre es de los dem¨¢s, nuestra nunca.
¡°Si alguien mata a una persona, ser¨ªa como si matase a toda la humanidad; y si alguien salva una vida, ser¨ªa como si hubiera salvado la vida de toda la humanidad.¡± Cor¨¢n 5:32.
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