El hundimiento

No tiene mayor¨ªa social. No tiene ahora ni siquiera mayor¨ªa parlamentaria. Cuenta todav¨ªa con los presupuestos de 2017 prorrogados porque no ha sido capaz de culminar la tarea fundamental de un Gobierno, como es conseguir la aprobaci¨®n de sus presupuestos. Decenas de cargos de elecci¨®n parlamentaria se hallan con el mandato vencido y vacantes por falta de consenso. No hay actividad legislativa en el Parlament ni otra actividad de gobierno que no sea la agitaci¨®n permanente. Las listas de espera en la sanidad catalana, mientras tanto, se han disparado.

As¨ª est¨¢ la Generalitat presidida por Quim Torra, el presidente m¨¢s d¨¦bil, desautorizado e incapaz de toda la historia de la instituci¨®n auton¨®mica, incluyendo sus dos ¨²ltimos predecesores. La precaria mayor¨ªa parlamentaria independentista, que no social, que le dio la investidura en mayo de 2018, se propon¨ªa superar el autogobierno catal¨¢n surgido del Estatut y de la Constituci¨®n y lo est¨¢ consiguiendo, pero no porque tenga posibilidad alguna de alcanzar la rep¨²blica independiente que se hab¨ªa propuesto, sino por la autodestrucci¨®n de las instituciones catalanas por parte de quienes las dirigen y deber¨ªan cuidar de su prestigio y su buen funcionamiento.

Torra hab¨ªa significado su sometimiento a la ¨²nica instituci¨®n democr¨¢tica que dice reconocer, el Parlament. Pero el d¨ªa en que el Parlament le reprueba y le pide que convoque elecciones o se someta a una moci¨®n de confianza, entonces declara que no reconoce la legitimidad de una votaci¨®n en la que le han faltado los cinco votos de los diputados ausentes porque se hallan huidos en B¨¦lgica o en la c¨¢rcel. Es ya habitual en el secesionismo el uso ventajista de las reglas de juego cuando van a favor y su denuncia cuando van en contra. En este caso, adem¨¢s, la falta de estos cinco votos se debe a que Junts per Catalunya, a las ¨®rdenes de Puigdemont, ha rechazado la sustituci¨®n de los diputados ausentes o procesados, opci¨®n que s¨ª fue aceptada por Junqueras y Romeva. Impl¨ªcitamente Torra exhibe como excusa su obediencia a Puigdemont, al que considera el presidente aut¨¦ntico.

Lo ¨²nico que parece dar sentido a una legislatura tan amortizada es la ocupaci¨®n de las instituciones y la percepci¨®n de las n¨®minas por la parte importante de funcionarios que han sido cooptados por el secesionismo. Buena muestra del abuso institucional es el proceso judicial paralelo que est¨¢n realizando los medios de comunicaci¨®n p¨²blicos catalanes, donde se defienden a diario las tesis de las defensas y se responde y ridiculizan las de la Fiscal¨ªa y las acusaciones. Tambi¨¦n lo reflejan las elecciones sindicales del personal administrativo y t¨¦cnico de la Generalitat, en las que ha obtenido el mayor n¨²mero de delegados un sindicato independentista, hasta ahora hiperminoritario, que lidera un veterano de la violencia pol¨ªtica condenado por asesinato.

Torra es un presidente hundido. Catalu?a debe ir cuanto antes a las urnas, sin esperar nuevas coyunturas favorables para el oportunismo independentista. El precio a pagar en desconfianza hacia la pol¨ªtica, en el deterioro de las instituciones y en el desgobierno es insoportable.