Cooperaci¨®n en elecciones: no est¨¢, pero se la espera
El Gobierno que salga de las urnas debe comprometerse a que las pol¨ªticas econ¨®mica, migratoria, medioambiental o educativa sean coherentes con los derechos humanos y la protecci¨®n del planeta
¡°Cuando gozas de privilegios, tienes que asumir tus responsabilidades. No podemos obviar nuestras obligaciones mientras siga habiendo problemas por resolver en el mundo¡±, dijo Gra?a Machel.
Con la campa?a electoral a pleno rendimiento, un torrente de declaraciones y gestos atraviesa la actualidad. En la cascada de compromisos hay una pol¨ªtica que aparece en un plano secundario. Uno se pregunta por qu¨¦ en los debates no tiene un mayor protagonismo la pol¨ªtica exterior; por qu¨¦ se diluye el papel de un pa¨ªs que pretende tener presencia destacada en el mundo; d¨®nde se sit¨²a la responsabilidad ante los problemas que nos afectan como humanidad.
Podr¨ªamos pintar un cuadro con personajes en segundo plano y, entonces, la cooperaci¨®n aparecer¨ªa en un puesto destacado. Las declaraciones de los dirigentes sobre esta pol¨ªtica han sido escasas, a pesar de que la cooperaci¨®n deber¨ªa ser la br¨²jula de nuestra acci¨®n exterior, si queremos ser un pa¨ªs comprometido con los desaf¨ªos mundiales y solidario.
En el relato predominante falta un enfoque que muestre el mundo como un lugar en emergencia del que formamos parte. Nos quedan menos de 12 a?os para frenar las peores consecuencias del cambio clim¨¢tico. El hambre aumenta por tercer a?o consecutivo y golpea a 821 millones de personas. La pobreza severa afecta a 1.300 millones. La desigualdad alcanza niveles escandalosos: las 62 personas m¨¢s ricas del mundo poseen los mismos recursos que la mitad de la poblaci¨®n mundial. En 106 pa¨ªses la ciudadan¨ªa est¨¢ en riesgo cuando reclama sus derechos; 321 defensores y defensoras de derechos humanos fueron asesinados en 2018. La desigualdad de g¨¦nero inunda todo el mundo, mientras los feminicidios aumentan. Las pinceladas casi perfilan una de las pinturas negras de Goya.
En los ¨²ltimos dos a?os entre un 10% y un 50% de los fondos de Ayuda Oficial al Desarrollo no se ha destinado a la lucha contra la pobreza y desigualdad?
El tif¨®n Idai, que arras¨® la ciudad de Beira en Mozambique, es una met¨¢fora del tiempo que vivimos. "Uno de los lugares m¨¢s pobres del mundo est¨¢ pagando el precio del cambio clim¨¢tico provocado sobre todo por el mundo desarrollado¡±, tal como afirm¨® la pol¨ªtica y activista mozambique?a Gra?a Machel.
Una ciudadan¨ªa que exige responsabilidad
Hoy conocemos los datos del Comit¨¦ de Ayuda al Desarrollo (CAD) sobre los fondos destinados a cooperaci¨®n para el desarrollo. Espa?a vuelve a ocupar la cola de Europa, con un 0,2% de la Renta Nacional Bruta destinado a cooperaci¨®n. Son unos fondos escasos que ni siquiera se dedican en su totalidad a cooperaci¨®n, tal como denuncia reiteradamente el informe AidWatch. En los ¨²ltimos dos a?os entre un 10% y un 50% de los fondos de Ayuda Oficial al Desarrollo no se ha destinado a la lucha contra la pobreza y desigualdad en los pa¨ªses m¨¢s pobres. Las elecciones que se avecinan son una excelente oportunidad para salir del atolladero y definir, con rigor y responsabilidad, el papel que queremos desempe?ar en el mundo. Puede que los pol¨ªticos apenas la mencionen en sus discursos electorales, pero la cooperaci¨®n es crucial para fomentar los derechos humanos, la sostenibilidad y la paz en el mundo.
La sociedad espa?ola lo tiene claro: seg¨²n los datos del ¨²ltimo Eurobar¨®metro, el 66% de la poblaci¨®n considera que la cooperaci¨®n deber¨ªa ser una prioridad para el gobierno. M¨¢s de 11 millones de personas marcan la X solidaria en su declaraci¨®n del IRPF para destinar parte de sus impuestos fines de inter¨¦s social. Y cuando estalla alguna crisis humanitaria, la ciudadan¨ªa espa?ola ocupa los primeros puestos de solidaridad internacional. ?Ser¨¢n los partidos pol¨ªticos capaces de estar a la altura de lo que les demanda la ciudadana?
El momento es ahora; ya no es posible hacer las cosas como hasta ahora. Estar a la altura de los retos que se nos plantean exige recuperar el consenso sobre la cooperaci¨®n como pol¨ªtica de Estado. Exige iniciar las reformas necesarias para garantizar un marco legal e institucional que responda a los desaf¨ªos del siglo XXI de manera efectiva. Es urgente aumentar los fondos destinados a esta pol¨ªtica p¨²blica e ir incluso m¨¢s all¨¢ del compromiso de alcanzar el 0,4%, asumido a finales de 2017 por todos los partidos; debemos situarnos a la altura de nuestros vecinos europeos y alcanzar el 0,5% como paso intermedio para alcanzar el 0,7%, en 2030. Y en este camino, ser¨¢ necesario darle protagonismo a quien lo merece, es decir: instituciones especializadas ¡ªcomo la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional para el Desarrollo¡ª e instrumentos que contribuyen de manera efectiva a la mejora de la vida de las personas.
La coherencia es imprescindible
En un lienzo en el que predominan gruesas pinceladas negras, es urgente situar la cooperaci¨®n al servicio de los derechos humanos, la participaci¨®n ciudadana y la democracia. El gobierno que salga de las urnas debe comprometerse con la creaci¨®n de un mecanismo que garantice que todas las pol¨ªticas de Estado contribuyen al desarrollo; es decir, que la pol¨ªtica econ¨®mica, la migratoria, la medioambiental, la comercial o la educativa son coherentes con los derechos humanos y la protecci¨®n del planeta. Como humanidad, nos jugamos mucho.
La desigualdad alcanza niveles escandalosos: las 62 personas m¨¢s ricas del mundo poseen lo mismo que la mitad de la poblaci¨®n mundial
El camino hacia esa otra cooperaci¨®n no puede perder el horizonte que marca la Agenda 2030, un acuerdo internacional que exige que las palabras vayan acompa?adas de los hechos; que marca obligaciones a los gobiernos, tanto en su pol¨ªtica interna como en la exterior; y apuesta por un enfoque hol¨ªstico en un mundo profundamente interconectado. Nada de eso podr¨¢ hacerse si no se cuenta con ambici¨®n y estructuras al m¨¢s alto nivel de Gobierno, y sin la participaci¨®n de la sociedad civil. Confiamos en que el nuevo Ejecutivo lo tenga como eje central de su trabajo.
Vivimos en un mundo en emergencia en el que lo que pasa en un lugar tiene mucho que ver con lo que ocurre en nuestros barrios. Encarar una realidad de estas caracter¨ªsticas exige an¨¢lisis integrales, acciones coordinadas internacionalmente y respuestas radicales (de ra¨ªz). La responsabilidad de todo ello es compartida, por eso, como ciudadan¨ªa tambi¨¦n debemos estar vigilantes y recordar a los partidos pol¨ªticos que es hora de ponerse manos a la obra. Puede que no aparezca como protagonista en sus debates, pero dos tercios de la poblaci¨®n de nuestro pa¨ªs tiene claro que esto es urgente. Otra cooperaci¨®n es urgente.
Andr¨¦s R. Amayuelas es presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Cooperaci¨®n para el Desarrollo.
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