La cooperaci¨®n sur-sur 40 a?os despu¨¦s
El apoyo t¨¦cnico, m¨¢s all¨¢ de las ayudas monetarias, tiene que estar siempre guiado por la horizontalidad, el respeto a la soberan¨ªa, la no injerencia y la b¨²squeda del beneficio mutuo
Plenario final. Conmueve sentir la energ¨ªa de la sala. Tras tres d¨ªas de intensos debates y una semana con cerca de 100 eventos paralelos, finaliza Paba+40, la II Conferencia de Naciones Unidas sobre la Cooperaci¨®n Sur-Sur en Buenos Aires. M¨¢s de 1.500 delegados de 160 pa¨ªses, adem¨¢s de academia, sector privado y sociedad civil, relanzan el compromiso mundial por la solidaridad del Sur y la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible. La pol¨¦mica sobre las acreditaciones a la delegaci¨®n venezolana de Maduro, y la declaraci¨®n del gobierno de Trump acerca de que ning¨²n compromiso obliga, parecen empa?ar el cierre. Pero, en los pasillos, los delegados se toman fotos, quieren congelar el momento. M¨¢s all¨¢ de la creciente polarizaci¨®n y desconfianza, y de la gran incertidumbre que genera la contienda diplom¨¢tica entre Estados Unidos y China, el multilateralismo ofrece una tregua.
Pasaron 40 a?os desde la Primera Conferencia sobre Cooperaci¨®n T¨¦cnica entre Pa¨ªses en Desarrollo de 1978, cuando se aprob¨® el Plan de Acci¨®n de Buenos Aires (PABA). Aquella vez, en sus 12 d¨ªas de duraci¨®n, 160 delegados de 138 pa¨ªses trabajaron en la identificaci¨®n de objetivos y recomendaciones para el intercambio de conocimientos. Entre los principios, destacaron la necesidad de que la cooperaci¨®n t¨¦cnica est¨¦ siempre guiada por la horizontalidad, el respeto a la soberan¨ªa, la no injerencia y la b¨²squeda del beneficio mutuo. El t¨¦rmino cooperaci¨®n sur-sur, sin embargo, es posterior al Paba. Se acu?a a partir de 1987, con la creaci¨®n de la Comisi¨®n del Sur, y es utilizado para referir a una colaboraci¨®n amplia entre pa¨ªses del sur que se extiende m¨¢s all¨¢ de la cooperaci¨®n t¨¦cnica.
Paba+40 es harina de otro costal. La novedad de este escenario es el ascenso del llamado Sur Global. En 1990, el sur representaba solo un tercio de la producci¨®n mundial, hoy comprende alrededor de la mitad. El comercio sur-sur se triplic¨® y la proporci¨®n de inversi¨®n creci¨® del 20% al 50%. Hay relativamente menos ayuda oficial al desarrollo, pero m¨¢s opciones de cooperaci¨®n triangular. Junto a la cooperaci¨®n t¨¦cnica, florecen la financiera de una red cada vez m¨¢s amplia de bancos de desarrollo y fondos nacionales, regionales y globales. El documento final (aprobado con antelaci¨®n al evento) recoge la importancia de la cooperaci¨®n econ¨®mica. Se necesita avanzar en acciones concretas para orientar su cauce.
Los bancos de desarrollo, los fondos regionales y globales y las asociaciones p¨²blico-privadas son protagonistas, pero la nueva econom¨ªa pasa por plataformas
Est¨¢ claro, el sur no es uno solo. M¨¢s bien, hay diferentes visiones y escalas en la cooperaci¨®n. La cooperaci¨®n latinoamericana, por ejemplo, se asienta en la cooperaci¨®n t¨¦cnica y es b¨¢sicamente intergubernamental. Estos pa¨ªses, junto a la Secretar¨ªa General Iberoamericana y el PIFCSS, llevan m¨¢s de 10 a?os trabajando en la sistematizaci¨®n de pr¨¢cticas a trav¨¦s de la producci¨®n del Informe de la Cooperaci¨®n Sur- Sur en Iberoam¨¦rica. En la pasada d¨¦cada, participaron en alrededor de 7.375 programas, proyectos y acciones, concediendo prioridad a la salud, la agricultura y las instituciones de gobierno. Esto ha servido de inspiraci¨®n al Primer Informe Africano sobre Cooperaci¨®n Sur-Sur, producto de la asociaci¨®n de varios pa¨ªses africanos con la Nueva Alianza para el Desarrollo de ?frica (NEPAD), el PNUD y la Segib. Las iniciativas no se monetarizan, pero se valorizan.
Del lado asi¨¢tico, la tendencia es vincular fondos oficiales a facilitaci¨®n del comercio y la promoci¨®n de inversiones del sector p¨²blico y privado. China es la gran locomotora, pero no la ¨²nica. Este tren viene de la mano de la cuarta revoluci¨®n industrial y el mayor inter¨¦s por la infraestructura, la econom¨ªa digital, la inteligencia artificial, la rob¨®tica, el comercio electr¨®nico y las finanzas digitales. Los bancos de desarrollo, los fondos regionales y globales y las asociaciones p¨²blico-privadas son protagonistas. Pero la nueva econom¨ªa pasa por plataformas, como Alibaba, JD.com o WeChat, que empujan el comercio electr¨®nico y las inversiones. Hay tambi¨¦n aplicaciones a la cooperaci¨®n en educaci¨®n y salud, como la plataforma E-learning Africa fundada en 2006, el Centro China-Zambia creado en 2016, o el Pan-Africa E-Network de India de telemedicina. Las oportunidades est¨¢n en la posibilidad de dar mayor escala e impacto a la cooperaci¨®n, se?ala un reciente informe de UNOSSC. El riesgo es que los beneficios de ese salto tecnol¨®gico sean solo capitalizados por unos pocos pa¨ªses del sur y se reproduzcan los patrones de dependencia tecnol¨®gica y de endeudamiento de anta?o. La escalera hay que saber usarla. O puede venirse encima.
La Agenda 2030 centrada en las personas y el planeta es un punto de partida, pero los caminos pueden ser varios y con trazos en movimiento
PABA+40 es una bisagra. Y abre m¨¢s de lo que cierra. La Agenda 2030 centrada en las personas y el planeta es un punto de partida, pero los caminos pueden ser varios y con trazos en movimiento. Las inversiones que se necesitan para encaminar las transiciones hacia la sostenibilidad obligan a reconvertir las infraestructuras para las matrices energ¨¦ticas y productivas, o a repensar, por ejemplo, la escala de las pol¨ªticas de cooperaci¨®n hacia esquemas m¨¢s amplios y diversificados. Las fintech (finanzas tecnol¨®gicas, pagos m¨®viles, bancos digitales y decisiones de inversi¨®n por inteligencia artificial) se expanden en el sur y generar¨¢n 13 billones de d¨®lares adicionales a la econom¨ªa global para 2030, incrementando el producto interno bruto global en 1,2% por a?o. Este fen¨®meno es imparable. Pero la otra cara son las desigualdades y el ensanchamiento de la brecha entre un norte y un sur digitales. Cuarenta a?os despu¨¦s del Paba, la cooperaci¨®n t¨¦cnica sigue siendo necesaria. Eso s¨ª, la cooperaci¨®n en ciencia y tecnolog¨ªa es urgente.
Bernab¨¦ Malacalza es investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Cient¨ªficas y T¨¦cnicas (CONICET) y profesor del Doctorado en Desarrollo Econ¨®mico, Universidad Nacional de Quilmes, Argentina.
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