Claves para entender mejor c¨®mo funciona el cerebro de una adolescente
En esta etapa de la vida, las mujeres viven sus espacios de rebeld¨ªa con los padres, pero son muy vulnerables al rechazo social de su grupo, lo que les despierta el cortisol, la hormona del estr¨¦s
Drama porque el corte de pelo no era el esperado, porque un chico le ha hecho un comentario desafortunado o porque no sabe qu¨¦ ponerse para salir una noche. Esa es la intensidad emocional de una ¨¦poca caracterizada por un ingente baile de hormonas. Si en el anterior art¨ªculo dec¨ªamos que los cambios de humor en los chicos se deben a la testosterona y la vasopresina, en el caso de las chicas los responsables son los estr¨®genos y la oxitocina, fundamentalmente.
La revoluci¨®n de las hormonas femeninas tiene un por qu¨¦. La biolog¨ªa, y la construcci¨®n social, las est¨¢ preparando para el desarrollo de unas fortalezas que tendr¨¢n a lo largo de su vida: la capacidad para comunicarse, para formar lazos sociales y para cuidar de las personas. Eso no significa que no sean competitivas o agresivas, que no disfruten jugando al ajedrez o programando, sino que su cerebro va a ser m¨¢s vulnerable a las relaciones sociales. Como apuntaba ?scar Mar¨ªn, bi¨®logo y director del Centro de Trastornos del Neurodesarrollo en el King¡¯s College de Londres, en una entrevista a este peri¨®dico, aunque ¡°hay una base biol¨®gica que subyace a algunas de nuestras diferencias¡±, tambi¨¦n hay ¡°una parte muy importante de nuestro comportamiento que tiene sus ra¨ªces en nuestra cultura, nuestra educaci¨®n, etc¨¦tera. Somos una especie social¡±.
En este contexto, la neurocient¨ªfica?Louann Brizendine asegura que una adolescente da mucha importancia a gustar y relacionarse socialmente, mientras que un adolescente persigue m¨¢s ser respetado y ocupar un lugar privilegiado en la jerarqu¨ªa masculina. ?C¨®mo podemos tener una mirada m¨¢s amable con quienes est¨¢n atravesando esta ¨¦poca que es mezcla de naturaleza y de estereotipos? Vamos a intentarlo apoy¨¢ndonos en el libro El cerebro femenino, de la profesora de la Universidad de California, San Francisco.
La necesidad de hablar. En t¨¦rminos generales, las mujeres tenemos algunas ¨¢reas cerebrales destinadas a la comunicaci¨®n de un tama?o mayor que los hombres. De hecho, hablamos m¨¢s deprisa. Se calcula que, de promedio, una adolescente dice al d¨ªa dos o tres veces m¨¢s palabras que los chicos (algo que ya se ve desde los 20 meses de edad). El lenguaje es el pegamento social de las mujeres, porque activa los centros de placer femenino. Se despiertan la dopamina y la oxitocina a raudales y se consigue reducir el estr¨¦s social, tan intenso en la adolescencia. La intimidad en una conversaci¨®n alivia las preocupaciones o las inquietudes, de ah¨ª que suelan ir al ba?o en grupo cuando est¨¢n en ambientes sociales, algo que los chicos no hacen. De hecho, la testosterona act¨²a en sentido opuesto: la intensidad les reduce los niveles de conversaci¨®n.
El temor al conflicto. Las adolescentes viven sus espacios de rebeld¨ªa con los padres, de b¨²squeda de la autonom¨ªa personal, pero son muy vulnerables al rechazo social de su grupo, lo que les despierta el cortisol, la hormona del estr¨¦s. Es lo opuesto a los que les sucede a los chicos, quienes pueden incluso alardear de los conflictos en los que se meten. Aqu¨ª, la explicaci¨®n vuelve a ser biol¨®gica, como se ha comprobado tambi¨¦n en otros mam¨ªferos.
Cuando existe una amenaza, una primate no tienen tanta fuerza f¨ªsica para afrontar un peligro, ni puede huir tan f¨¢cilmente si est¨¢ embarazada o al cuidado de las cr¨ªas. La antrop¨®loga Joan Silk, despu¨¦s de 16 a?os de investigaci¨®n, demostr¨® que las hembras de babuinos m¨¢s conectadas socialmente ten¨ªan un mayor n¨²mero de cachorros supervivientes y mayor ¨¦xito en la transmisi¨®n de sus genes. Se puede concluir que unos lazos sociales fuertes nos protegen y nos ayudan a la supervivencia. De ah¨ª que las mujeres seamos m¨¢s vulnerables al miedo al conflicto que los hombres o que en la rivalidad sexual critiquemos o desprestigiemos a la rival. No utilizaremos el enfrentamiento f¨ªsico, sino el verbal.
En definitiva, la adolescencia es parte de la evoluci¨®n necesaria para fortalecer las habilidades que la acompa?ar¨¢n a lo largo de su vida, como una mayor sensibilidad a las reacciones sociales y a captar las emociones de los otros, lo que es la base de la inteligencia emocional; algo que contribuye a la felicidad tanto de hombres como de mujeres.
En la medida que sepamos entender a la adolescente, su necesidad de autonom¨ªa, de gustar, de comunicarse, y sus miedos al rechazo, podremos ayudarla en esta etapa fundamental para su crecimiento como persona.
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