C¨®mo el yeti salv¨® a miles de personas en Afganist¨¢n y otras historias sorprendentes
El escritor Gabi Mart¨ªnez recopila en 'Animales invisibles' cr¨®nicas reales protagonizadas por fauna legendaria o dif¨ªcil de encontrar
Animales Invisibles recopila cr¨®nicas reales, no hay nada de ficci¨®n en ellas. El escritor Gabi Mart¨ªnez desvela (tras dos a?os de viajes) la historia del picozapato, la gran barrera de coral, la moa, el tigre coreano, el yeti o la danta. ¡°La historia que m¨¢s me ha costado compilar fue la del yeti¡±, cuenta el autor. Se refiere al cap¨ªtulo en el que habla de la vida del naturalista franc¨¦s Jordi Magraner, un especialista en reptiles y anfibios que llega a Pakist¨¢n y acaba interes¨¢ndose por la sociedad marginal. ¡°Es algo que tiene en com¨²n con Animales Invisibles porque son especies un poco al margen¡±, comenta Mart¨ªnez. Magraner encuentra un argumento para romper con la cotidianidad de inmigrante (en ese momento vive en Hind¨² Kush, un macizo monta?oso que separa Afganist¨¢n de Pakist¨¢n) y decide buscar al yeti para llevar una vida con la que siempre ha so?ado, la de explorador. ¡°Sigue el hilo que le lleva a esas monta?as y muere all¨ª por defender esa especie de reino que ha conseguido¡±, explica Mart¨ªnez.
El 26 de marzo de 1988 Magraner mencion¨® por primera vez al yeti en su diario tras una conversaci¨®n con un cazador durante una tormenta de nieve. Mart¨ªnez asegura que no dio muchos detalles pero que estaba claro que su b¨²squeda hab¨ªa comenzado. Seg¨²n la leyenda, el monstruo habita tierras elevadas y rec¨®nditas zonas de monta?as y recibe un nombre distinto dependiendo de la zona. En el Hind¨² Kush, le llaman barmanu que significa robusto o musculoso, (en tibetano yeh significa bestia salvaje y teh lugar rocoso).
Pero, a veces, una cosa aparentemente in¨²til, como buscar al yeti durante a?os, permite?que un explorador pueda salvar la vida de miles de personas del valle de Panjsh¨©r, (Afganist¨¢n). El zo¨®logo franc¨¦s Jordi Magraner busc¨® al legendario animal durante 15 a?os por Hind¨² Kush. Pero esa b¨²squeda infructuosa le permiti¨® abrir un corredor humanitario en 1998, cuando todas las v¨ªas de acceso estaban cerradas.
Entre julio y agosto de 1998 la ofensiva talib¨¢n en Kabul oblig¨® a retirar a los cooperantes de ayuda humanitaria de Afganist¨¢n. ¡°Adem¨¢s, los corredores humanitarios afganos estaban bloqueados por la guerra y la crisis de Kosovo produjo que gran parte de materiales y equipos de la organizaci¨®n no gubernamental se fueran a Europa dejando a la delegaci¨®n pakistan¨ª bajo m¨ªnimos¡±, explica en el libro Yves Bourny, jefe de Aide M¨¦dicale Internationale (AMI) en ese momento. Hab¨ªa que reanudar una ruta que permitiera el env¨ªo de alimentos y medicamentos a Panjshir, por el contrario, la gente no sobrevivir¨ªa al invierno.
Jordi Magraner no solo conoc¨ªa el camino sino que pod¨ªa hablar con todas las facciones armadas y convencerles para que les dejaran pasar la ayuda humanitaria.
Magraner consigui¨® algo inaudito. No solo conoc¨ªa el camino sino que pod¨ªa hablar con todas las facciones armadas y convencer a sus l¨ªderes para que dejaran pasar la ayuda. Y como no era tayiko, afgano, pakistan¨ª o past¨²n, nadie pod¨ªa sospechar que perteneciera al otro bando. ¡°Su conocimiento de la naturaleza y de los habitantes de la regi¨®n facilit¨® un acto memorable de solidaridad colectiva. Por buscar al yeti¡±, se?ala Mart¨ªnez.
Sin embargo el 2 de agosto de 2002, Jordi Magraner apareci¨® degollado en su casa, situada en una aldea del Valle del Chitral, entre Pakist¨¢n y Afganist¨¢n. Junto a ¨¦l, se encontraba su ayudante de tan solo 12 a?os, tambi¨¦n asesinado. Las autoridades apenas investigaron el crimen. ¡°Una de las hip¨®tesis del asesinato de Magraner era que lo hab¨ªan ejecutado talibanes a quienes incomodaba su presencia, a¨²n m¨¢s teniendo en cuenta que viv¨ªa a menos de tres horas de donde se vio por primera vez con vida a Osama Bin Laden, cerebro de los atentados terroristas que destruyeron las torres gemelas en Nueva York en 2001¡±, afirma Gabi Mart¨ªnez.
La muerte de Magraner llev¨® al autor del libro a embarcarse en un viaje para hacer una investigaci¨®n criminal y poner una l¨¢pida en la tumba del zo¨®logo. Gabi Mart¨ªnez estuvo seis d¨ªas en las monta?as y 13 en Pakist¨¢n. La experiencia cambi¨® todo su mundo. ¡°Pens¨¦ que me iban a asesinar¡±, recuerda. Cuenta que cambi¨® la relaci¨®n que ten¨ªa con la vida y la llev¨® por otros derroteros. ¡°Descubr¨ª que, a partir de algo tan ex¨®tico como es el yeti, puedes llegar a contar el mundo. A partir de este hecho, se puede desarrollar una historia que explique por qu¨¦ en Francia la extrema derecha tiene seguidores. Esas personas que se unen a Le Pen sienten que hay cosas que no pueden hacer, que tienen incapacidades, y otras personas tambi¨¦n con incapacidades se convierten en talibanes capaces de matar en pa¨ªses como Pakist¨¢n¡±, concluye.
La b¨²squeda de la danta en Venezuela
La historia del yeti fue la que m¨¢s le cost¨® recopilar pero la de la danta es¡°la historia m¨¢s determinante de todas¡±, explica el autor. Este curioso animal se encuentra en Venezuela (uno de los lugares con m¨¢s biodiversidad del planeta) y puede alcanzar los dos metros de largo y 200 kilos. ¡°Su trompa inclina a emparentarlo con el elefante, pero se parece m¨¢s a un rinoceronte o un caballo, incluy¨¦ndose en el grupo de los perisod¨¢ctilos por tener cuatro dedos en las patas delanteras y tres en los de atr¨¢s. Es un animal imponente aunque poco agraciado¡±, detalla Mart¨ªnez en el libro.
Esta historia en la que Gabi Mart¨ªnez se adentra en la selva de la Gu¨¢quira (una pen¨ªnsula al norte de Venezuela) para buscar dantas, sintetiza todos los valores que llevaron al autor a impulsar el proyecto de Animales invisibles. ¡°Viv¨ª una concentraci¨®n de casualidades y movimientos en positivo que produjo algo tan extraordinario como que chavistas y terratenientes se reconciliaran para buscar un animal y conseguir un objetivo com¨²n: sacar adelante su pa¨ªs¡±.
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