Israel se estrella en su intento de aterrizar sobre la Luna
La sonda 'Beresheet' era la iniciativa de tres j¨®venes ingenieros que decidieron mandar una nave al sat¨¦lite en una noche de copas
"Hemos llegado a la Luna, pero no como quer¨ªamos". Esta frase se escuch¨® en el puesto de control poco despu¨¦s de que la sonda Bersheet se estrellase contra el sat¨¦lite. Israel aspiraba a convertirse en el cuarto pa¨ªs en conseguirlo despu¨¦s de tres potencias como EE UU, Rusia y China. Adem¨¢s, habr¨ªa sido la primera misi¨®n de este tipo impulsada por una empresa privada en lograrlo. "Hemos fracasado, pero lo hemos intentado", resum¨ªa cariacontecido el empresario israel¨ª Morris Kahn, que ha invertido m¨¢s de 35 millones de euros en la gesta.
El origen del proyecto, seg¨²n la versi¨®n de sus l¨ªderes, se puede trazar hasta una noche de copas de hace casi una d¨¦cada en un bar de Jol¨®n, una ciudad al sur de Tel Aviv (Israel). Los j¨®venes Yonatan Winetraub, ingeniero espacial, Yariv Bash, experto en ciberseguridad, y Kfir Damari, fabricante de drones, se fueron calentando con el paso de los tragos y acabaron dise?ando un plan para colocar una nave espacial sobre la Luna. A diferencia de lo que suele suceder con estas fantas¨ªas et¨ªlicas, la convirtieron en realidad.
Las circunstancias geopol¨ªticas de Israel hacen que tenga que lanzar sus cohetes en el sentido opuesto al que lo hacen el resto de pa¨ªses
Para desarrollar su proyecto, en 2011 fundaron SpaceIL y anunciaron su participaci¨®n en el Lunar X Prize, un concurso de Google que ofrec¨ªa 17,7 millones de euros para el primer equipo que lograse llevar un robot explorador a la Luna capaz de recorrer al menos medio kil¨®metro sobre la superficie del sat¨¦lite y transmitir a la Tierra im¨¢genes o v¨ªdeo de alta definici¨®n. El ¨²ltimo plazo fijado por Google expir¨® en 2018, pero el grupo israel¨ª, que trabajaba junto al contratista de defensa propiedad del Gobierno Israel Aerospace Industries (IAI), continu¨® con el trabajo.
Beresheet, como se ha bautizado el proyecto (en hebreo significa "g¨¦nesis"), ha tenido un coste de unos 89 millones de euros, en su mayor¨ªa aportados por fil¨¢ntropos jud¨ªos. Los dos principales inversores son el magnate estadounidense de los casinos Sheldon Adelson, que ha donado 14,5 millones de euros, y el mencionado Morris Kahn. La Agencia Espacial Israel¨ª ha destinado al proyecto 1,8 millones de euros, la ¨²nica aportaci¨®n estatal.
Como reconocen sus propios impulsores, el principal objetivo de la misi¨®n era, una vez que se descart¨® ganar el Lunar X Prize, demostrar que un equipo como el suyo era capaz de llevar una sonda a la Luna y tomar unas cuantas fotos. Finalmente, el investigador del Instituto Weizmann Oded Aharonson convenci¨® a los directivos de SpaceIL de que incluyesen algunos instrumentos cient¨ªficos para medir el magnetismo de la corteza lunar.
Beresheet pretend¨ªa, adem¨¢s, ser una fuente de inspiraci¨®n para despertar en los ni?os israel¨ªes a los ingenieros del futuro, y, como suele suceder con las gestas espaciales, una fuente de orgullo nacional. La sonda llevaba a la Luna una c¨¢psula con informaci¨®n sobre Israel y el pueblo jud¨ªo, memorias de un superviviente del Holocausto y una copia completa de la Biblia.
Seg¨²n contaba por la tarde Ofer Lapid, representante de la Agencia Espacial Israel¨ª en la Universidad Internacional del Espacio, aunque no hay apoyo estatal en forma de dinero, todo el pa¨ªs se ha volcado en la gesta, con charlas sobre el proyecto que han llegado a m¨¢s de un mill¨®n de ni?os y cientos de voluntarios que han aportado su trabajo de forma desinteresada. En las pantallas del aeropuerto Ben Guri¨®n, junto a un vuelo proveniente de Madrid y otro desde Londres, se pod¨ªa ver poco antes de la fallida misi¨®n la hora de llegada de la sonda israel¨ª a la Luna.
Entre las particularidades de este proyecto espacial se encuentra el tama?o de la nave. Con las dimensiones de un utilitario y 585 kilogramos de peso en el lanzamiento, 160 sin contar el combustible, era el artefacto m¨¢s peque?o que ha intentado posarse sobre la Luna. Las circunstancias geopol¨ªticas de Israel tambi¨¦n influyeron en el plan. Rodeado de enemigos, no lanza sus cohetes hacia el este para aprovechar el impulso de la rotaci¨®n de la Tierra. Los lanza en sentido opuesto, hacia el Mediterr¨¢neo, perdiendo casi un tercio de su capacidad. En el caso de Beresheet, la sonda no parti¨® hacia el espacio desde su pa¨ªs de origen. Lo hizo a bordo de un Falcon 9, un cohete creado tambi¨¦n por una empresa privada, SpaceX, desde Florida (EE UU).
Este tipo de detalles t¨¦cnicos ser¨¢n importantes en la nueva etapa de exploraci¨®n lunar, en la que ganar¨¢ terreno la iniciativa privada. La NASA ha anunciado que acepta propuestas para transportar peque?os robots a la Luna a trav¨¦s de compa?¨ªas privadas, un programa que pretende iniciar en 2020. La experiencia de Beresheet habr¨ªa colocado a SpaceIL entre los competidores mejor situados en esta nueva carrera espacial. Habr¨¢ que ver c¨®mo gestionan el fracaso.
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