Reinas, m¨®viles y la revuelta sudanesa

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La revuelta en Sud¨¢n ya tiene su s¨ªmbolo. Es una mujer vestida con un sencillo tobe blanco (una t¨²nica tradicional sudanesa), subida al techo de un coche en medio de una multitud que graba con sus tel¨¦fonos m¨®viles. En la imagen, que se ha convertido en el icono de las protestas contra el presidente Omar al Bashir, la mujer tiene el dedo ¨ªndice apuntando al cielo en un gesto desafiante. La tenue luz del ocaso completa una escena con un tono trascendental. La fotograf¨ªa ha circulado por las redes sociales y ha acabado haci¨¦ndose viral, est¨¢ repleta de s¨ªmbolos y de mensajes y destila un car¨¢cter ¨¦pico que ayuda a definir el car¨¢cter de la revuelta.

Adem¨¢s de representar la esencia del levantamiento, la imagen de Lana H. Haroun, una joven ejecutiva de una empresa de exportaci¨®n, ejemplifica el papel del entorno digital en las protestas. Haroun tom¨® la foto el lunes a ¨²ltima hora de la tarde durante la sentada que se estaba desarrollando frente a las instalaciones presidenciales y de las fuerzas de seguridad sudanesas en Jartum, la capital del pa¨ªs. En un primer momento la public¨® en su p¨¢gina de Facebook y solo unas horas despu¨¦s reclam¨® su autor¨ªa a trav¨¦s de su perfil de Twitter, pero para entonces la imagen hab¨ªa empezado a circular a trav¨¦s de WhatsApp y por ello se compart¨ªa envuelta en dos misterios: qui¨¦n era aquella mujer y qui¨¦n hab¨ªa hecho la foto. La segunda cuesti¨®n se fue desvelando. Respecto a la primera, se esclareci¨® parcialmente, pero envuelta en una cierta nebulosa. Varios usuarios identificaron al icono en las mismas redes sociales como Alaa Salah, sin muchos m¨¢s detalles.

Durante estos d¨ªas de esa valiente sentada popular ante los s¨ªmbolos del poder dictatorial de al Bashir, los contenidos que se han viralizado han ayudado a construir la imagen ¨¦pica de la revuelta. Esas publicaciones en las redes sociales han ayudado a ganar la batalla internacional de la informaci¨®n al mismo tiempo que se alimentaba la moral de la ciudadan¨ªa sublevada. La mujer encaramada al techo del coche ha hecho revivir la figura de las Kandaka, las reinas nubias del antiguo Sud¨¢n que representan la fuerza femenina de la regi¨®n. Las mujeres han sido un pilar fundamental de las reivindicaciones, desde que en diciembre se echaron a la calle en las llamadas protestas del pan por el aumento del precio de este producto b¨¢sico y que pronto acabaron reclamando el final del r¨¦gimen de al Bashir, que tras 34 a?os es el cuarto presidente africano que m¨¢s tiempo lleva en el cargo.

Como en el caso de la imagen de la misteriosa mujer, la mayor parte de fotos y v¨ªdeos de las protestas se distribu¨ªan a trav¨¦s de los sistemas de mensajer¨ªa instant¨¢nea antes que en las redes sociales. Ni los protagonistas ni los autores parec¨ªan ser lo m¨¢s importante, frente al efecto motivador que generaban en el pa¨ªs y el poder aglutinador que generaban en el exterior. Cuando esas fotos y v¨ªdeos aparec¨ªan en las redes se multiplicaban los mensajes de periodistas de medios internacionales buscando el fondo de unas historias que se iban completando pieza a pieza. Las derivadas de la fotograf¨ªa m¨¢s ic¨®nica de la protesta en Jartum no hac¨ªan m¨¢s que aumentar la leyenda.

La foto aparec¨ªa acompa?ada de unos v¨ªdeos en los que la mujer, identificada como Salah, entonaba una canci¨®n con un tono tradicional, mientras que la multitud le devolv¨ªa una r¨¦plica sencilla: Thawra, en ¨¢rabe revoluci¨®n. En apenas 24 horas, la foto de Lana H. Haroun acumulaba 50.000 interacciones entre retuits y me gusta, solo en el perfil de la autora, sin tener en cuenta el resto de usuarios que la republicaron directamente en sus cuentas. Los v¨ªdeos, que tienen un ritmo casi adictivo, acumulaban, igualmente, cientos de miles de reproducciones.

Pero la ¨¦pica no se limitaba a esa imagen que ha atra¨ªdo toda la atenci¨®n internacional. Una serie de v¨ªdeos que mostraban a un grupo de militares anunciando su apoyo a los manifestantes tambi¨¦n tuvo amplia difusi¨®n. De hecho, esa disposici¨®n de miembros de la armada a ponerse al lado de los sublevados, frente a la polic¨ªa que hab¨ªa llevado el peso de la represi¨®n hasta el momento y tambi¨¦n contra las ¨®rdenes de sus mandos, hab¨ªa sido una de las principales novedades de la sentada ciudadana del lunes. El contenido de esos v¨ªdeos protagonizados por militares ten¨ªa una fuerza considerable, estaban revel¨¢ndose ante las ¨®rdenes de sus superiores y lo hac¨ªan p¨²blicamente, con la conciencia de que eso les pod¨ªa suponer una pena de muerte por insurrecci¨®n.

Una de las constantes de las im¨¢genes de la revuelta sudanesa es la presencia constante de tel¨¦fonos m¨®viles. En cada imagen se aprecian manifestantes grabando, casi todos los protagonistas aparecen equipados con un tel¨¦fono en la mano. Un v¨ªdeo bastante simb¨®lico muestra, incluso, una imagen de la sentada durante la noche. En la escena sumida en la oscuridad, la muchedumbre solo se aprecia a trav¨¦s de las incontables peque?as luces que perturban la noche.

Los mensajes que se transmiten a trav¨¦s de las herramientas de mensajer¨ªa instant¨¢nea o de las redes sociales, mediante hashtags como #SudanUprising o #SudanRevolts, est¨¢n teniendo un importante papel en la visibilizaci¨®n de la protesta y en la cohesi¨®n de los y las participantes. Quiz¨¢ por ello, el r¨¦gimen de Omar al Bashir decidi¨® el domingo combinar los apagones de electricidad con los bloqueos de Internet para intentar frenar la difusi¨®n de esas im¨¢genes. No es la primera vez que el r¨¦gimen recurre a estas medidas de censura de las redes. De hecho, ya recurri¨® a un apag¨®n digital durante la anterior oleada de protestas en los primeros d¨ªas de este a?o.

El papel de los m¨®viles y del entorno digital no es una novedad en la contestaci¨®n en Sud¨¢n. La investigadora Helena Puig ya estudi¨® y explic¨® su funci¨®n en las protestas de 2011. En el contexto de aquellas revueltas globales que se multiplicaban a la sombra de las Primaveras ?rabes, el r¨¦gimen de Al Bashir tambi¨¦n se tambale¨® aunque con mucha menos publicidad. Y en esa amenaza a la dictadura, las redes fueron una herramienta fundamental. Pero aquellas movilizaciones digitales ten¨ªan algunas limitaciones estructurales que tambi¨¦n se evidenciaron a posteriori. Ahora, ante la difusi¨®n global de la imagen de la mujer llamando a la revoluci¨®n desde el techo de un coche y de la unanimidad de su car¨¢cter ic¨®nico, parece que muchas de esas deficiencias han sido superadas, aunque eso tampoco garantice el final de un r¨¦gimen como el de Al Bashir.

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