Una estaci¨®n convertida en museo

De repente despunta un ladrillo, la limpieza va descubriendo que forma parte de una alberca, la alberca conduce al palacio musulm¨¢n al que perteneci¨® y la obra que busca ampliar el metro se detiene. Ha ocurrido en m¨²ltiples ciudades europeas. Sucedi¨® en Granada, en la estaci¨®n de metro Alc¨¢zar Genil ¡ªel nombre del palacio musulm¨¢n del siglo XIII¡ª y el arquitecto Antonio Jim¨¦nez Torrecillas ¡ªun hombre que trabajaba con las manos, con la radicalidad de quien entiende los espacios y con el cuidado de quien respeta los mil¨ªmetros¡ª asumi¨® el reto de hablarle a la ingenier¨ªa del siglo XIII desde la ingenier¨ªa del XXI. Hoy la estaci¨®n da servicio de transporte a los ciudadanos y les permite, al mismo tiempo, descender al subsuelo de la historia.

Entre el vest¨ªbulo y la calle Jim¨¦nez Torrecillas ubic¨® los restos arqueol¨®gicos para no desmontar los muros laterales de la alberca. En la memoria del proyecto, el arquitecto hablaba de ¡°mantener la informaci¨®n gen¨¦tica de los materiales¡±. Con esa estrategia, los paramentos dejan ver, como un palimpsesto, la estratigraf¨ªa horizontal de las tongadas revelando c¨®mo se constru¨ªa en el siglo XIII y, el hormig¨®n armado empleado en la nueva construcci¨®n se convierte en ayudante, en apoyo de esa exposici¨®n. El resto del pavimento, una alfombra de granito, oculta las instalaciones para no distraer la visita adapt¨¢ndola, sin embargo, a las posibilidades t¨¦cnicas del siglo XXI. El mobiliario de vidrio y acero inoxidable busca no crear equ¨ªvocos.

Pero m¨¢s all¨¢ de esa convivencia honesta de usos ¡ªtransporte e historia¡ª de tiempos y de materiales, es la iluminaci¨®n natural, y su convivencia con la sutil iluminaci¨®n artificial, la que logra que una estaci¨®n de metro se convierta en museo. Cuesta imaginar un trabajo as¨ª: radical y minucioso, en manos de otro arquitecto.