La cara oculta de Balenciaga, una historia de amor y corrupci¨®n
La primera semana del juicio sobre el museo del dise?ador indaga sobre los m¨®viles del expolio y los sobreprecios
La costura elegante y la puntada art¨ªstica de Crist¨®bal Balenciaga se difumina en el banquillo de los acusados de un juzgado de San Sebasti¨¢n. Las togas negras, las monta?as de tomos de diligencias y la luz de color tungsteno que ilumina al principal acusado, el exalcalde del PNV de Getaria, Mariano Camio, ¡ªse enfrenta a ocho a?os por?administraci¨®n desleal, falsedad en documento mercantil y malversaci¨®n de caudales p¨²blicos durante la construcci¨®n del Museo del genio de la moda¡ªson m¨¢s propias de una serie B de televisi¨®n, que de acompa?ar a la memoria de un genio que comparte constelaci¨®n con Christian Dior o Coco Chanel entre otros.
Una semana despu¨¦s de arrancar la vista oral, despu¨¦s de 12 a?os de investigaciones y retrasos, los investigadores y testigos est¨¢n ratificando la tesis del Ministerio P¨²blico. Camio, el principal acusado, vicepresidente de la Fundaci¨®n Crist¨®bal Balenciaga que en 1999 presidi¨® Hubert de Givenchy, ten¨ªa una ¡°dependencia afectiva y emocional absoluta del arquitecto elegido para dise?ar el museo, el cubano Julian Argilagos. As¨ª lo confirmaron el instructor del atestado policial, elaborado por la Ertzaintza durante un a?o, y el exsecretario de la Fundaci¨®n Balenciaga, Manuel Cabrera.
Aunque los hechos que se est¨¢n viendo en el juicio ya son historia, y puertas adentro luce extraordinaria la obra del modisto que visti¨® a Marlene Dietrich, Ava Gardner, Ingrid Bergman, Liz Taylor, o, Romy Schneider entre otras tantas celebridades del mundo del cine, de la cultura y de la realeza europea, su construcci¨®n fue un caos.
No solo se derroch¨® y desvi¨® dinero, sino que desaparecieron peque?as obras de los fondos de la Fundaci¨®n Crist¨®bal Balenciaga. Guantes, medias y 35 l¨¢minas que contienen 139 dise?os realizados por el modisto fueron contabilizados como desaparecidos en el informe interno que realiz¨® Miren Arzalluz en 2008, conservadora de la instituci¨®n por aquellas fechas e hija del expresidente del PNV, Xabier Arzalluz. El nexo de uni¨®n de todo ello fue, seg¨²n los testigos y peritos, la intensa relaci¨®n sentimental entre Camio y Argilagos, que est¨¢ en paradero desconocido.
La Interpol tampoco ha podido localizarle. El arquitecto, el principal beneficiario de su amante seg¨²n la tesis de la Fiscal¨ªa, ni siquiera ten¨ªa la titulaci¨®n convalidada como para ejercer en Espa?a. En 2005 el arquitecto cubano, -sus planos y certificaciones las firmaba un arquitecto donostiarra- fij¨® su residencia en Miami y desde entonces en Getaria y sus alrededores, nadie le ha vuelto a ver. Amor, sexo o solo amistad como sostuvo Camio en la primera jornada de la vista que durar¨¢ hasta el mi¨¦rcoles, el caso es que una cl¨¢usula en el contrato con Argilagos incrementaba su minuta a medida que se incrementaba el coste del proyecto.
Pas¨® de 4,8 millones de euros en el a?o 2.000 a 30 millones cuando se inaugur¨®, en 2011. La directora de Patrimonio de la Diputaci¨®n de Gipuzkoa, Pilar Azurmendi confirm¨® que se "la cl¨¢usula sobre sus emolumentos era abusiva". Los pagos a Argilagos, crecientes, avalan esa tesis. Pasaron de los 511.000 euros pactados inicialmente hasta los 1,12 millones, en poco tiempo.
El agente de la Ertzaintza tambi¨¦n constat¨® que Camio y Argilagos pasearon su relaci¨®n por el hemisferio norte. Realizaron a cargo del dinero p¨²blico varios viajes a Par¨ªs y diferentes ciudades de los Estados Unidos sin relaci¨®n aparente con su trabajo, pero siempre para favorecer al arquitecto. "La Fundaci¨®n Balenciaga funcionaba a capricho de Camio", resumi¨® el secretario de la Fundaci¨®n en su declaraci¨®n.
Un esc¨¢ndalo enorme, habida cuenta de que cuando en 2008, el a?o que el caso entr¨® en los juzgados despu¨¦s de una larga comisi¨®n de investigaci¨®n parlamentaria, los Reyes de Espa?a eran miembros de la Fundaci¨®n, y junto a ellos compart¨ªan mesa Ungaro, ?scar de la Renta y Paco Rabanne, entre otros. Todos ellos ajenos a semejante expolio.
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