La avalancha de informaci¨®n ahoga la capacidad de atenci¨®n colectiva
Los productos culturales y la informaci¨®n se consumen con m¨¢s rapidez, seg¨²n un estudio
Uno de los creadores de Twitter, Ev Williams, est¨¢ convencido de que el actual ritmo de consumo de informaci¨®n est¨¢ "atontando a todo el mundo". Los medios que ofrecen titulares minuto a minuto, alertas de ¨²ltima hora con una sandez que ha tuiteado un pol¨ªtico, la oferta inabarcable de contenidos que solo sirven para explotar nuestras debilidades, notificaciones insaciables demandando nuestra atenci¨®n... un ecosistema informativo que se acelera, nos atosiga y no nos deja pensar. Ahora, un an¨¢lisis de las pautas de consumo de informaci¨®n y contenidos culturales confirma la intuici¨®n de Williams: estamos perdiendo capacidad de atenci¨®n como sociedad. Cada vez tenemos menos tiempo para reflexionar sobre el ¨²ltimo libro, la ¨²ltima pel¨ªcula, la ¨²ltima noticia, y lo devoramos con avidez para pasar al siguiente plato del men¨² sin hacer la digesti¨®n.
La aceleraci¨®n se produce al mismo ritmo en las tendencias de Google y Twitter, pero tambi¨¦n en los libros del ¨²ltimo siglo o el cine de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas
Muchos soci¨®logos y pensadores han teorizado sobre est¨¢ aceleraci¨®n de la conversaci¨®n p¨²blica, que provoca que el debate sea cada vez m¨¢s fragmentado y superficial. Un libro tarda menos en convertirse en un ¨¦xito y cae en el olvido mucho m¨¢s r¨¢pido que hace a?os. Una pel¨ªcula llega antes a cifras r¨¦cord en taquilla, pero dura menos en cartelera que hace un par de d¨¦cadas. Una etiqueta de ¨¦xito en Twitter se evapora mucho antes que hace un lustro. Un equipo de cient¨ªficos europeos ha observado todos estos fen¨®menos: los ciclos colectivos de consumo de contenidos informativos y culturales se est¨¢n reduciendo y precipitando por una pendiente que reduce la atenci¨®n colectiva.
Estos investigadores, del Instituto Max Planck y de las universidades t¨¦cnicas de Berl¨ªn y Dinamarca, han desarrollado un modelo matem¨¢tico para analizar estos patrones de consumo y la mayor sorpresa es que funciona en todos estos campos tan distintos. La aceleraci¨®n se produce al mismo ritmo en las tendencias de Google, las de Twitter, los comentarios en foros de internet, pero tambi¨¦n en el consumo de determinadas expresiones y tem¨¢ticas en los libros del ¨²ltimo siglo o la venta de entradas de cine de las ¨²ltimas cuatro d¨¦cadas. "El tiempo requerido para alcanzar la popularidad m¨¢xima disminuye y el descenso ocurre sim¨¦tricamente m¨¢s r¨¢pido, acortando el per¨ªodo de popularidad de cada tema", concluyen.
Siempre es un poco dif¨ªcil encontrar ejemplos ¨²nicos que sean comparables, se?alan los autores, pero ponen a Titanic (1997) y Avatar (2009) como muestra. Titanic estuvo en lo m¨¢s alto de la taquilla durante 15 semanas consecutivas, mientras que Avatar solo pudo quedarse all¨ª durante siete semanas. Sin embargo, a Titanic le llev¨® 50 d¨ªas alcanzar la marca de los 500 millones de d¨®lares, mientras que Avatar lo logr¨® en 32 d¨ªas. Avatar lleg¨® m¨¢s r¨¢pido a lo m¨¢s alto, pero tambi¨¦n cay¨® mucho antes desde ese pico, acortando su vida ¨²til en el imaginario social.
"La abundancia de informaci¨®n lleva a comprimir m¨¢s temas en los mismos intervalos de tiempo como resultado de las limitaciones de la atenci¨®n colectiva disponible", explica el estudio
"Producir y consumir m¨¢s contenido da como resultado un acortamiento de la capacidad de atenci¨®n para temas individuales y ritmos de rotaci¨®n m¨¢s altos entre los elementos culturales populares. En otras palabras, la competencia siempre presente por la actualidad y la abundancia de informaci¨®n lleva a comprimir m¨¢s temas en los mismos intervalos de tiempo como resultado de las limitaciones de la atenci¨®n colectiva disponible", apuntan los autores en su estudio, que publica Nature Communications. Ahogada bajo el tsunami de est¨ªmulos, la sociedad cada vez tiene menos neuronas disponibles para analizar lo que consume, recibe y conoce.
Este trabajo se ha centrado en la atenci¨®n colectiva, pero los cient¨ªficos est¨¢n interesados en saber c¨®mo funciona este mecanismo en lo individual. "En este momento, solo discutimos el fen¨®meno colectivo, pero una de las razones por las que estamos trabajando para mostrar la aceleraci¨®n en el ¨¢mbito individual es que, si las cosas se est¨¢n acelerando para los individuos, significa que, por ejemplo, tenemos que asimilar m¨¢s noticias al d¨ªa que nunca", afirma Sune Lehmann, autor principal del trabajo. "Eso significa que puede ser m¨¢s dif¨ªcil discernir qu¨¦ es realmente importante y tambi¨¦n puede ser m¨¢s dif¨ªcil verificar los hechos e identificar art¨ªculos de noticias falsas o enga?osas. Tambi¨¦n es probable que sea m¨¢s f¨¢cil elegir solo las cosas con las que est¨¢s de acuerdo, aisl¨¢ndote de los puntos de vista opuestos", a?ade Lehmann, profesor de la Universidad T¨¦cnida de Dinamarca.
Lehmann est¨¢ de acuerdo en que las plataformas dise?adas para mantenernos m¨¢s tiempo ante las pantallas viendo anuncios personalizados son "un problema importante que enfrenta nuestra sociedad actual". Y a?ade: "Algunas de estas tecnolog¨ªas tambi¨¦n nos env¨ªan noticias cada vez m¨¢s r¨¢pidamente y, en este sentido, conectan con el tema de la atenci¨®n colectiva m¨¢s ef¨ªmera que medimos en el estudio". Precisamente, otros estudios recientes se?alan que el lenguaje de la pol¨ªtica se ha simplificado de forma notable en las ¨²ltimas d¨¦cadas.
"Puede ser m¨¢s dif¨ªcil discernir qu¨¦ es realmente importante y tambi¨¦n es m¨¢s f¨¢cil elegir solo las cosas con las que est¨¢s de acuerdo, aisl¨¢ndote de los puntos de vista opuestos", lamenta Lehmann
Silvia Maj¨® V¨¢zquez, experta en comunicaci¨®n digital de la Universidad de Oxford, encuentra algunos problemas en la investigaci¨®n de Lehmann que pueden estar inflando el impacto de sus conclusiones. "Aseguran que los hashtags de Twitter han acortado su trayectoria, pero eso puede haberlo provocado deliberadamente el propio algoritmo", pone como ejemplo Maj¨®. Los cient¨ªficos estudiaron los datos de Twitter de 2013 a 2016, y al analizar los principales hashtags diarios (etiquetas tem¨¢ticas agrupadas en una palabra) descubrieron que los picos se volvieron cada vez m¨¢s pronunciados y frecuentes: en 2013, un hashtag se mantuvo entre los primeros 50 durante un promedio de 17,5 horas; una trayectoria que se redujo gradualmente hasta las 11,9 horas de 2016. "En este tipo de estudios hay que tener en cuenta que el big data obtenido de estas plataformas puede contener sesgos, porque surge de algoritmos que est¨¢n pensados precisamente para inducir comportamientos", advierte Maj¨®, investigadora del Instituto Reuters de Oxford.
Maj¨® observa otro problema en la "direcci¨®n de causalidad" de este fen¨®meno, es decir, es dif¨ªcil saber si las personas que consumen productos culturales e informativos est¨¢n reduciendo su inter¨¦s o si son los productores los que recortan el tiempo de la oferta. No obstante, este trabajo tiene algunos paralelismos con un estudio de la propia Maj¨® (firmado con Ana Sof¨ªa Cardenal y Carol Galais). Las investigadoras descubrieron que para aquellas personas que se informaban m¨¢s en Facebook los principales problemas sociales no eran los mismos que los que se?alan en resto de los espa?oles en el CIS: paro y corrupci¨®n.
Lehmann y sus colegas encontraron dos entornos en los que este fen¨®meno de aceleraci¨®n de la atenci¨®n no se produce: la Wikipedia y los estudios cient¨ªficos. "Creo que una de las cosas que es diferente en esos sistemas es que su consumo est¨¢ guiado por nosotros, cuando acudimos a ellos al necesitar informaci¨®n", explica Lehmann. Y a?ade: "Si quiero conocer un dato, voy a la Wikipedia, o busco un art¨ªculo relevante. Esto significa que aumentar el ritmo de comunicaci¨®n es probablemente menos importante".
Puede escribirnos a javier@esmateria.com o seguir a Materia en Facebook, Twitter, Instagram o suscribirse aqu¨ª a nuestra newsletter.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.