La ¡®app¡¯ que geolocaliza la basura para saber d¨®nde y c¨®mo se genera
Desde colillas hasta sobres de salsa de tacos. Foto a foto, la aplicaci¨®n de Jeff Kirschner para localizar desperdicios es un motor de estrategias antirresiduos que opera desde Estados Unidos hasta la isla de Guam
TODO COMENZ? en un bosque de Oakland, en Estados Unidos. Durante un paseo, la hija de cuatro a?os de Jeff Kirsch?ner se?al¨® un tubo de pl¨¢stico tirado en el camino. ¡°Eso no deber¨ªa estar ah¨ª¡±, sentenci¨®. El apunte podr¨ªa haber sido anecd¨®tico si no fuera porque acab¨® convirti¨¦ndose en el impulso de Litterati, una comunidad virtual mundial que mapea basura y limpia el planeta. Papel a papel, lata a lata, ya han recogido m¨¢s de dos millones y medio de desperdicios desde su creaci¨®n en 2012.
Kirschner, de 46 a?os y cuyo esp¨ªritu emprendedor y proyecto han sido abanderados por la marca ?Dockers, sabe que el problema sobre el que intenta concienciar es todo menos sexy. Precisamente, su m¨¦rito al frente de la start-up consiste en haber convertido una tarea ingrata en una actividad l¨²dica y colectiva a partir de sus recuerdos del campamento de verano al que acud¨ªa cuando era ni?o. Entonces, antes de la visita de los padres, a cada uno le ordenaban recoger cinco piezas de basura. Una mec¨¢nica muy similar a la de la aplicaci¨®n que ha desarrollado ¡ªdisponible para iOS y Android¡ª, en la que los miembros de la comunidad fotograf¨ªan los desperdicios que recogen por la calle y los etiquetan en funci¨®n del tipo o de la marca. Quien m¨¢s limpia, m¨¢s posiciones escala en la clasificaci¨®n global. El resultado es un gran retrato de la suciedad que campa por ¡°todas partes¡±, incide el creador. ¡°Puede haber un camino mejor y los datos nos ayudan a comprender c¨®mo crear ese camino¡±, asegura, con una seguridad inquebrantable en la iniciativa durante toda la conversaci¨®n.
La recogida de informaci¨®n constituye algo m¨¢s que una mera funcionalidad en Litterati. Pretende ser el motor del cambio. Kirschner cuenta lo ocurrido en Oakland, su ciudad natal. Tras retirar 50.000 piezas de basura de una zona de la localidad, observaron que la mayor¨ªa eran sobres de salsa de una tienda de tacos mexicanos, algunos de ellos sin abrir. La soluci¨®n fue simple y r¨¢pida: sustituir los paquetes individuales por dispensadores en el establecimiento. Lo mismo pas¨® en San Francisco, donde, gracias a las cifras recogidas durante cuatro d¨ªas sobre cigarros desechados en el suelo, se impuso un impuesto del 20% a la venta de tabaco que gener¨® ingresos anuales de m¨¢s de cuatro millones de d¨®lares. ¡°Los datos obtenidos empoderan a las comunidades para lograr un impacto en aquello que es realmente importante para ellos¡±, recalca el CEO. ?Y qu¨¦ ocurre con la responsabilidad individual de la gente en esos desechos? ¡°No quiero rega?arles, eso es agotador¡±, aclara. ¡°El objetivo es que las personas a las que s¨ª les importa, nunca se sientan solas en esa tarea¡±.
El californiano se muestra absolutamente convencido del poder y la necesidad del trabajo en equipo para poder lograr su cometido. Los tent¨¢culos de la red que ha creado han alcanzado lugares como Groenlandia, la isla de Guam y la Polinesia Francesa, aunque Holanda, Estados Unidos y el Reino Unido constituyen hoy d¨ªa los pa¨ªses m¨¢s activos. En un mundo en el que solo en 2016 se generaron 2.010 millones de residuos, seg¨²n el Banco Mundial, este exguionista de cine tiene claro que est¨¢ lejos de alcanzar su objetivo, pero cada cigarro y papel menos en el suelo act¨²an como gasolina para su empe?o. ¡°Mi objetivo final consiste en limpiar todo el mundo y empoderar a otros. No puedes llevar a cabo ese prop¨®sito solo, tienes que crear una comunidad. Ese es el valor de Litterati¡±.
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