Ingenier¨ªa a favor de la naturaleza
Los proyectos de obra civil est¨¢n llamados a contribuir a la reducci¨®n del calentamiento del planeta
Una obra civil no se instala sin dolor en el terreno donde se levanta. Las actuaciones y sus materiales provocan, en distinto grado, contaminaci¨®n del suelo, del aire, del agua e impactan en la flora y la fauna. La historia de la ingenier¨ªa civil est¨¢ llena de ejemplos que han afectado en distinto grado el ecosistema y bienestar de los seres vivos que lo habitaban. Algunos, sancionados, como el salto hidroel¨¦ctrico de la cascada de ?zaro (en el r¨ªo Xallas, en A Coru?a). Otros, ahogados en la memoria. Como los cientos de pueblos que duermen bajo los pantanos construidos durante la dictadura para garantizar el agua potable que provoc¨® el desplazamiento de poblaci¨®n y animales y la extinci¨®n de cultivos.
La normativa, sin embargo, ha evolucionado para contemplar m¨¢s aspectos e incluir varias profesiones en el proyecto, y hoy los estudios de impacto ambiental son obligatorios. "El buen ingeniero siempre tuvo en cuenta las afecciones de su obra a un r¨ªo, en la naturaleza y sus recursos. Siempre ha habido obras que no se hicieron donde era m¨¢s id¨®neo por falta de sensibilidad y se llevaban por delante robledales, monta?as, bah¨ªas... En Espa?a, hace 20 a?os nadie hablaba de sostenibilidad, pero ahora se contempla por imagen del ¨®rgano p¨²blico, por acceso al capital... Y sobre todo porque es un asunto de calidad y supervivencia", asegura Antonio Villanueva Pe?alver, ingeniero industrial en Idom, especialista en medio ambiente y arquitectura bioclim¨¢tica, que resalta la integraci¨®n de "nuevas especializaciones y oportunidades de negocio en la resiliencia y la sostenibilidad de las edificaciones".
Los expertos coinciden en que falta conocimiento sobre los t¨¦rminos que se vinculan al medio ambiente, lo que facilita la adherencia al "ecopostureo verde" (greenwashing). "No es lo mismo impacto ambiental que la sostenibilidad. Esta atiende a recursos, el ritmo a los que los consumimos y a los residuos", insiste Miguel Aguil¨®, catedr¨¢tico em¨¦rito de Ingenier¨ªa de Caminos. "Si se hace en el lugar adecuado, la construcci¨®n no es tan destructiva", y defiende que la responsabilidad de las grandes obras en relaci¨®n con el medio ambiente la tiene la Administraci¨®n "que autoriza que se construya en ciertos sitios en vez de protegerlos y permita que se hagan edificios, pol¨ªgonos, grandes urbanizaciones en lugares donde nadie los necesita; eso es consumismo, es despilfarro".
Mauricio G¨®mez, director general en Idom, transita por la misma l¨ªnea. Explica que lo m¨¢s importante a tener en cuenta a la hora de planear una obra es planificar, y para eso no solo contemplar lo ambiental, sino los usos, porque el impacto de la infraestructura no acaba con su construcci¨®n. "Imagina que la ciudad dispone de un ¨²nico puente para cruzar un r¨ªo y se planea hacer otro de mayor capacidad. ?Fin del asunto? Para nosotros ser¨ªa mejor ver para qu¨¦ y por qu¨¦ todas esas personas necesitan cruzar el puente y ver si en el extrarradio de la ciudad podr¨ªan desarrollarse n¨²cleos de actividad que evitaran entrar", a?ade. "La sostenibilidad no solo es mejor para el planeta, para el entorno, sino que tambi¨¦n es una soluci¨®n econ¨®mica. Si encontramos n¨²cleos en la periferia donde las personas puedan desarrollar su actividad, evitaremos el coste del nuevo puente, reduciremos el combustible, la contaminaci¨®n e incluso puede que consigamos desarrollar otras zonas m¨¢s deprimidas".
Nueva sensibilidad
Esta nueva sensibilidad ambiental exige contar con equipos especializados y multidisciplinares. "El territorio es muy complejo y necesita del soci¨®logo, del bi¨®logo, del ge¨®logo. Antes la visi¨®n de los proyectos era tecn¨®cr¨¢tica y ¨²nica y provocaba que las cosas se resolvieran mal. Ya est¨¢ pasando en todo el mundo que hay una visi¨®n m¨¢s hol¨ªstica, importa m¨¢s la ecolog¨ªa y los asuntos sociales. Ingenieros, urbanistas, arquitectos empiezan a trabajar juntos porque as¨ª es como se pueden resolver los problemas", explica Gin¨¦s Garrido, arquitecto y uno de los fundadores de Burgos y Garrido, uno de los estudios responsables del proyecto Madrid R¨ªo. "Quisimos que la cubierta vegetal sobre la M-30 fuera lo m¨¢s grande posible, pero ah¨ª hay instalaciones de riego, reciclaje de agua, dep¨®sito... A trav¨¦s del r¨ªo y con la cubierta vegetal, los animales han ido conquistando espacio", apunta Garrido. El proyecto ha inspirado otros como Parques del R¨ªo, en Medell¨ªn (Colombia), dise?ado por la paisajista Kathryn Gustafson. Se trata de una obra urbana y ferroviaria, pues ha soterrado el ferrocarril y conectado barrios, una demanda ciudadana que llevaba d¨¦cadas aparcada.
En esta nueva forma de entender las ciudades y la obra civil cuenta mucho el papel de los ciudadanos. Este tipo de construcciones ampl¨ªan el concepto de arquitectura civil porque se convierten en lugares de paso con una funci¨®n social; adem¨¢s de revitalizar n¨²cleos urbanos, tienen en cuenta los usos de los que van a disfrutar del proyecto, y a estos, cada vez m¨¢s, les importa el cuidado del entorno. "Hay una exigencia social sobre el medio ambiente y de transparencia. Los ciudadanos se enteran m¨¢s y preguntan para informarse mejor. Durante muchos momentos del proyecto, este queda expuesto y se puede opinar", explica el arquitecto de Burgos y Garrido. Para el doctor y profesor de Caminos de la UPV Pedro Fern¨¢ndez Carrasco, "las empresas de ingenier¨ªa civil, los estudios de arquitectura y las constructoras deben recordar que est¨¢n al servicio de las personas y de todos los seres vivos".
El profesor defiende la existencia no solo de equipos multidisciplinares en los proyectos, "sino de gente que sepa sobre los usos de las infraestructuras, que pregunten a aquellos que van a usarlo; si el que la va a disfrutar es, por ejemplo, un artista o un deportista..., su visi¨®n es necesaria en la planificaci¨®n". Este experto en hidr¨¢ulica y cambio clim¨¢tico insiste en que "muchas grandes obras, como las presas, se olvidan de poner a los seres vivos en el centro de todo", y a?ade: "Lo que ponen en el centro es la necesidad de que una sociedad dependa de un recurso ¨²nicamente... Y es un problema; primero, por si el cambio clim¨¢tico var¨ªa las condiciones de supervivencia y, segundo, porque no se puede depender de algo que es da?ino para el entorno".
El reto del siglo
El calentamiento global es el gran reto de este siglo, y las grandes obras, as¨ª como sus materiales y residuos, son culpables de buena parte de las emisiones de gases de efecto invernadero. El futuro del planeta pasa por la sucesi¨®n de periodos de sequ¨ªa extrema con largos periodos de lluvia intensa o que se d¨¦ nieve donde no hay edificaciones que puedan contenerla. Esto ya se advirti¨® y ya est¨¢ ocurriendo. Hay que recordar que se incumpli¨® el Protocolo de Kioto (donde se empez¨® a hablar de emisiones a tener en cuenta en las fases de estudios, proyecto, construcci¨®n y explotaci¨®n de un proyecto) y Par¨ªs; y casi todos los horizontes comunitarios se dilatan por falta de acciones concretas. Pero ya hay muchos proyectos de ingenier¨ªa que contemplan las consecuencias derivadas; Idom puso en marcha su proyecto de red de carreteras de Nicaragua como ejemplo de adaptaci¨®n para hacer frente a los desastres naturales del cambio clim¨¢tico.
El af¨¢n por regular y unificar criterios llama a repensar los sellos y certificaciones existentes, generalmente para hacerlos m¨¢s rigurosos. Las certificaciones medioambientales sirven para validar y controlar procesos derivados del impacto de las construcciones. Y empieza a imponerse la necesidad de controlar, adaptar y reformar las construcciones que ya funcionan. Es lo que est¨¢ ocurriendo en algunas f¨¢bricas de residuo cero y en algunos edificios de oficinas. El organismo Green Building Council trabaja para auditar, a trav¨¦s de est¨¢ndares, la eficiencia energ¨¦tica y compromiso clim¨¢tico de empresas, organismos e instituciones. "Los firmantes se comprometen a evaluar sus fuentes de energ¨ªa y emisiones, trazar un plan para reducirlas y enchufarse a fuentes limpias, y cumplir con objetivos medibles de descarbonizaci¨®n. Hace falta que Gobiernos e industria pongan en marcha pol¨ªticas ambiciosas. Los firmantes tienen la obligaci¨®n de liderar este prop¨®sito y cambiar legislaciones y planificaciones", explica Victoria Kate Burrows, directora de Advancing Net Zero, en el World Green Building Council.
"Hay muchas etiquetas, hay muchas normativas locales, pero aqu¨ª se trata de puntuar muchos aspectos. No es hol¨ªstico, es importante recopilar datos, revalidar tu certificaci¨®n cada a?o", a?ade Burrows. Al organismo se han adherido 12 empresas multinacionales y edificios (las sedes de Salesforce y la ?pera de S¨ªdney, entre ellas), 4 pa¨ªses y 22 ciudades. En Espa?a, Navarra y Catalu?a, que se ha comprometido a actualizar sus evaluaciones de energ¨ªa e inventario de emisiones en sus edificios p¨²blicos. La clave, seg¨²n la oficina de territorio y sostenibilidad catalana, es conseguir que todos sean de cero emisiones en 2050.
Las infraestructuras de comunicaciones, desde estaciones hasta aeropuertos, tambi¨¦n est¨¢n obligadas a adquirir pol¨ªticas de sostenibilidad que vayan m¨¢s all¨¢ del ruido. La iniciativa p¨²blico-privada Clean Sky 2 de la Comisi¨®n Europea con la industria aeron¨¢utica, con especial papel del cl¨²ster aeroespacial vasco, propone antes de 2024 reducir un 75% las emisiones de CO2, 90% del NOx y 65% del ruido. La estrategia contra el cambio clim¨¢tico de AENA propone alcanzar una progresiva disminuci¨®n de las emisiones de CO2 derivadas de la actividad a trav¨¦s de, entre otras, la eficiencia energ¨¦tica. Su plan fotovoltaico promete que "el 70% del abastecimiento de los aeropuertos nacionales ser¨¢ de energ¨ªa solar" en 2025, asegura una portavoz de la empresa p¨²blica. Las islas de los Gal¨¢pagos tienen uno de los aeropuertos m¨¢s responsables del mundo. Construido aprovechando una base militar y reconocido por el Green Building Council, el aer¨®dromo funciona con energ¨ªa 100% renovable e iluminaci¨®n y ventilaci¨®n natural, y ha recuperado zonas afectadas y reforestado flora end¨¦mica. El Cochin International Airport, en India, es un ejemplo de aeropuerto solar; cuenta con 46.000 paneles en m¨¢s de 180.000 metros cuadrados de terreno que generan 50.000 unidades de energ¨ªa cada d¨ªa, instalados por Bosch, Renesola y ABB.
Aunque, como explica Gin¨¦s Garrido, "estamos en la prehistoria de la sostenibilidad", empieza a calar el nuevo idioma. "Cada vez es m¨¢s f¨¢cil convencer a la gente y cada vez es m¨¢s importante el territorio. El proyecto de una presa hace 50 a?os ten¨ªa 200 p¨¢ginas que sobre la sostenibilidad y 5.000 de c¨¢lculos; ahora es al rev¨¦s", asegura. Muchos estudios y empresas tienen ¨¢rea de medio ambiente. Pero para el profesor de la Polit¨¦cnica Fern¨¢ndez Carrasco el momento requiere m¨¢s exigencia: "Sabemos m¨¢s, pero la clave es interesarnos por hacer las cosas mejor. No solo escribir que eres sostenible en tus memorias".
Energ¨ªa limpia que no es tan verde
"La evaluaci¨®n de impacto ambiental siempre se tiene en cuenta, pero seg¨²n la potencia instalada del parque e¨®lico o la superficie de la planta solar cambia el nivel de exigencia al promotor¡±, explica Jorge Meltzer, bi¨®logo y profesional independiente encargado de este tipo de estudios de seguimiento ambiental. ¡°Las renovables est¨¢n en auge. Son interesantes y casi imprescindibles para el futuro de la humanidad, pero hace falta una planificaci¨®n basada en provocar el m¨ªnimo impacto y una legislaci¨®n ambiental adecuada y que no dependa de quien gobierne. Las plantas solares y los parques e¨®licos no son inocuos. Ocupan un espacio que modifican intensamente y las especies de fauna y flora que lo habitaban a menudo se ven mermadas o desaparecen del lugar¡±, apunta Meltzer. Defiende que ¡°en un sentido amplio,la evaluaci¨®n de impacto ambiental debe ser un proceso preciso y pormenorizado que permita elegir las mejores alternativas, es decir, las que respondan a las necesidades reales de la ciudadan¨ªa y a la vez tengan un menor impacto ambiental. Se trata de cuidar nuestro planeta, que es donde vivimos¡±.
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