Las 12 familias m¨¢s poderosas del negocio del vino
Forman parte del club m¨¢s selecto, desconocido e impenetrable del planeta, Primum Familiae Vini. Sus rostros no son conocidos, pero atesoran en sus bodegas siglos de historia, tradici¨®n y riqueza. Son seis franceses, dos espa?oles, dos italianos, un alem¨¢n y un portugu¨¦s. Esta es la historia de su cita en el palacio parisiense de uno de ellos, el pr¨ªncipe Roberto de Luxemburgo
EL 31 DE LA AVENIDA Franklin D. Roosevelt de Par¨ªs, a cinco minutos a pie del El¨ªseo, es un hotel pero no es un hotel. No admite hu¨¦spedes. Es lo que los franceses llaman un "h?tel particulier", uno de esos refinados palacetes propiedad de las grandes familias de las finanzas y el blas¨®n, bautizados con el apellido de sus propietarios, de los que est¨¢n espolvoreados ciertos barrios selectos de la capital. Este h?tel del n¨²mero 31 fue proyectado en 1884 por el arquitecto Henri Parent (eterno rival por las preferencias de la alta sociedad de la belle ¨¦poque del proyectista de la ?pera, Charles Garnier), a base de una abigarrada mezcla de estilos, desde el neog¨®tico y el Renacimiento, al Luis XV. El edificio refleja en los cuatro pisos de su fachada la r¨ªgida estratificaci¨®n de clases de la arquitectura haussmanniana, cuando la primera y segunda planta, con grandes balcones, ventanas ornamentadas y techos monumentales, albergaban a los propietarios de la casa, y las superiores (m¨¢s discretas en su decoraci¨®n y habitabilidad), al personal de servicio (a¨²n no se hab¨ªa inventado el ascensor). En el subsuelo, una inmensa bodega y las cocinas. En su entorno, hoy, parques, embajadas, museos, compa?¨ªas gestoras de patrimonios millonarios y restaurantes con tres estrellas. El tr¨¢fico es lento y los transe¨²ntes escasos. Es el gran Par¨ªs del distrito 8.
Este edificio, que naci¨® como h?tel Wecker, fue rebautizado, tras ser rehabilitado en 2015, Hotel Clarence Dillon. Su due?o es el pr¨ªncipe Roberto de Nassau, primo de los soberanos de Luxemburgo y tambi¨¦n heredero de la fortuna estadounidense del patricio de la costa Este Clarence Douglas Dillon, su abuelo materno, financiero, embajador en Francia y, posteriormente, secretario del Tesoro con JFK. Un curioso c¨®ctel gen¨¦tico. La realeza y la banca. Alto, grande, calvo, vestido de terrateniente b¨¢varo, con media sonrisa, acento brit¨¢nico y una copa de champagne en la mano, el pr¨ªncipe de Luxemburgo, de 50 a?os, exhibe las formas ligeramente afectadas de un monarca antiguo, pero hace negocios con la fiereza de un escualo de Wall Street. Su familia es propietaria desde 1935 del Ch?teau Haut-Brion, uno de los vinos premier grand cru class¨¦ m¨¢s caros, m¨¢gicos, m¨ªticos, a?ejos y escasos de Burdeos (fundado en 1525, dicen que es la marca de lujo m¨¢s antigua de la historia); un tinto cuyas botellas no bajan de los 600 euros, y tambi¨¦n de otra decena de grandes vinos de esa regi¨®n. Su fortuna est¨¢ acorde con esa peculiar mezcla de pedigr¨ªs. Su bisabuelo, Clarence Dillon, que adquiri¨® Haut-Brion, los vi?edos y el ch?teau, en plena onda expansiva de la Depresi¨®n del 29 (simplemente porque era su tinto favorito), ya era considerado por Forbes en los a?os cincuenta como uno de los hombres m¨¢s ricos de Estados Unidos.
Roberto de Luxemburgo recibe esta noche. Abre el Gran Sal¨®n, el Comedor Tayllerand, el Comedor Pontac y la bodega "del ch?teau", para 11 invitados. El fuego crepita en la chimenea de cada estancia. Enormes hieleras enfr¨ªan el champ¨¢n. De la bodega han subido las mejores a?adas de Haut-Brion (joyas ¨²nicas de miles de euros). Las alfombras son mullidas como un green de golf. La madera cruje. La gran escalera circular de m¨¢rmol brilla como un espejo. Los silenciosos empleados visten de negro. Las cocineras preparan el pato y el foie bajo la direcci¨®n del chef Christophe Pel¨¦, con dos estrellas Michelin. Es una cita ¨ªntima, discreta, de familia. A ning¨²n comensal le gusta la notoriedad. Empezando por los medio hermanos Rothschild, Philippe y Julien (hijos de la legendaria baronesa Philippine de Rothschild), poco acostumbrados a las c¨¢maras. Son la aristocracia del vino. El m¨¢ximo prestigio y excelencia de la vi?a. Cinco franceses, dos espa?oles, dos italianos, un portugu¨¦s y un alem¨¢n. Y el Pr¨ªncipe. No son conocidos, pero sus bodegas atesoran en conjunto 2.500 a?os de tradici¨®n y experiencia. Son el mejor ejemplo de lo que debe ser una marca de lujo. Son grandes marcas de lujo.
Roberto de Luxemburgo recibe esta noche. Abre el Gran Sal¨®n y el Comedor Tayllerand de su palacio
Adem¨¢s de glamour y leyendas, tambi¨¦n proporcionan muchos beneficios a sus accionistas. El lujo ofrece los m¨¢rgenes m¨¢s altos del mercado. Todas son empresas familiares (con un control f¨¦rreo de su direcci¨®n por parte de cada linaje), y muy antiguas. La italiana Antinori, se remonta al siglo XV; Haut-Brion, al XVI; la alsaciana Hugel & Fils, al XVII. La m¨¢s joven, la Famille Perrin, del Valle del R¨®dano, solo tiene 110 a?os. Su patrimonio es su nombre: un activo que preservar, bru?ir y mantener sin tacha generaci¨®n tras generaci¨®n para que siga facturando. Su punto d¨¦bil, la sucesi¨®n al frente de sus compa?¨ªas. Solo una de cada diez empresas familiares sobrevive a la tercera generaci¨®n, y apenas un tercio prev¨¦ esa situaci¨®n con un m¨ªnimo de cinco a?os. El resultado es la atomizaci¨®n del accionariado de las familias que las hicieron nacer. Y el cambio de estilo y objetivos.
La calidad de sus vinos es la m¨¢s alta del mercado, y su elaboraci¨®n, artesanal y con cierto componente de misterio y alquimia; son bienes muy preciados, escasos y no f¨¢ciles de conseguir. Muchos los conocen pero pocos los han probado. Son caros y otorgan un estatus, un prestigio social y una experiencia y satisfacci¨®n al consumidor. Aunque nacen en terru?os en lo m¨¢s profundo de la vieja Europa, son marcas internacionales y distribuidas por todo el planeta: cada vez m¨¢s en Asia y Estados Unidos. Detr¨¢s de esos vinos hay m¨¢s innovaci¨®n, esfuerzo, creatividad y respeto por el medio ambiente, que puro marketing, del que desconf¨ªan, porque, como afirma Hubert de Billy, miembro de la familia propietaria desde 1849 del champagne Pol Roger (el favorito de Churchill y los Windsor), "los grandes grupos se est¨¢n cargando lo humano a base de mercadotecnia. Est¨¢ desapareciendo lo familiar. Y nosotros representamos el lado humano y vivo del negocio. El de los valores, la herencia y el respeto por el medio natural, por encima de los beneficios". Algo que corrobora Pablo ?lvarez, patr¨®n y alma de la bodega Vega Sicilia (creada en 1864), el ¨²nico producto de lujo hecho en Espa?a: "En el mundo del gran vino el tiempo tiene otro sentido. No puedes tener prisa. El tiempo es para nosotros paciencia, pureza y autenticidad. Se requiere un trabajo lento. Una bodega tarda al menos dos d¨¦cadas en ofrecer resultados. En esto no puedes venir a forrarte. Mi familia no lo hace por dinero, sino por convicci¨®n y por amor. Por eso hemos bautizado a nuestro grupo de bodegas (Vega Sicilia, Ali¨®n, Pintia, Mac¨¢n y Oremus) como Tempos".
En este h?tel se va a desarrollar esta noche una ceremonia inici¨¢tica. El pr¨ªncipe Roberto va a ingresar en el club m¨¢s selecto del planeta. Y m¨¢s desconocido. Nadie ajeno a ¨¦l ha accedido jam¨¢s a sus encuentros. Solo admite 12 socios. El mismo n¨²mero que las botellas de una caja de vino. Cuando queda una plaza vacante, pueden pasar a?os hasta que se coopta a un nuevo miembro. Siempre por unanimidad. Si hay una bola negra, se rechaza. Esto ha ocurrido en esta ocasi¨®n, cuando hab¨ªa dos candidatos, Ch?teau Haut-Brion y P¨¦trus (posiblemente el vino m¨¢s caros del mundo). "No solo tiene que ser una marca importante, sino aportarnos algo en cuanto a prestigio e innovaci¨®n, y que ninguno de los socios la vete, como ha pasado en alguna ocasi¨®n entre los franceses, que son muy celosos de su territorio y su nombre", explica Pablo ?lvarez. "Creo que en el futuro deber¨ªamos contar tambi¨¦n con un miembro estadounidense, como ya pas¨® con Mondavi, hasta que la familia vendi¨® la bodega al gigante Constellation, en 2004. Y tambi¨¦n se deber¨ªa equilibrar el porcentaje de bodegas de la Europa del Mediterr¨¢neo, que hoy es inferior a las francesas atl¨¢nticas. Las vi?as del sur tambi¨¦n existen. Y entre nosotros hay amistad, pero tambi¨¦n piques y egos".
Para engrosar el club, las bodegas aspirantes deben contar con el mayor prestigio y reputaci¨®n mundial; ser centenarias y, sobre todo, contar con vi?edos propios. Al menos el 51% de sus acciones debe estar en manos de la familia que dirige sus destinos. Seg¨²n Pablo ?lvarez, "debe ser la propia familia la que marque su filosof¨ªa de empresa, y no puede ser simplemente ganar dinero. Es la clave. Una bodega no sirve para estar en bolsa.
-?Por qu¨¦?
-Porque el vino puede ser un beneficio a largo plazo y la bolsa es a corto. Todas las bodegas que saltan al parqu¨¦ terminan sali¨¦ndose, como hizo en Espa?a Cune, en 2015, porque no es rentable.
Cuando una bodega del club deja de ser familiar por la venta de sus acciones a un grupo industrial (lo que ha pasado en tres ocasiones en 25 a?os, con Mondavi, Paul Jaboulet y Cos d'Estournel), es invitada a abandonar el grupo. Y se busca una nueva. Con calma. Puede pasar una d¨¦cada. As¨ª llegaron casi todas. De la mano de un padrino.
¡°Estoy planificando nuestros vinos de los pr¨®ximos 25 a?os¡±, afirma Miguel Torres Maczassek
Este club de arist¨®cratas del vino se llama Primum Familiae Vini (PFV). No se definen ni como lobby ni como asociaci¨®n, sino como "un grupo de grandes amigos. No nos gusta ser p¨²blicos, sino transmitir valores", en palabras del portugu¨¦s de sangre escocesa Paul Symington, un bodeguero de Oporto con aspecto de oficial de lanceros ataviado con un intemporal terno de Savile Row. Sus miembros son Joseph Drouhin, Familia Torres, Marchesi Antinori, Tempos Vega Sicilia, Pol Roger, Baron Philippe de Rothschild, Egon Muller Scharzhof, Famille Hugel, Famille Perrin, Tenuta San Guido, Symington Family Estates y, a partir de la ceremonia de hoy, Domaine Clarence Dillon, el reino del pr¨ªncipe Roberto. Este contesta con su prosopopeya habitual a la bienvenida de sus cofrades: "Mi familia y yo nos sentimos muy honrados y encantados de haber sido incluidos en una organizaci¨®n tan prestigiosa como PFV que comparte nuestros valores y nuestro compromiso a largo plazo con el mundo de los vinos de calidad. Brindamos por todos aquellos amantes de los grandes vinos que nos inspiran en nuestra labor diaria e impulsan nuestra pasi¨®n compartida por la excelencia vin¨ªcola".
Miguel Torres Maczassek es un bodeguero de 44 a?os con aire de cachorro de la City. En 2012 se hizo cargo de Torres, una compa?¨ªa vit¨ªcola catalana que cumplir¨¢ un siglo y medio en 2020 y ha estado siempre en manos de su familia (¨¦l forma parte de la quinta generaci¨®n), desde su cuartel general de Vilafranca del Pened¨¦s. La bodega Torres, que inund¨® a partir de los 60 el planeta de vino espa?ol, pretende en estos momentos centrarse en la creaci¨®n de grandes vinos, distintos y originales, que respondan a un territorio, un clima, una historia y una variedad espec¨ªfica de uvas propias, bajo el sello Familia Torres. Y recuperar variedades perdidas (han logrado resucitar 56 en una d¨¦cada, de la mano de su hermana, Mireia Torres). "Yo estoy planificando los vinos de los pr¨®ximos 25 a?os, y vamos a primar la calidad sobre la cantidad", afirma Torres. A sus grandes reliquias hist¨®ricas (Milmanda, Grans Muralles y Mas la Plana), se han a?adido vinos m¨¢s cool como Purgatori, Forcada o Mas de la Rosa (con uvas de m¨¢s de 80 a?os). Una botella de este ¨²ltimo, que surge de un par de hect¨¢reas escondida en el Priorat, no baja de los 370 euros.
Torres Maczassek recuerda el d¨ªa que naci¨® Primum Familiae Vini. "En el verano de 1991, mi padre, Miguel A. Torres, estaba visitando a Robert Drouhin en Borgo?a. Se fueron a pasear por sus vi?as del Clos des Mouches, en Beaune. Ambos estaban preocupados por el futuro del vino, no solo por los aspectos agr¨ªcolas y comerciales, sino sobre la naturaleza de una empresa familiar tan peculiar como una bodega y de su sucesi¨®n. Y decidieron crear un club de familias del vino para mirar hacia adelante, debatir, intercambiar informaci¨®n y conocimiento, colaborar en la distribuci¨®n internacional. Crearon una red cuando ese t¨¦rmino no estaba de moda esa palabra. Decidieron que hubiera solo 12 socios y comenzaron a invitar a gente muy potente. En 1993 se inscribi¨® la PFV, y en 1995 llegaron Pol Roger, Vega Sicilia y Mouton Rothschild". El nivel no pod¨ªa ser m¨¢s alto: el champ¨¢n de los reyes, el mejor vino espa?ol de la historia y un premier grand cru class¨¦, una categor¨ªa que solo atesoran cinco burdeos (entre ellos, el Haut-Brion) y que le otorg¨® generosamente a esta rama de los Rothschild, en 1973, su antiguo empleado, el entonces presidente de la Rep¨²blica Georges Pompidou. El club empezaba a rodar.
Los invitados llegan al Grand Salon del palacete del pr¨ªncipe Roberto, entelado de damasco verde, con ara?as de cristal, sillones tapizados de terciopelo burdeos, animales disecados y oleos de sus antepasados. Es un grupo curioso, muy atildado, dispar, con aire de familia, que habla en ingl¨¦s y franc¨¦s, y solo con tres mujeres: las italianas Albiera Antinori y Priscilla Incisa della Rocchetta, y la alemana Valeska M¨¹ller. Es una cena sin acompa?antes, ceremonial, pero de trabajo. Circula el champ¨¢n Pol Roger para el aperitivo, el mismo que se sirvi¨® en la boda del pr¨ªncipe William con Kate Middleton, y del pr¨ªncipe Harry con Megan Markle. Su propietario, Hubert de Billy, con aire de bon vivant, ataviado con un sofisticado traje mao a medida y sus iniciales primorosamente bordadas en el pu?o de su camisa, es el nuevo presidente de PFV. Un cargo que rota cada a?o. "Estamos contra el crecimiento descontrolado y de la prisa. Algunas marcas de champ¨¢n han preferido el dinero r¨¢pido a los valores tradicionales, y hacen decenas de millones de botellas y se han vendido a grandes grupos. Nosotros, no. Lo familiar se est¨¢ perdiendo en el vino, mire lo que ha pasado en Espa?a con la venta de dos bodegas familiares, Codorniu y Freixenet, a un fondo de capital riesgo y a un gran grupo de distribuci¨®n... A nosotros nos quieren comprar cada d¨ªa. Hoy mismo. Nos ofrecen cientos de millones. Y decimos que no".
Hoy est¨¢n empe?ados en la ecolog¨ªa, el cambio climatico y la recuperaci¨®n de vi?edos hist¨®ricos
-?Es PFV un lobby?
-Esa palabra tiene connotaciones negativas. Somos m¨¢s bien, un think tank. Un grupo de amigos que nos reunimos para analizar nuestro trabajo, desde el vi?edo a la distribuci¨®n. Se trata de organizarnos y mejorar. Compartir experiencias. Ser solidarios. Sumar fuerzas para distribuir y vender en otros pa¨ªses. Y como una plataforma para que nuestros hijos aprendan el negocio en las bodegas de los otros socios, que son los mejores del mundo. Es la mejor escuela que pueden tener. El mejor master. El problema es que este grupo, Primum Familiae Vini, ha sido durante a?os demasiado elegante, discreto, decadente y durmiente. Y tenemos que cambiar eso. Que sirva para darnos a conocer en el mundo, extender nuestros valores y como un s¨ªmbolo de la m¨¢xima calidad. Hay que hacerlo m¨¢s ¨¢gil, visible y operativo.
Uno de los miembros describe c¨ªtricamene a este club como un mueble rococ¨®, "elegante y decorativo, pero parado en el tiempo". Fue as¨ª hasta que Pablo ?lvarez, el amo de Vega Sicilia, tom¨® cartas en el asunto. Otro miembro de PFV le define como alguien "que no habla mucho, pero tiene las ideas muy claras. Es t¨ªmido, pero agresivo en los negocios. No es un gran comunicador, no habla fuerte, pero es capaz de decir las cosas que los dem¨¢s no decimos. Y no se corta con las grandes familias, ya sean los Rothschild, o los que sean. Habla claro". Para otro socio, "Pablo ha sido la conciencia cr¨ªtica de PFV".
?lvarez recuerda como en noviembre de 2017 redact¨® y envi¨® un mail a los otros socios que era casi un ultim¨¢tum. "Estaba muy enfadado. Les dije que el grupo era algo elegante, que quedaba muy bien, pero no ten¨ªa contenido. Que segu¨ªamos con las ideas de hace 25 a?os y que, a este paso, pod¨ªa desaparecer. Fue un revulsivo".
Hubert de Billy, del champagne Pol Roger: ¡°Nosotros representamos el lado m¨¢s humano y vivo del negocio del vino¡±
-?Cu¨¢l fue la conclusi¨®n?
-Todos (todos) me dijeron, tienes raz¨®n. Y ahora hemos creado un comit¨¦ ejecutivo que es m¨¢s operativo, vamos a montar un grupo de trabajo con nuestros respectivos directores de exportaci¨®n, a viajar juntos por el mundo y a ser un grupo de influencia real. De entrada, hemos captado al pr¨ªncipe Roberto con Haut-Brion, que es uno de los vinos m¨¢s legendarios y supone nuestro despegue. Queremos tener un peso decisivo en el mundo del vino. Porque no existe un club como el nuestro.
Algo en lo que coinciden el resto de socios. Desde Paul Symington y Hubert de Billy a Miguel Torres, empe?ado en la ecolog¨ªa, el cambio clim¨¢tico, la sostenibilidad y la recuperaci¨®n de vi?edos hist¨®ricos, conceptos nunca antes escuchados en la PFV. Pasada la medianoche, los 12 bodegueros abandonan el h?tel particulier del n¨²mero 31 de la avenida Franklin D. Roosevelt. El pr¨ªncipe Roberto les despide en el portal¨®n. Una caravana de coches negros enfila los Campos El¨ªseos. Sus pasajeros forman parte del club m¨¢s selecto del mundo.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.