La milicia isl¨¢mica no es lo que le prometieron
Mohammed volvi¨® a Somalia, el pa¨ªs que tuvo que abandonar siendo un ni?o, para formar parte del grupo extremista Al Sahab. Un documental narra su lucha imposible por regresar a Reino Unido
Mohammed encontr¨® en la c¨¢rcel lo que nunca hab¨ªa disfrutado en 18 a?os de vida. El sentimiento de pertenecer a un grupo, ser respetado, tener una familia. A esto contribuyeron sus compa?eros de celda. "Me volv¨ª muy religioso", cuenta. Por eso cuando cumpli¨® su condena y fue deportado por Reino Unido a su pa¨ªs natal, Somalia, la opci¨®n de unirse a la sangrienta milicia isl¨¢mica Al Shabab le pareci¨® un paso natural. Unos meses despu¨¦s se dio cuenta de la terrible decisi¨®n que hab¨ªa tomado.
Ahora vive oculto en Mogadiscio, la capital. Los terroristas se quedaron con su pasaporte, la polic¨ªa le detiene constantemente como sospechoso de seguir siendo miembro del grupo armado y sus posibilidades de regresar a Reino Unido son casi nulas.
Fathi aterriz¨® en Somalia procedente de Londres poco despu¨¦s de Mohammed. Fumaba porros, sal¨ªa con sus amigos, contestaba a sus padres. Una vida demasiado laxa a ojos de su familia, que decidi¨® enviarla con su familia somal¨ª para "reeducarla" a sus 15 a?os. All¨ª conoci¨® a Mohammed, se enamoraron, se casaron y a ella le lleg¨® la hora de volver a casa, a Reino Unido. Solo que no lo hizo sola, estaba embarazada.
El documental Lost Warrior narra la lucha imposible de este joven que ahora tiene 23 a?os por reunirse con su familia en Londres, a la vez que est¨¢ obligado a vivir oculto porque teme las represalias de sus antiguos compa?eros de Al Shabab. Su codirector Nasib Farah tambi¨¦n fue un hijo de la cruel guerra civil somal¨ª obligado a abandonar su pa¨ªs siendo ni?o, solo. "Cuando las familias no tienen mucho dinero escogen a un miembro al que mandar a Europa. Yo fui a Dinamarca, Mohammed a Inglaterra con ocho a?os". La pel¨ªcula participa en el Festival de Cine Africano de Tarifa.
La cinta acompa?a a la pareja en su desesperaci¨®n. La de ¨¦l por estar atrapado en un pa¨ªs en el que tambi¨¦n le tratan como un extranjero y la de ella por tener que criar a un hijo sola. "Yo no esperaba casarme y tener un hijo tan pronto. Solo quer¨ªa seguir estudiando, ahora todo eso se ha evaporado", le dice la muchacha a su marido por tel¨¦fono en un momento de la pel¨ªcula. En una escena se ve tambi¨¦n como Fathi sale a pasear por su barrio y una vecina la increpa y la insta a "volver a su pa¨ªs". La chica no se amilana y responde con chuler¨ªa: "Yo nac¨ª aqu¨ª".
"Quer¨ªa reflexionar sobre la integraci¨®n. Qu¨¦ lleva a estos chicos que en la mayor¨ªa de los casos ya han nacido en Europa a irse a un pa¨ªs que no conocen y con cuya cultura no est¨¢n familiarizados para unirse a un grupo terrorista", explica Farah. Este t¨ªtulo es en cierto modo una continuaci¨®n a su primer largometraje en el que reconstru¨ªa la historia de uno de sus amigos en Copenhague, que se mach¨® a Somalia y asesin¨® a medio centenar de personas al inmolarse. "Me sorprendi¨® que es un tema de que pr¨¢cticamente no se habl¨®, apenas lo vi en un breve en un peri¨®dico dan¨¦s, como si se avergonzaran de que ese chico hubiese salido de all¨ª", se?ala.
Esos j¨®venes a los que reclutan se encuentran con que han nacido en Europa, pero les dicen que no encajan. Es normal que ellos se pregunten qui¨¦nes son y necesiten respuestas
El rodaje en una de las ciudades m¨¢s peligrosas del mundo, Mogadiscio, fue muy arriesgado. El equipo era m¨ªnimo, pr¨¢cticamente se compon¨ªa de Farah y el codirector dan¨¦s S?ren Steen Jespersen. "?l es blanco, as¨ª que llamaba mucho la atenci¨®n. Necesit¨¢bamos seguridad todo el tiempo, rodar en casas seguras y nunca pasar m¨¢s de media hora en un sitio", apunta el cineasta. En una tensa escena del filme se ve c¨®mo dos soldados empiezan a disparar a Mohammed y un amigo suyo casi sin mediar palabra, solo por estar sentados en una barandilla.
"Yo recuerdo la guerra, tuve que llevar pistola para proteger a mi familia, soy consciente de la oportunidad que tuve al salir de all¨ª. Esos j¨®venes a los que reclutan se encuentran con que han nacido en Europa, un lugar que para ellos es su casa, pero en el que les dicen que no encajan. Es normal que ellos se pregunten qui¨¦n son y necesiten respuestas", detalla el director. Los autores de algunos de los recientes atentados de corte isl¨¢mico cometidos en Europa han sido perpetrados por j¨®venes nacidos en Occidente, como los de las Ramblas de Barcelona. "Encerrarles en guetos no ayuda. Muchos acaban traficando porque les da dinero , pero les pone en una situaci¨®n vulnerable. Ah¨ª es donde aparece el extremismo", detalla Farah.
El director cuenta que, como Mohammed, muchos otros tratan de escapar de los terroristas cuando se dan cuenta de que estaban enga?ados y acaban en ese limbo. El chica defiende que ¨¦l no mat¨® a nadie, que le captaron por sus conocimientos de ingl¨¦s e inform¨¢tica. El protagonista de la cinta llega incluso a buscar los servicios de un traficante de personas, pero su familia se niega a pagar un viaje que puede costarle la vida. En la escena posterior a la reuni¨®n con este facilitador, Mohammed ve en su m¨®vil la noticia de un nuevo hundimiento en el Mediterr¨¢neo de una barcaza de subsaharianos.
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