As¨ª atrapa el extremismo a los j¨®venes africanos
Pobreza, falta de confianza en el Estado, analfabetismo y escaso conocimiento de la religi¨®n son los rasgos de quienes deciden alistarse en los grupos terroristas que operan en ?frica
?Qu¨¦ le pasa por la cabeza a un individuo para unirse a un grupo dedicado a provocar el terror? Miles de chicos y chicas ¡ªsobre todo ellos, y sobre todo j¨®venes¡ª engrosan cada a?o las filas de organizaciones terroristas en ?frica. Averiguar qu¨¦ les empuj¨® a dejar su vida y abandonarse a la violencia es el objetivo de una ambiciosa investigaci¨®n, la primera de este tipo, realizada por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) durante los dos ¨²ltimos a?os. El resultado ha sido Viaje hacia el extremismo en ?frica, un informe publicado este jueves, que analiza los factores que influyen en el proceso de reclutamiento.
El PNUD estima que unas 33.300 personas fueron asesinadas en el mundo en ataques violentos entre 2011 y 2016. En 2015, cuatro grupos terroristas ¡ªBoko Haram, Daesh, Al Qaeda y la guerrilla talib¨¢n¡ª fueron responsables de tres de cada cuatro muertes por atentados terroristas. Y ?frica subsahariana fue, tras el norte del continente, la segunda regi¨®n donde se registr¨® mayor n¨²mero de asesinatos.
El turismo y las inversiones extranjeras se han visto afectadas por las acciones de Al Shabab en Kenia y Boko Haram en Nigeria. Solo este ¨²ltimo grupo ha segado 17.000 vidas y desplazado a 2,8 millones de personas en la cuenca del lago Chad. Las fronteras de pa¨ªses como Camer¨²n o el propio Chad se cierran de manera intermitente debido a la inseguridad. Y los mercados, lugares de rezo e intercambiadores de transporte p¨²blico se han convertido en objeto de ataques imprevistos, creando una sensaci¨®n permanente de miedo e inseguridad.
El 71% de los reclutados aseguran que dieron el paso despu¨¦s de haber vivido un suceso traum¨¢tico como la muerte o detenci¨®n de un ser querido
"Con este trabajo intentamos responder a la falta de pistas de por qu¨¦ se une la gente a grupos terroristas", explica Mohamed Yahya, coordinador regional del PNUD en ?frica y principal autor de la investigaci¨®n. El estudio describe a individuos frustrados, marginalizados y desatendidos a lo largo de su vida desde la infancia. Con pocas perspectivas econ¨®micas y, posiblemente, v¨ªctimas de un abuso de poder por parte del Estado. ¡°No solo se puede decir que sean malas personas y ya; la pregunta es por qu¨¦ tanta gente joven se une ahora, por qu¨¦ atacan a sus propias comunidades¡±, reflexiona Yahya.
Sin embargo, aunque buena parte de la poblaci¨®n de la regi¨®n vive experiencias como las se?aladas, solo una peque?a fracci¨®n simpatiza con la violencia. ?Qu¨¦ es entonces lo que enciende la chispa en la mente de estos individuos? El estudio explora emp¨ªricamente los perfiles biogr¨¢ficos y perspectivas personales de africanos que han sido radicalizados y fichados por grupos extremistas. ¡°No podemos conocer qu¨¦ empuj¨® a cada individuo a dar un paso as¨ª, pero s¨ª se puede saber mucho m¨¢s y, eso puede contribuir a dise?ar intervenciones m¨¢s efectivas a la hora de prevenirlo¡±, apunta el informe.
Adem¨¢s, el terrorismo est¨¢ poniendo en peligro los avances logrados en el ¨¢mbito del desarrollo econ¨®mico y social de la zona, y amenaza con atrofiar durante d¨¦cadas las perspectivas previstas para 2030 en los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Para los autores del estudio, es crucial buscar soluciones a este fen¨®meno, y m¨¢s en un continente como ?frica, donde 330 millones de personas viven sumidas en la pobreza.
Los investigadores realizaron entrevistas en seis pa¨ªses con problemas de violencia terrorista: Kenia, Nigeria, Somalia y Sud¨¢n, Camer¨²n y N¨ªger. Dividieron a los entrevistados en tres grupos: 495 combatientes voluntarios, 78 que hab¨ªan sido reclutados a la fuerza y una muestra de referencia formada por 145 personas no relacionadas con ning¨²n movimiento armado pero con condiciones de vida similares a las de los que s¨ª fueron captados.
La mayor¨ªa de quienes se hab¨ªan unido voluntariamente a grupos terroristas lo hab¨ªan hecho en Al Shabab y Boko Haram, pero tambi¨¦n en Daesh, Al-Mourabitoun, Mujao o Al Qaeda. Casi todas las entrevistas tuvieron lugar en prisiones y centros de detenci¨®n. De los casi 500 voluntarios, la mitad estaba en proceso de rehabilitaci¨®n o programas de amnist¨ªa; un 4% de ellos se definieron como miembros en activo y se encontraban en libertad. Hubo m¨¢s hombres que mujeres, pero cabe rese?ar que entre los que hab¨ªan sido reclutados por Boko Haram a la fuerza, la mitad eran chicas secuestradas en Nigeria. El 73% de los entrevistados ten¨ªan 30 a?os o menos, y el 92% creci¨® en un hogar musulm¨¢n.
Familia y educaci¨®n
El grado de movilidad y exposici¨®n a otras etnias y grupos religiosos durante la infancia influye a la hora de decidir si entrar en un grupo terrorista. Un gran porcentaje de los entrevistados nunca hab¨ªa viajado fuera de su pa¨ªs y, de entre los voluntarios, un 33% nunca hab¨ªa visitado una ciudad cuando era ni?o. Los hallazgos sugieren que, a mayor movilidad y contacto con personas diferentes, mayor confianza en el pr¨®jimo y mayor resistencia a una futura radicalizaci¨®n.
La infelicidad infantil podr¨ªa ser un elemento cr¨ªtico en los primeros pasos hacia el extremismo, y la implicaci¨®n parental es fundamental a hora de determinar c¨®mo de feliz fue alguien en su ni?ez. Los combatientes voluntarios reportaron menor sensaci¨®n de felicidad en la infancia, y dieron la nota m¨¢s baja a la implicaci¨®n de sus padres. Tambi¨¦n fueron los que m¨¢s castigos f¨ªsicos y psicol¨®gicos dijeron haber sufrido de ni?os.
En cuanto a la educaci¨®n, un amplio porcentaje del grupo voluntario ten¨ªa muy poca formaci¨®n secular, lo que contradice la creencia de que los ataques son perpetrados por individuos con ciertos niveles de cultura. Se reconoce que la educaci¨®n de calidad puede ayudar a construir la resistencia del individuo al reclutamiento porque ofrece alternativas para buscarse la vida, fomenta el pensamiento cr¨ªtico, el respeto de la diversidad y los valores ciudadanos.
Ideolog¨ªa religiosa
Se relaciona extremismo y religi¨®n porque se cree que esta puede ser una expresi¨®n poderosa de la identidad individual y de grupo, sobre todo en contextos donde la identidad religiosa compite con la lealtad al Estado, y/o donde un l¨ªder religioso o un individuo carism¨¢tico puede explotar estas din¨¢micas y manejar a los individuos. Existe un consenso en que la religi¨®n se usa como catalizador del extremismo, para justificar la violencia y como respuesta a muchos agravios. Sin embargo, los hallazgos en este informe cuestionan esa confusi¨®n entre extremismo e islam, y la creencia de que en las madrasas se fomenta la radicalizaci¨®n. Muy al contrario, parece que una educaci¨®n religiosa de calidad minimiza el riesgo de radicalizaci¨®n. El estudio revela que el grupo de referencia tiene de media m¨¢s a?os de estudio que los voluntarios y forzados
A la pregunta de que por qu¨¦ raz¨®n se unieron a un grupo terrorista, el 40% de los combatientes voluntarios contest¨® que por ideas religiosas y un 13% porque crey¨® en un l¨ªder religioso, pero existe una brecha entre los que leen y entienden el Cor¨¢n: hasta un 57% de ellos admitieron que no lo hab¨ªan le¨ªdo o que no entend¨ªan lo que le¨ªan. Esto no puede interpretarse sin tener en cuenta que el Cor¨¢n normalmente est¨¢ disponible en ¨¢rabe cl¨¢sico, y que las personas con conocimientos limitados de este idioma dependen de terceros para que se lo lean y traduzcan.
Factores econ¨®micos
En las regiones de ?frica m¨¢s afectadas por el extremismo hay m¨¢s pobreza y m¨¢s desempleo. Y en las zonas remotas y rurales, la pobreza multidimensional es mayor que en ¨¢reas urbanas. Partiendo de que solo la pobreza no es catalizador suficiente para favorecer la radicalizaci¨®n, s¨ª es aceptado que los grupos terroristas explotan este argumento y lo exageran: hablan de exclusi¨®n y precariedad por razones ¨¦tnicas o religiosas, generalmente. En Viaje al extremismo en ?frica se observa que solo el 7% del grupo de voluntarios respondi¨® que se hab¨ªa unido al grupo terrorista por haber perdido el empleo. De hecho, frente a un 26% del grupo de referencia, el 42% de este colectivo estaba desempleado cuando se alist¨®. Y de los que s¨ª trabajaban, la amplia mayor¨ªa ten¨ªan empleos precarios y de baja cualificaci¨®n en el sector informal. Esto tambi¨¦n va contra la idea de que los terroristas vienen del mundo profesional y cualificado.
Los incentivos econ¨®micos parecen desempe?ar un papel importante a la hora de decidir unirse a un movimiento radical: el 34% de los combatientes voluntarios contest¨® "un empleo" cuando se les pregunt¨® cu¨¢l era su necesidad m¨¢s inmediata cuando se alistaron, aunque otro 21% dijo "educaci¨®n".
Por ¨²ltimo, se pregunt¨® a los encuestados si cobraban. El 42% declar¨® que s¨ª, y algunos contaron que recibieron salarios sustancialmente m¨¢s altos que los promedios locales. Sin embargo, a un n¨²mero significativo no se le pag¨®. Seg¨²n los investigadores, es importante tener en cuenta el inter¨¦s por los incentivos y por las retribuciones a la hora de elaborar programas de prevenci¨®n del extremismo con actividades generadoras de ingresos, pero sin que sea el enfoque principal.
Estado y ciudadan¨ªa
Es habitual tener un sentimiento de agravio hacia el Gobierno y limitada confianza en ¨¦l en las regiones donde existe mayor incidencia de reclutamientos. El descontento con el Gobierno es notablemente superior en el grupo voluntario, y la creencia de que el Gobierno solo cuida los intereses de unos pocos y la confianza en las autoridades es muy escasa en todos los casos.
Destacan las quejas contra los agentes de seguridad y la falta de confianza en el ej¨¦rcito y la polic¨ªa especialmente. En el grupo voluntario, un 78% la califica de nula o pobre. Todos los entrevistados se f¨ªan mucho m¨¢s de l¨ªderes comunitarios o religiosos. Para Yahya, es otro de los hallazgos m¨¢s significativos del estudio: las respuestas militarizadas o violentas al extremismo solo han servido para crear m¨¢s desconfianza y alienaci¨®n. "La respuesta a la violencia desde las fuerzas de seguridad es necesaria, pero aplicada correctamente. Si no se respetan los derechos humanos, tiene un impacto negativo porque favorece el reclutamiento de estos j¨®venes". Y recuerda: "el 71% nos dijo que un evento traum¨¢tico, generalmente relacionado con la detenci¨®n o muerte de un familiar o ser querido, les llev¨® a unirse al grupo terrorista".
?C¨®mo se detiene la radicalizaci¨®n de los j¨®venes en ?frica?
"Lo m¨¢s importante es dejar claro que agentes de desarrollo tienen un importante papel en la prevenci¨®n de la radicalizaci¨®n¡±, destaca Yahya. El coordinador del PNUD pone de relieve que este no es un problema que se deba abordar solamente reforzando la seguridad, ¡°sobre todo, porque un individuo no se levanta un d¨ªa y se hace terrorista. Es todo un proceso, un viaje individual que hunde sus ra¨ªces en diferentes impactos que vive a lo largo de su vida y en el que hay que actuar antes de que esto ocurra¡±.
La falta de perspectivas de futuro, la pobreza, la exclusi¨®n¡ ¡°Debemos facilitar buenas condiciones de vida que permitan que la gente viva en ambientes mejores y no se radicalice¡±, abunda. atoresPara Yahya, la investigaci¨®n lanza un mensaje muy duro a todos los implicados en el desarrollo (Gobiernos, agencias internacionales, ONG...), especialmente en el contexto africano, debido a que posee un alt¨ªsimo crecimiento demogr¨¢fico y pocas oportunidades para la gente, por lo que los grupos terroristas tienen mucho terreno donde elegir.
Entre los combatientes voluntarios, un 57% reconoci¨® no haber le¨ªdo el Cor¨¢n o no entenderlo, una idea que va en contra de la relaci¨®n entre Islam y terrorismo
Y la premura es evidente. En Europa, el reclutamiento se produce en gran medida en la web, pero en ?frica se hace cara a cara porque la penetraci¨®n de Internet no es muy alta todav¨ªa, pero el continente est¨¢ en pleno crecimiento. ¡°Si su desarrollo econ¨®mico contin¨²a aumentando, que lo har¨¢, cada vez habr¨¢ m¨¢s personas con acceso a Internet, as¨ª que el riesgo de que los reclutamientos aumenten exponencialmente es alto. Hay que actuar ahora¡±, concluye el autor, y tambi¨¦n el informe.
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