La feliz familia de los Alterio
Amenazado de muerte en Argentina, H¨¦ctor Alterio se exili¨® a Espa?a trayendo consigo, muy chiquillos, a sus hijos, Ernesto y Malena. Aqu¨ª se convirtieron en una familia a la vez espa?ola y argentina. El padre cuaj¨® una sobresaliente carrera de actor que contin¨²a con 89 a?os. Sus hijos han seguido sus pasos en el oficio. Los visitamos en casa del patriarca: un sabio, dicen, que los encamina solo con el ejemplo
HAY TANTA ARMON?A, tanto orden, tanta paz en esta casa que parecer¨ªa que el tiempo la par¨® en una hora exactamente feliz. Pero est¨¢ habitada, suceden cosas, entran noticias, libros, contratos, llamadas de tel¨¦fono (fijo, de los antiguos), y hoy en concreto vienen, con su bullicio de novedades, los dos hijos del matrimonio Alterio: Malena, la menor; Ernesto, el mayor. Una viene de un rodaje de la serie que ahora la tiene en la televisi¨®n, Verg¨¹enza, y el otro, de terminar en Valencia una pel¨ªcula con Achero Ma?as. Norma, la madre, no est¨¢; ella es psicoanalista, por ah¨ª est¨¢ trabajando, pero ha dejado recados, libros, est¨¢ presente. Ella forma parte de la paz.
La casa, en esta planta donde se ubican la cocina, el sal¨®n, los percheros, el patio ajardinado, est¨¢ en la zona de Arturo Soria de Madrid donde menos ruido hace, y en su interior parece que en cualquier momento se va a producir una pel¨ªcula o una obra de teatro. O un recital de poes¨ªa. H¨¦ctor, el padre, que ya tiene 89 a?os, a¨²n va por Espa?a recitando a Le¨®n Felipe. Vino a Espa?a y se acogi¨® al exilio porque la Triple A argentina lo amenaz¨® de muerte. Es de dos pa¨ªses. Aqu¨ª lo acogieron N¨²ria Espert, Juan Diego, Pilar Mir¨®, y nunca se sinti¨® sin tierra. La estanter¨ªa est¨¢ llena de premios de aqu¨ª y de all¨¢, del cine, del teatro, y de libros, de pel¨ªculas. Ni ¨¦l ni sus hijos han sido, ni son, materia del papel cuch¨¦, y la casa explica esa sobriedad con alegr¨ªa. Lo del papel cuch¨¦ les ha hecho gracia. H¨¦ctor lo resume con el sentido com¨²n que han heredado sus hijos: ¡°No me gusta nada, pero tampoco me lo ofrecieron, ja ja ja¡±.
Su llegada, la persecuci¨®n de la dictadura militar, fue una tragedia compartida con miles de argentinos. Malena ten¨ªa ocho meses cuando lleg¨®. ¡°El dolor del exilio lo arrastraban ellos¡±. Luego vino el uso de raz¨®n ¡°y comprob¨¦ que todo lo que pasaron fue muy duro. Los admiro y los valoro todav¨ªa m¨¢s por c¨®mo asumieron todo lo que les ocurri¨®. Pese a su dolor y los momentos angustiosos, siempre he sentido que ha habido mucho humor, mucho amor¡±. Son actores los tres, pero en sus palabras hay un semblante que se parece a la armon¨ªa de la casa.
Nunca le perdieron el amor a Argentina. La comida, los olores, el folclore, Buenos Aires. ¡°Y eso¡±, dice Malena, ¡°ha hecho que yo, que soy de aqu¨ª, sea de all¨ª tambi¨¦n¡±. Ernesto ya ten¨ªa cuatro a?os cuando emprendi¨® el viaje. No ten¨ªa tiempo a¨²n de saber c¨®mo pesaban las pesadillas. ¡°Con los a?os¡±, dice, ¡°me he dado cuenta de que chup¨¦ angustia. Ser padre me ha cambiado la perspectiva de las cosas; tengo la medida de lo que es un ni?o de cuatro a?os y hasta qu¨¦ punto es consciente de las cosas. Cuando dej¨¦ Buenos Aires no sab¨ªa ad¨®nde iba ni por qu¨¦, pero s¨ª sent¨ªa la angustia del momento¡±. El miedo de huir.
Y se hizo actor. Al principio iba a ser pianista (H¨¦c?tor dice que el hijo ¡°toca muy bien el piano¡±); pero la madre ten¨ªa el Taller de Expresi¨®n Art¨ªstica, ¡°y all¨ª pasamos nuestra infancia; se estudiaban artes pl¨¢sticas, m¨²sica, arte dram¨¢tico, expresi¨®n¡±. En realidad, los dos tuvieron infancias que estaban rodeadas de su futuro.
S¨ª, aquello los marc¨®, dice Malena. Quiz¨¢ fue lo que ahora act¨²a como un cemento en la relaci¨®n familiar. ¡°Durante mucho tiempo me preguntaba de d¨®nde era, si de aqu¨ª o de all¨ª. Hice la prueba, fui, pero no me encontraba: mi infancia es de aqu¨ª con el recuerdo de mis padres all¨ª¡±. ¡°En mi caso¡±, dice Ernesto, ¡°con siete a?os vi a mi t¨ªo sentado en el sof¨¢ y llorando. Le pregunt¨¦ por qu¨¦ lloraba. Hab¨ªa muerto un compa?ero suyo, creo que montonero. Eran peque?as pinceladas que me iban explicando qu¨¦ hab¨ªa pasado¡¡±.
A Ernesto le pasa como a Malena, ¡°tengo una cierta condici¨®n de extranjero; no s¨¦ muy bien de d¨®nde soy, no soy cien por cien de ning¨²n sitio¡±. Fue un conflicto ¡°hasta que he podido asumirlo incluso como ventaja, aunque no puedo decir que no lo viva como un l¨ªo¡±. ¡°Pues yo no lo vivo como un l¨ªo, a m¨ª me encanta¡±, le dice Malena. Ernesto: ¡°Es que vas a Argentina y no eres de all¨ª, y es que no eres de all¨ª y tampoco eres de aqu¨ª¡±. La hermana bromea: ¡°?Yo soy gallega, y esa particu?laridad me gusta!¡±.
H¨¦ctor lleg¨® en 1974, no dej¨® nunca de ser argentino, pero forma parte de la geograf¨ªa humana espa?ola. ¡°As¨ª es. Siempre respeto la actitud sin compromiso que tuvieron conmigo. Una actitud generosa de gente que no me conoc¨ªa, que no sab¨ªa de mis posiciones. Obviamente, todos eran antifranquistas. Todos fueron desinteresados, te prestaban dinero, te daban trabajo. Eso me conmovi¨® mucho, todo est¨¢ guardado en mi coraz¨®n como un tesoro¡±.
¡ªY eso lo ha hecho espa?ol.
¡ªS¨ª, no a la fuerza, pero es inevitable, hab¨ªa que responder a esas actitudes. No me preguntaban nada, no me exig¨ªan nada, me acog¨ªan, me ayudaban a vivir¡ Ven¨ªa al exilio, eso s¨ª, me hab¨ªan amenazado de muerte, no me asomaba al balc¨®n por si me estaban apuntando con un arma y cuidaba que Ernesto no estuviera cerca de ese balc¨®n¡
Es Malena la que le pregunta c¨®mo ha vivido que Ernesto y ella fueran actores. ¡°No te hizo mucha gracia¡±, le dice la hija. ¡°Lo sufr¨ª, s¨ª, pero no por mucho tiempo, porque todo lo que hac¨ªan era tan sano, lo hac¨ªan casi jugando, y en seguida recibieron respuestas. Eso me llenaba de un gozo enorme. Me dec¨ªa: ¡®?Qu¨¦ bien que est¨¦n haciendo esto y qu¨¦ suerte han tenido!¡¯. Y se fue aplacando la inquietud que me provocaba que ellos estuvieran dejando sus estudios, que era lo que entonces m¨¢s me interesaba¡±.
¡ª?C¨®mo vivieron ustedes ese espejo que entonces ya era el padre actor?
Malena: ¡°Muy positivo. Pese a que entiendo que los padres estuvieran preocupados porque ¨¦l conoce la inseguridad de este oficio tan inestable, desde el primer momento apostaron por ello y optaron por lo que nos hiciera felices. Y nos siguieron en todo. Cuando Ernesto estrena pel¨ªcula, all¨¢ est¨¢n. Cuando estren¨¦ mi primera obra de teatro, en Barcelona, all¨¢ fue ¨¦l a celebrarme ?con un ramo de flores! Han apoyado y su alegr¨ªa me llena el cuerpo con una sonrisa¡±.
Ernesto: ¡°Yo no ten¨ªa nada claro que iba a ser actor. Pas¨¦ momentos de angustia¡±
Ernesto: ¡°Yo no ten¨ªa nada claro que iba a ser actor. Pas¨¦ momentos de angustia. Y cuando di los primeros pasos s¨ª sent¨ª su apoyo. Y segu¨ª estudiando, meti¨¦ndome m¨¢s y m¨¢s. He sentido ese apoyo del que habla Malena. Yo fui el que abri¨® brecha. A veces me costaba pedirle consejo. Cuando entr¨¦ en la escuela de Cristina Rota, esta me pidi¨® que hiciera improvisaciones con dos compa?eras. ¡®?Qu¨¦ hago?¡¯, le dije a mi padre. Y ¨¦l me respondi¨®: ¡®Muy f¨¢cil, t¨² eres un gigol¨® y ellas te han contratado¡¯. Ja ja ja. Le hice caso y la gente se rio much¨ªsimo. Pero no ha sido muy de meterse, ha sido muy medido, siempre con mucha cautela¡±.
?l los escucha, mira. Estos ojos azules o verdes de H¨¦ctor Alterio llenan la pantalla, la escena, pero aqu¨ª llenan la casa, esta vez de satisfacci¨®n de ver c¨®mo sus hijos actores lo retratan. A Malena le parece que ¨¦l ha sido muy sabio, Ernesto asegura que ¡°nunca nos ha invadido, nos deja que probemos¡±. Y Malena apura ese retrato: ¡°?l conoce el oficio del teatro, c¨®mo se va cocinando poco a poco, en el que te vas haciendo. Ahora, con el tiempo, con mi experiencia teatral y en el cine, me doy cuenta de que ha sido mejor ese apoyo, esa confianza, ese amor que nos ha transmitido, que directrices concretas de c¨®mo hacer tu trabajo. Le agradezco el amor y le agradezco el pudor con el que habl¨® de nuestra manera de hacerlo¡±.
?Y c¨®mo ha sido la conversaci¨®n familiar de los Alterio? Se independizaron pronto, pero a iban a ver a los padres, prolongaron ¡°una relaci¨®n armoniosa¡±, dice Ernesto, ¡°m¨¢s all¨¢ de que Malena y yo nos pele¨¢ramos un poco¡±. Ernesto recuerda que en esa armon¨ªa hubo un escollo. ¡°Yo viv¨ªa en casa, trabajaba espor¨¢dicamente de camarero, de encuestador, de todo, pero sobre los 20 a?os estuve en una especie de limbo. Fue cuando ¨¦l me dijo: ¡®?Ya est¨¢, no te paso un duro m¨¢s, te tienes que buscar la vida! ?Si no vas a estudiar, tienes que trabajar!¡¯. Eso me puso las pilas¡±.
¡°Yo sent¨ªa que estaba inquieto por lo que hac¨ªa Ernesto, y cuando ¨¦l y Malena se decidieron por ser actores, eso me daba satisfacci¨®n¡±. ?Y no le dio miedo, H¨¦c?tor? ¡°No, esta es una profesi¨®n irregular porque pasas mucho tiempo entre una cosa y otra, pero en cualquier caso yo ten¨ªa la seguridad de que, pasara lo que pasara, y aunque estuvieran sin trabajo, ten¨ªa claro que yo iba a estar ah¨ª, apoyando. Sab¨ªa que, si hab¨ªan decidido ser actores, acertar¨ªan¡±.
¡ªMalena, ?c¨®mo ha vivido el oficio de los dos hombres de la casa?
¡ªSiempre he sentido much¨ªsima admiraci¨®n por el trabajo de pap¨¢, con todo lo que genera alrededor, con todo lo que ha dado y con todo lo que sigue dando. Que los dos fueran actores ten¨ªa ventajas e inconvenientes. Es el mismo oficio, sabemos de lo que hablamos, qu¨¦ nos jugamos, lo que ponemos encima de un escenario, qu¨¦ sentido tienen nuestras decisiones en relaci¨®n con los trabajos que nos ofrecen, y todo eso no lo hubiera podido compartir en una familia con otros intereses. En ese punto est¨¢ muy bien tener actores cerca. Por otro lado, yo siempre me he sentido muy responsable y muy exigente. No pod¨ªa hacer cualquier cosa porque iba siempre con un Alterio delante. Incluso recuerdo que ten¨ªa como complejo, necesitaba que me hicieran casting para las cosas que sal¨ªan. Ten¨ªa miedo de que la gente pensara que yo estaba ah¨ª porque mi padre hab¨ªa llamado a alguien y me hab¨ªan enchufado. Ten¨ªa p¨¢nico a esa sensaci¨®n de estar de prestado.
¡ª?Eso lo inculc¨® usted, H¨¦ctor?
¡ªEllos no han necesitado nada. Es probable que se hayan visto reflejados en mi actitud, pero que yo recuerde nunca les he dicho c¨®mo ten¨ªan que hacer las cosas, salvo peque?os detalles de t¨¦cnica. No he sido de dar consejos.
Malena: ¡°No de dar consejos del oficio. Lo que nos ha dado son puntos de vista, experiencia. Recuerdo que cuando me sali¨® T¨ªo Vania en el Centro Dram¨¢tico Nacional, con Emma Su¨¢rez, Mar¨ªa Asquerino, Francesc Orella, Enric Benavent¡, yo hac¨ªa el personaje de Sonia, con mucho peso. Estaba muerta de miedo, estaba adelgazando, y le dije: ¡®?Y si me sale mal?¡¯. ?l contest¨®: ¡®Malena, esta ser¨¢ una m¨¢s. Luego vendr¨¢ otra, luego otra, y otra, y otra¡¯. ?l suelta frases, opiniones que, sin quererlo, se quedan en la cabeza y en el coraz¨®n. A m¨ª aquello se me qued¨®¡±.
¡ª?Le hicieron caso, H¨¦ctor?
¡ªSiguieron en el trabajo y, afortunadamente, les fue y les va bien, son respetados en la profesi¨®n. Acert¨¦ en no obligarlos a que hicieran otra cosa.
Est¨¢ inquieto en los estrenos de los hijos, no tiene miedo de las cr¨ªticas que reciben (¡°tampoco las tienen tan malas¡±); y lo que siente Malena cuando ve al padre salir al escenario ¡°es como una bola en el est¨®mago, solo quiero que le vaya bien, y si le sale bien me salgo hinchada como un pavo y me lo como a besos¡±. ?Eso ha pasado, H¨¦ctor? ¡°Que les haya gustado y se abracen a m¨ª me ha pasado un par de veces¡ Bueno, quiz¨¢ cuatro¡±.
¡°?l no se acuerda: de las ¨²ltimas, todas ha recibido besos¡¡±, le recuerda Malena. Ella cree que su padre ¡°ha incorporado toda su historia a su trabajo, su voz, su cuerpo. En El padre era un show verlo porque transcend¨ªa el propio hecho actoral, indiscutible: era como ver al personaje, pero con toda la estela de la trayectoria de su vida¡±.
¡ªY usted, ?c¨®mo ve a su padre en el escenario, Ernesto?
¡ª?Hostia! Lo he visto crecer sobre todo en hondura y capacidad de s¨ªntesis. Eso ha ido ganando poder con los a?os. Tiene una enorme capacidad de transmisi¨®n sin que aparentemente haga nada especial. Yo creo que eso le da un grado de maestr¨ªa muy importante.
En lo alto de la estanter¨ªa hay Goyas, premios argentinos. H¨¦ctor no tiene su ego de actor a la vista; algunos de esos galardones evitan que las puertas se dejen vencer por el viento. Tampoco se aturde cuando Ernesto sigue diciendo: ¡°Es as¨ª por la calidad humana y por el compromiso que ha mantenido con el oficio. Ahora tiene 89 a?os y sigue prepar¨¢ndose como si fuera el primer trabajo que hace, con una gran obsesi¨®n, con ganas de perfeccionarse, y con mucho respeto por la obra y el espectador¡ Cuando vi los primeros trabajos que hizo con acento espa?ol, ya imagin¨¦ que le debi¨® ir la vida en ello, adaptarse a un nuevo lugar¡±.
¡ªAhora ¡ªdice Malena¡ª est¨¢ m¨¢s relajado, es m¨¢s ¨¦l.
¡ªAhora no se preocupar¨¢ tanto ¡ª?replica Ernesto¡ª, pero en las primeras pel¨ªculas rodadas aqu¨ª, Cr¨ªa cuervos, El crimen de Cuenca, su espa?ol era muy bueno. Despu¨¦s tambi¨¦n lo he visto trabajar en italiano. En teatro lo hab¨ªa visto de ni?o, pero me impact¨® al verlo aqu¨ª. Aquel Amor de don Perlimpl¨ªn con Belisa en su jard¨ªn, de Lorca, dirigido por Jos¨¦ Luis G¨®mez, me dej¨® escuchar ese espa?ol a¨²n mejor que en el cine; ah¨ª me impact¨® su calidad como actor.
¡ªLo comparto todo ¡ªconcluye ?Ma?lena.
Italiano de padres, argentino de tierra y exilio, espa?ol como sus hijos, es, dice Malena, ¡°un ser con una gran humanidad, con un maravilloso sentido del humor¡±. Y los ha hecho tambi¨¦n cantar. En napolitano. ¡°Eso de cantar en napolitano¡±, recuerda Ernesto, ¡°se le activ¨® despu¨¦s de que lo operaran del coraz¨®n. En el posoperatorio tuvo sue?os con su madre y empez¨® a recuperar canciones que ella le cantaba de peque?o. Siempre cantaba, pero despu¨¦s de la operaci¨®n se produjo una conexi¨®n m¨¢s fuerte con sus ra¨ªces. Sus padres eran italianos: Giovanni Andrea Alfredo Alterio y Elvira Onorato.
¡ªY en toda esta sinfon¨ªa, ?qu¨¦ papel ha desempe?ado Norma, la madre?
Malena: ¡°Mi madre, psicoanalista, nos equilibra. Es como la productora¡±
Malena: ¡°?Hombreeeee! ?Es la que nos ha ligado a todos! Bastante equilibrados estamos para ser tres actores y una psicoanalista. Ella es como la productora. Un artista sin productor es un desastre¡±.
Ernesto: ¡°Ella se ha ocupado de que no not¨¢ramos las ausencias de mi padre por rodajes o represen?taciones¡±.
Concluye la hija:
¡ªTambi¨¦n pap¨¢ ha hecho su trabajo porque estaba mam¨¢.
Cuando se sientan en la mesa del jard¨ªn y Carlos Spottorno va a retratarlos, act¨²an y r¨ªen. Son como est¨¢n en las fotos. No hay en los Alterio impostura alguna, llevan la paz por dentro.?
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