El desaf¨ªo a las derechas

Las ¨²ltimas elecciones en Espa?a no deben enga?ar: la crisis de los partidos tradicionales sigue amenazando la estabilidad pol¨ªtica del pa¨ªs. Aunque todav¨ªa modesto, el resultado de la extrema derecha es significativo. Por lo pronto, el terremoto andaluz ha marcado el fin de la excepci¨®n espa?ola en Europa, dando a Vox una base electoral y otorg¨¢ndole, adem¨¢s, una etiqueta democr¨¢tica gracias a la alianza con la derecha y el centroderecha. De otra parte, la reuni¨®n del 2 de mayo entre el presidente h¨²ngaro Viktor Orb¨¢n y el italiano Matteo Salvini para pactar una estrategia en el Parlamento Europeo de la que emerja un bloque de fuerzas con Marine Le Pen y otros l¨ªderes populistas, indica claramente la l¨ªnea de la ultraderecha europea: formar un gran frente reaccionario capaz de transformar el proyecto global europeo.

La inmigraci¨®n, el odio al otro, son sus medios demag¨®gicos para presionar al Partido Popular Europeo en Bruselas y reorientarlo hacia el ideario del extremismo. Ahora bien, todas las elecciones en Europa demuestran que si la derecha tradicional se somete a este chantaje, o incluso pretende adoptar alguno de sus lemas para desactivar supuestamente su avance pol¨ªtico, desembocar¨¢ en un proceso de autodestrucci¨®n dif¨ªcilmente contenible. En otras palabras, la batalla para que la derecha no caiga en las manos extremistas es crucial tanto para ella como para la izquierda. La derecha debe entender que la alianza electoral con las fuerzas ultras no encaja en el juego cl¨¢sico de la pol¨ªtica, porque ser¨ªa un compromiso con partidos que fingen aceptar las reglas democr¨¢ticas solo para conquistar el poder, minando desde el d¨ªa siguiente el sistema democr¨¢tico, tal y como se demuestra en Hungr¨ªa, Polonia e Italia. Todav¨ªa, afortunadamente, existen aires esperanzadores, los que encarna la gran mayor¨ªa del electorado europeo, que sigue oponi¨¦ndose a toda corriente de ultraderecha. Y Espa?a acaba de demostrarlo con dignidad.

En este sentido, no es en absoluto coyuntural la estrategia defensiva que llama a la izquierda como a la derecha democr¨¢ticas a formar un potente cord¨®n sanitario frente a la alianza extremista: es una cuesti¨®n de vida o muerte, de altura de visi¨®n, o de lo contrario, de irresponsabilidad suicida. En el contexto actual de crisis mundial y europea, las fuerzas democr¨¢ticas deben aprender a superar sus antagonismos y avanzar hacia pol¨ªticas consensuadas siempre cuando se trata del respeto a los valores de convivencia, a los derechos humanos, a la igualdad de la mujer y el rechazo de la xenofobia. De momento, el bloque del odio est¨¢ subiendo, lento pero seguro, empujado por la ola de los males sociales de la UE. Derecha e izquierda deben comprender que hay que reformar este proceso europeo, poniendo en marcha objetivos sociales tanto como una pol¨ªtica civilizada com¨²n de gesti¨®n de los flujos migratorios. En periodo de crisis, esto no es un juego de politiquer¨ªas. Es m¨¢s un asunto de responsabilidad y de compromiso moral con la defensa de los valores democr¨¢ticos.