Entre la violencia y la eficiencia
Los testigos, polic¨ªas o manifestantes conforman un microcosmos. Porque se nutre de experiencias individuales, de grupo, acotadas
Los testigos, polic¨ªas o manifestantes ¡ªahora tocan estos¡ª conforman un microcosmos.
Es micro porque se nutre de experiencias individuales, de grupo, acotadas. Pero tambi¨¦n es cosmos, pues ofrece destellos de un panorama m¨¢s general.
Pero solo es generalizable si se le aplica el descuento ¡ªcasi nunca del 100%¡ª a causa de vestir un uniforme (y haber sido vejado por ello), o de militar en el refer¨¦ndum ilegal (y haber sido zurrado).
Casi todos los testigos de las defensas acudieron a los colegios entre las cinco y las siete de la ma?ana del 1-O. Eso, si no pasaron el finde en los centros, entre talleres, actividades l¨²dicas y chocolatadas.
O sea, su relato es de entusiasmo, vivo o contrariado; como el de los guardias fue satisfecho o insultado. Lo sutil de la muestra micro es que ilustra c¨®mo, incluso con pautas comunes, hubo para todos los gustos en distintos centros. As¨ª, se vot¨® o no; hubo o no actuaciones policiales; justas o abusivas; resistencia vecinal, o violencia.
Al ingeniero jubilado de telecos Pere Font le dieron en el colegio V¨ªctor Catal¨¤, de Nou Barris, zona roja de Barcelona, donde se sentaba como resistente pasivo.
Sin advertencia previa, los polic¨ªas nacionales ¡°me cogieron por los test¨ªculos, me levantaron y me dejaron caer, me sacaron del centro arrastr¨¢ndome y me tiraron como un paquete a la calle¡±, narr¨® este martes. Denunci¨® los hechos ante el juzgado, le reconoci¨® el forense.
No hay motivo para no creerle. Pero tampoco para descreer al polic¨ªa nacional 85186, quien actu¨® all¨ª y el 11 de abril declaraba que ¡°cost¨® mucho entrar, hab¨ªa una fuerte resistencia¡±. No solo pasiva: ¡°Acometieron directamente a la fuerza tirando mobiliario, a uno de nosotros le alcanz¨® una silla, hay parte m¨¦dico¡±.
?Fue el uso de la fuerza policial leg¨ªtima (o deslegitimada por desproporci¨®n) eficaz para impedir la votaci¨®n? En algunos lugares, s¨ª. En otros, no: al alcalde de Dosrius le tiraron al suelo cuando ped¨ªa la orden judicial de intervenir, requisaron la urna. Pero ¡°cuando se fue la Guardia Civil, volvimos y votamos¡±, cont¨® Carme Bud¨¦, ama de casa.
Si pasamos del recuento micro a las cifras macro, Guardia Civil y CNP cerraron 130 colegios (de 2.315), seg¨²n el delegado del Gobierno, Enric Millo, el 5 de marzo.
Y los Mossos, 110 con apoyo antidisturbios (am¨¦n de otros 24 por las parejas/binomios, y otros 239 ¡°que no abrieron¡±), seg¨²n el comisario Ferran L¨®pez, el 2 de abril.
Ambos resultados son cuantitativamente parejos, aunque seguramente no seg¨²n los tipos de colegios. Ni por los da?os colaterales generados. El auto del Tribunal Superior catal¨¢n (27/9/17) ordenaba impedir ¡°la consecuci¨®n del refer¨¦ndum, sin afectar a la normal convivencia ciudadana¡±.
Y la instrucci¨®n 4/2017 del secretario de Estado de Seguridad mandaba dos d¨ªas despu¨¦s ¡°priorizar la seguridad¡± de polic¨ªas y ciudadanos ¡°sobre la eficacia¡±.
La distancia entre violencia y eficacia se agranda si se coteja el uso de la fuerza con su eficiencia: contando sus costes. Los de entonces. Y los del futuro.
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