Eduardo Rubi?o, de M¨¢s Madrid: ¡°Hay pol¨ªticos que tienen relaciones con hombres y prefieren que no se entere nadie¡±
Con solo 27 a?os se ha convertido en uno de los hombres fuertes de la candidatura de ??igo Errej¨®n. Hablamos con ¨¦l sobre el peligro de la ultraderecha, las nuevas formas de ser y amar en la pol¨ªtica o el episodio en la Asamblea que lo convirti¨® en fen¨®meno viral
Eduardo Rubi?o (Madrid, 1991) ha llegado a nuestra entrevista con una impoluta camisa blanca. Ese c¨®digo de elegancia informal que parece marca del partido M¨¢s Madrid (I?igo Errej¨®n ha hecho de su cazadora Harrington su prenda fetiche) no lo llevaba el d¨ªa en que se produjo su mayor momento de fama hasta hoy en su carrera pol¨ªtica. Al contrario, en aquel momento llevaba una sencilla camiseta blanca de algod¨®n en la que, en letras rosas de trazo naif, se pod¨ªa leer ¡°maric¨®n¡±. Pero a ese momento llegaremos m¨¢s tarde.
"Hay personas en tus ant¨ªpodas ideol¨®gicas que tienen una experiencia y un bagaje que hacen que sea un placer escucharlas y tomarte un caf¨¦ con ellas. Pero el caso de Vox es diferente. Cruzan unas l¨ªneas rojas que para m¨ª hacen muy dif¨ªcil tener el m¨¢s m¨ªnimo trato con ellos"
Rubi?o, que ha sido diputado de la Asamblea de Madrid por Podemos y se presenta ahora a las elecciones auton¨®micas dentro de las listas de ??igo Errej¨®n en M¨¢s Madrid, estudi¨® Filosof¨ªa, comenz¨® a participar en los movimientos estudiantiles en asociaciones como Malacaverna y fue parte activa del 15-M dentro del bloque Juventud Sin Futuro. En el imaginario colectivo, ese que asocia cierto aspecto f¨ªsico a cierta ideolog¨ªa tirando de prejuicios trasnochados, nadie situar¨ªa en este esp¨ªritu de lucha al joven de camisa blanca y peinado preppy. Pero probablemente eso que entend¨ªamos como los looks de la nueva pol¨ªtica (hombres con coleta en Podemos, figurines de americana en Ciudadanos) ha quedado ya viejo. ?Acaso es la nueva pol¨ªtica antigua ya? Es obligatorio que la primera pregunta a Rubi?o vaya por ah¨ª.
Usted ha cambiado Podemos por Mas Madrid. ?C¨®mo explicar¨ªa el cisma entre Pablo Iglesias e I?igo Errej¨®n a un ni?o de cinco a?os? Manuela Carmena ha conseguido cambiar el rumbo de Madrid despu¨¦s de 20 a?os de pol¨ªticas que hab¨ªan dejado la ciudad en un lodazal de corrupci¨®n, deuda y mala gesti¨®n. Ese giro a¨²n no est¨¢ completo. Creo que I?igo Errej¨®n ha hecho una apuesta, por un lado, por cerrar filas con la alcaldesa de Madrid y, por otro, por intentar cambiar las cosas en la Comunidad. Ese es el lugar en el que hay que estar ahora. No entiendo a quien no ve una oportunidad en esta plataforma, que es la m¨¢s abierta y la m¨¢s capaz de atraer ciudadanos que no parten de un lugar predefinido. En pol¨ªtica tienes que decidir en muchos momentos y a veces las decisiones son dif¨ªciles. Lo que me llev¨® a participar en M¨¢s Madrid fue pensar qu¨¦ era mejor para aumentar las posibilidades de ganar en Madrid de nuevo. La gente reclamaba una plataforma lo m¨¢s abierta posible, que no estuviera lastrada por din¨¢micas de partido que muchas veces nos separan de lo importante.
Eduardo Rubi?o sali¨® del armario de forma muy natural en 2015 en la Asamblea de Madrid. Un d¨ªa Juan Van Halen (del PP) le espet¨® en medio de un debate: ¡°Qu¨¦ joven eres, ya ver¨¢s lo dif¨ªciles que son las mujeres¡±. Rubi?o respondi¨®: ¡°A m¨ª es que me van los hombres¡±. La salida del armario ante su familia ¨Csu padre es profesor de filosof¨ªa en la Complutense y su madre, cartera¨C fue casi igual de natural. ¡°Un d¨ªa llegu¨¦ con un chico a casa y eso fue todo. Recuerdo que mi madre me rega?¨® porque le hab¨ªa invitado a dormir sin pedirle permiso. Pero no porque fuera un chico, sino porque quiz¨¢ me pas¨¦ un poco de frenada y me tom¨¦ una libertad que a los 16 a?os no ten¨ªa que haberme tomado¡±. ?Dejaron que el chico se quedase? ¡°S¨ª, y desde aquel d¨ªa form¨® parte de la familia durante todos los a?os que estuvimos juntos. De alguna manera sigue formando parte, porque mi madre le sigue teniendo un cari?o enorme aunque ya no seamos pareja¡±.
Rubi?o, que tiene 27 a?os, creci¨® en un momento social en el que por fin empezaba a haber referentes LGTB en los medios en Espa?a. ¡°Recuerdo a Pedro Zerolo, por supuesto, a Jes¨²s V¨¢zquez, a Boris Izaguirre¡ Probablemente a otros que se me olviden. Todos buscamos figuras en las que reflejarnos y entender nuestras distintas opciones y ver que una persona puede tener ¨¦xito, ser feliz y llevar una vida plena tenga la identidad y opci¨®n sexual que tenga. Alienta mucho a las nuevas generaciones a vivir con libertad¡±.
?Cree que las figuras influyentes de la cultura, la pol¨ªtica y la sociedad tienen la obligaci¨®n moral de hacerse ver y dar ejemplo de normalidad? Hay tantas circunstancias que hacen que una persona diga o no diga o exprese o no exprese su sexualidad que no me atrevo a juzgar a nadie por la decisi¨®n que tome a este respecto. Quien da un paso adelante y habla con naturalidad contribuye a hacer una sociedad m¨¢s libre y eso tiene que ser reconocido. Si alguien que est¨¢ en una posici¨®n social relevante todav¨ªa no se atreve a decirlo es, evidentemente, porque nos queda mucho camino por recorrer.
?Conoce casos de compa?eros en pol¨ªtica que prefieren no decirlo porque cree que afectar¨ªa a su carrera? S¨ª. He conocido a gente que tiene relaciones con hombres y prefiere que no se entere nada en su entorno laboral, pol¨ªtico, personal¡ Hay muchos m¨¢s de lo que parece.
El pol¨ªtico va a sufrir siempre un escrutinio enorme. ?No le preocupa que un fantasma del pasado en forma de comentario, de imagen o de tuit vuelva para fastidiarle la vida? La presi¨®n que se ejerce sobre ti desde el momento en que pones un pie en este mundo es parte?de tu trabajo cuando desempe?as una funci¨®n p¨²blica. Lo asumes y tienes que convivir con ello. Pero s¨ª te hace estar m¨¢s vigilante en aspectos de tu vida personal, por lo que pueda tergiversarse o volverse un bumer¨¢n.
D¨¦me un ejemplo. ?Qu¨¦ cosas ha dejado de hacer? ?Puede besarse tranquilamente por la calle con su novio, por ejemplo? Yo me sigo dando morreos con mi pareja donde quiero. S¨ª es verdad que hay cosas con las que inevitablemente tienes que tener cuidado, porque cuando ocupas un cargo p¨²blico est¨¢s m¨¢s expuesto. Te pongo un ejemplo claro: yo no utilizo Grindr [la aplicaci¨®n de citas para hombres homosexuales y bisexuales] de la misma manera en que lo utilizan mis amigos. Evidentemente yo utilizo Grindr y Tinder con naturalidad, pero s¨ª que tengo ciertas precauciones porque, al final, el exponerte de esa manera en una red social de este tipo puede ser m¨¢s delicado si eres un cargo p¨²blico y puedes acabar teniendo una conversaci¨®n con alguien que la utilice para colocarte en un compromiso. Esa gesti¨®n de la intimidad es algo muy complejo en en nuestra sociedad desde que existen estas aplicaciones para todo el mundo, pero puede ser m¨¢s delicada cuando eres un cargo p¨²blico aunque no seas muy conocido, porque yo tampoco soy una persona tan famosa, pero siempre te lo planteas m¨¢s veces por esa exposici¨®n que asumes. A m¨ª me da envidia porque tengo muchos amigos que pueden actuar en ese tipo de redes con una naturalidad que yo tengo que gestionar con mucho m¨¢s cuidado.
Entiendo que en este tipo de redes, entonces, usted tiene su foto y su nombre de pila. No oculta su identidad. En Tinder la tengo, s¨ª.
"He conocido a compa?eros que tienen relaciones con hombres y prefieren que no se entere nada en su entorno laboral, pol¨ªtico, personal¡ Hay muchos m¨¢s de lo que parece"
En Grindr no. En Grindr no.
?Cu¨¢l es la diferencia? Creo que son redes sociales que funcionan de forma distinta. Yo utilizo esta ¨²ltima con mi pareja, lo usamos juntos.
Hay pol¨ªticos abiertamente gays y lesbianas, incluso transexuales visibles. ?Qu¨¦ armarios quedan por romper en la pol¨ªtica? ?Cree que habr¨¢ un d¨ªa en que gobernantes de primera l¨ªnea digan, por ejemplo, que mantienen relaciones abiertas o al menos alejadas del planteamiento cl¨¢sico? Estamos en esa direcci¨®n. Se est¨¢ relajando en general el concepto que tenemos de las relaciones, del amor y del sexo. No se trata solamente de a quien amas, sino de c¨®mo vives tu sexualidad en general. Tarde o temprano la pluralidad de modelos va llegando a todas las esferas del espacio p¨²blico. Hace a?os era impensable que los pol¨ªticos hablaran con naturalidad de su condici¨®n sexual y hoy ya lo damos por hecho. Es un camino irreversible, por mucho que haya un sector de ultraderecha que quiere volver a ponernos un bozal.
Abramos el mel¨®n del gay de derechas. ?Usted entiende al gay, lesbiana, bisexual o transexual que vota a la derecha? Entiendo que alguien puede tener unas determinadas opiniones sobre cuestiones de econom¨ªa, de fiscalidad... eso no es incompatible con ser LGTBI. Lo que no puedo entender es que t¨² seas una persona LGTBI y compartas posiciones con aquellos que chocan frontalmente con nuestros derechos. En el caso de Ciudadanos esta hipocres¨ªa les est¨¢ pasando factura. T¨² no puedes defender los derechos de gays, lesbianas, bisexuales y transexuales por la ma?ana y pactar con Vox por la tarde. De la misma manera a m¨ª me parece inconcebible que una persona sea LGTBI y est¨¦ de acuerdo con el programa de Vox, que quiere que no tengamos los mismos derechos respecto al matrimonio, que quiere vetar la posibilidad de que adoptemos, expulsar a las personas trans del sistema sanitario, que no se luche contra la LGTBIfobia en las aulas¡ Me parece inconcebible que alguien sea tan ego¨ªsta y tan hip¨®crita como para no entender que cuando apoya medidas de este tipo est¨¢ atentando contra los derechos de todos, incluidos los de s¨ª mismo.
El pasado febrero Eduardo Rubi?o se volvi¨® viral gracias a un discurso en la Asamblea de Madrid contra Ciudadanos, que pretende convertir el Orgullo LGTBI en fiesta de inter¨¦s tur¨ªstico regional. "Se?ores de Ciudadanos, ?ustedes quieren demostrar su compromiso con las personas LGTBI?", pregunt¨® Rubi?o ante el aplauso de sus compa?eros. "Es muy sencillo. Se?or Aguado, diga hoy, usted, aqu¨ª, que no va a pactar con Vox en la pr¨®xima legislatura". El v¨ªdeo fue visto m¨¢s de 200.000 veces en Twitter y atesor¨® miles de megustas, comentarios y retuits. Durante su discurso, Rubi?o vest¨ªa una camiseta blanca que ten¨ªa escrito, en letras rosas, "maric¨®n".
?C¨®mo vivi¨® aquel ¨¦xito? Fue probablemente lo m¨¢s bonito que me ha pasado en la legislatura. Creo que funcion¨® porque hab¨ªa much¨ªsima gente deseando que alguien le dijera a Ciudadanos esto. Venimos de un momento en el que Ciudadanos hab¨ªa tenido varios gestos intentando apropiarse de las reivindicaciones LGTBI cuando al mismo tiempo todos los hemos visto en la foto de Col¨®n abrazados con la extrema derecha, que amenaza de manera m¨¢s grave que nunca en los ¨²ltimos a?os todas las libertades que hemos conseguido. Cuando mucha gente espera que digas algo y lo dices, lo agradece.
Maric¨®n, esa palabra que se le¨ªa en su camiseta, ha seguido un camino curioso a ambos lados del espectro: ha sido reapropiada por el colectivo, pero a la vez sigue siendo utilizada en las agresiones hacia ellos. Maric¨®n sigue siendo uno de los principales insultos que hay en nuestras aulas desde muy peque?itos. Es una de las primeras palabras que aprenden los ni?os como insulto y obviamente tiene un efecto performativo sobre qu¨¦ est¨¢ bien en el g¨¦nero, qu¨¦ no lo est¨¢, qu¨¦ est¨¢ bien en el sexo, qu¨¦ no lo est¨¢¡ y desde muy peque?itos nos hace asumir que determinada gestualidad, determinados gustos, que prefieras mu?ecas al f¨²tbol, est¨¢n asociadas a algo que est¨¢ bien y algo que est¨¢ mal. Pero es imposible intervenir sobre esas palabras que nos conforman y nos aprisionan si no es haciendo ejercicios de apropiaci¨®n y de subversi¨®n. El activismo LGTBI y el feminismo y otros movimientos de igualdad racial los han utilizado desde siempre y, claro, tienes esa doble cara de la moneda, pero es ineludible si queremos desactivar los fantasmas y los miedos y re¨ªrnos de aquellas cosas que nos han causado tanto dolor.
"Tal y como ha sido la pol¨ªtica madrile?a en los ¨²ltimos a?os la gente reclamaba una plataforma lo m¨¢s abierta posible, que no estuviera lastrada por din¨¢micas de partido que muchas veces nos separan de lo importante"
"Ames a quien ames Madrid te ama". Esta frase promocional del ¨²ltimo Orgullo Gay de la capital recibi¨® cr¨ªticas por defender la libertad para amar, pero no para ser. ?Y si no amo a nadie, Madrid no me ama? Entiendo totalmente las cr¨ªticas. No hay ning¨²n lema publicitario que sea capaz de integrar todos los matices y toda la riqueza que puede tener una idea. Ese lema me parece muy bonito, pero tambi¨¦n complementario a otros que se quedan fuera. Yo tengo compa?eros que dec¨ªan: ¡°Bueno, ?y por qu¨¦ ¡°ames a quien ames¡± y no ¡°folles con quien folles¡±? Tambi¨¦n el sexo es una dimensi¨®n fundamental de nuestras reivindicaciones que no hay que edulcorar solo porque la parte del amor es m¨¢s disney, m¨¢s atractiva para el gran p¨²blico.
?C¨®mo afronta la perspectiva de compartir asamblea y trabajo con Vox? Hay personas en tus ant¨ªpodas ideol¨®gicas que tienen una experiencia y un bagaje que hacen que sea un placer escucharlas y tomarte un caf¨¦ con ellas. Pero el caso de Vox es diferente. Cruzan unas l¨ªneas rojas que para m¨ª hacen muy dif¨ªcil tener el m¨¢s m¨ªnimo trato con ellos. Me insultan permanentemente. Atentan contra mis derechos permanentemente¡ Me parece de una violencia tal la manera que tienen de intervenir en pol¨ªtica, tan alejado de cualquier salud democr¨¢tica que yo no s¨¦ c¨®mo va a ser la convivencia con ellos. Yo no s¨¦ si puedo tener una relaci¨®n normal contra alguien que me va a prohibir adoptar y formar una familia un d¨ªa con mi pareja si lo deseo. Ellos, que son tan defensores de las familias. Ser¨¢ de las suyas. A las dem¨¢s nos niega la existencia. Con alguien que niega tu existencia, ?c¨®mo vas a tener una relaci¨®n normal?
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