Cercando la malversaci¨®n
Llevamos tiempo enfrascados en el qu¨¦, el si, el c¨®mo, el cu¨¢nto y el hasta d¨®nde de la violencia. Es el asunto m¨¢s grave que se discute
El estreno de la fase pericial dio este mi¨¦rcoles una vuelta de tuerca a la acusaci¨®n de malversaci¨®n de caudales p¨²blicos.
Llevamos tiempo enfrascados en el qu¨¦, el si, el c¨®mo, el cu¨¢nto y el hasta d¨®nde de la violencia, en tanto que elemento estructural del tipo delictivo de la rebeli¨®n: es el asunto m¨¢s grave que se discute.
Y en cambio el eventual mal uso de dinero p¨²blico para financiar un refer¨¦ndum prohibido por la justicia estaba en la rec¨¢mara. Si bien hace tiempo ya se otea que se va fraguando la malversaci¨®n (EL PA?S, 27 de marzo).
Esta figura no exige sustraer bienes p¨²blicos, como antes de la reforma del C¨®digo Penal, de 2015. Basta con su ¡°administraci¨®n desleal¡±: destinar recursos colectivos a fines inadecuados, forzando la ley. No es una figura menor. Se castiga con hasta ocho a?os de c¨¢rcel. Y la justicia alemana (entre algunas m¨¢s) entregar¨ªa a Carles Puigdemont si se le reclamase bajo esa acusaci¨®n. Pero el cerco no es general, sino selectivo.
El antiguo empe?o de algunas acusaciones de inculpar a todo el Govern por esta conducta no parece prender: el cerco se cierne sobre los departamentos de Presidencia (Jordi Turull o su antecesora Neus Munt¨¦, no procesada) y Exteriores (Ra¨¹l Romeva).
Las cuatro peritas, altos cargos t¨¦cnicos del ministerio que destriparon los n¨²meros de la Generalitat, pusieron en la sesi¨®n del mi¨¦rcoles en apuros, como peritos, a la defensa.
Su dictamen desde el punto de vista contable-fiscal ratific¨® que un contrato no se perfecciona cuando el cliente lo abona f¨ªsicamente, sino cuando se devenga la obligaci¨®n del pago.
O sea, desde cuando rige la obligaci¨®n subyacente: se encarga el servicio o el bien; se realiza (el servicio) o se entrega (el bien); y si media la buena fe del proveedor.
Para Presidencia, lo espinoso son los anuncios prorrefer¨¦ndum en TV-3 y Catalunya R¨¤dio. La presidenta de su Corporaci¨®n p¨²blica y el Govern se han enzarzado. Aquella reconoci¨® haber facturado. Este neg¨® que pudiese hacerlo, porque al tratarse de anuncios pol¨ªticos gozaban de gratuitad.
¡°La utilizaci¨®n de ese espacio, de titularidad p¨²blica, para emitir anuncios con fines ilegales, tiene un valor: si ese valor debe pagarlo la CCMA o el Govern es una discusi¨®n no relevante para saber si ha habido perjuicio patrimonial¡±, desgran¨® una de ellas.
Perjuicio: el n¨²cleo de la malversaci¨®n. Existe ¡ªsubrayaron¡ª, desde que media un encargo/entrega, porque es un gasto que disminuye el patrimonio p¨²blico: si luego se anula con una factura negativa o rectificativa (como alegaron tantos), habr¨¢ un aumento. Pero posterior al perjuicio. ¡°Lo importante es si se ha prestado el servicio, no si ha habido factura o factura proforma¡±, precisaron.
Las transferencias a observadores internacionales del 1-O, los gastos de publicidad para una conferencia de propaganda en el Parlamento Europeo (24 enero 2017) y los contratos audiovisuales que varias empresas (Carat, Focus) acabaron rechazando ¡°por riesgos legales¡±, completan la tenaza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.