La filantrop¨ªa merece un debate, pero no es el que plantea Podemos
La pol¨¦mica acerca de las donaciones de Amancio Ortega emborrona una conversaci¨®n que lleva arrinconada demasiado tiempo
A veces da la sensaci¨®n de que Podemos vive atrapado en una pel¨ªcula de Ken Loach. Su extempor¨¢nea salida de esta semana en contra de las donaciones de Amancio Ortega no solo supone un disparo en el pie frente a electores modestos que valoran la modernizaci¨®n de la sanidad p¨²blica, venga de donde venga. Demuestra, sobre todo, un inquietante desconocimiento del papel que la filantrop¨ªa juega en la promoci¨®n del inter¨¦s com¨²n en siglo XXI.
Frente a su modelo de vasos comunicantes, en el que las donaciones privadas se producen necesariamente a costa de las contribuciones fiscales, la realidad es que los esfuerzos filantr¨®picos m¨¢s sofisticados proporcionan a las sociedades beneficios m¨²ltiples: recursos econ¨®micos adicionales; innovaci¨®n en pol¨ªticas, organizaciones y conocimiento; e involucraci¨®n directa de los individuos y las empresas en los asuntos que afectan a sus comunidades. Algunas de las consecuciones m¨¢s extraordinarias del ¨²ltimo cuarto de siglo ¨Ccomo la reducci¨®n de la mortalidad asociada a las pandemias de la pobreza¨C est¨¢n directamente relacionadas con modelos p¨²blico-privados.
La filantrop¨ªa a la que debemos aspirar tiene tres caracter¨ªsticas b¨¢sicas:
- Es adicional, no alternativa, a las obligaciones tributarias de una empresa o un individuo (lo que no excluye incentivos fiscales por parte del Estado).
- Busca el impacto estrat¨¦gico: complementario a la acci¨®n p¨²blica ¨Cincluso hasta el punto de retarla en algunas ocasiones¨C y aceptando riesgos que no siempre puede (o quiere) asumir un Gobierno.
- Es transparente y est¨¢ sujeta a un escrutinio firme pero inteligente, que no arruine el dinamismo de la gesti¨®n privada.
Si se fijan, estas tres caracter¨ªsticas exigen un sector p¨²blico activo, eficaz y visionario. Cualquier administraci¨®n del Estado lograr¨¢ mucho m¨¢s estimulando la buena filantrop¨ªa que ahog¨¢ndola con ret¨®rica electoral.
?Cumple Ortega estos criterios? Si atendemos a la informaci¨®n que ha proporcionado la empresa esta semana, as¨ª como a mi ¨ªntima experiencia con el Protectorado de Fundaciones, el primero y el tercero deber¨ªan estar razonablemente cubiertos. Por lo menos, forman parte de otras conversaciones, como la de la idoneidad del modelo fiscal.
Tengo bastantes m¨¢s dudas con respecto al segundo. En mi opini¨®n, el verdadero problema de las donaciones de Ortega no est¨¢ en lo que hace, sino en el coste de oportunidad de lo que deja de hacer. La sexta fortuna del planeta podr¨ªa plantearse intervenciones tan ambiciosas como las que ejercen Bill Gates en el terreno de los derechos sociales o George Soros en el de los pol¨ªticos. Sin embargo, el due?o de Inditex parece haber optado por una estrategia m¨¢s atomizada, reactiva y de perfil bajo.
Pero este asunto va mucho m¨¢s all¨¢ de Amancio Ortega y de las declaraciones de trazo grueso de Unidas Podemos. Nuestro pa¨ªs ha ido posponiendo injustificadamente el debate sobre la nueva Ley de Mecenazgo y el modelo de filantrop¨ªa que encaja mejor con las necesidades y la cultura ciudadana de nuestra sociedad. Un debate del que depende en parte el futuro del tercer sector. Cada d¨ªa que pasa es un d¨ªa perdido.
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