El ocaso de Pablo Iglesias
El ciclo pol¨ªtico del l¨ªder de Podemos se ha acabado. Incluso si pudiera extenderlo con alguna responsabilidad ministerial
Si las elecciones generales dieron la impresi¨®n de que Pablo Iglesias hab¨ªa logrado contener la ca¨ªda de su partido, las auton¨®micas y municipales han recordado que aquello fue una debacle. En partidos tradicionales, esta situaci¨®n comportar¨ªa la dimisi¨®n. En Podemos, quiz¨¢ esto sea lo ¨²nico que Iglesias no pueda permitirse ahora. Sin embargo, su ciclo pol¨ªtico se ha acabado. Incluso si pudiera extenderlo con alguna responsabilidad ministerial. Sus irresistibles habilidades le auparon a la ola del cambio en 2014, de una forma que pocas veces habremos visto en la pol¨ªtica espa?ola. Lo que hizo fue excepcional. Pero al final no ha resultado suficiente para traducirlo en una estructura de poder colectivo que haya transformado la forma de representar y gobernar Espa?a, su gran promesa.
No ha logrado fibrilar todav¨ªa una organizaci¨®n sostenible en el tiempo. Como explica Paolo Gerbaudo, Podemos ilustra ejemplarmente estos nuevos partidos-plataforma que emergen como plataformas virtuales, trasladando el modelo organizativo de Google y Facebook al mundo pol¨ªtico. Son tremendamente flexibles para aprovechar las ventanas de oportunidades que depara la pol¨ªtica contempor¨¢nea, pero suelen quedar atrapadas por hiperliderazgos muy personalizados.
Tampoco consigui¨® completar una verdadera coalici¨®n dirigente al frente de Podemos, porque el propio predominio del hiperl¨ªder los obstruye, expulsando de la cumbre a aquellos que pretendan embridarlo. De la foto del primer Vistalegre, hoy solo queda Iglesias. Esto no solo dificulta su sustituci¨®n, sino que ha acabado hipotecando sus expectativas electorales.
En ¨²ltimo extremo, Iglesias ha acabado eclipsado por la r¨¦plica sist¨¦mica que ¨¦l mismo provoc¨®. Ha sido otro hiperl¨ªder, Pedro S¨¢nchez, con una organizaci¨®n con m¨¢s experiencia, quien acab¨® protagonizando la expectativa de renovaci¨®n que Iglesias s¨ª supo encender. Tres variables para reflexionar a partir de ma?ana en la nueva izquierda.
Por el camino, Iglesias nos habr¨¢ dejado algunas lecciones sobre el alcance de la personalizaci¨®n en la nueva pol¨ªtica. Carreras pol¨ªticas fulgurantes que no est¨¢n hechas para durar, liderazgos tribunicios poco aptos para subsistir en la oposici¨®n. Y que dejan pesadas herencias: a menudo, este partito personale, que tan bien defini¨® Mauro Calise, solo consigue renacer tras su mutaci¨®n en un objeto nuevo, donde otro l¨ªder pueda remodelar a su imagen y semejanza las cenizas heredadas. Pero eso solo ser¨¢ posible all¨¢ donde existan errejones dispuestos a rebelarse contra el creador para ejercer esa direcci¨®n emblem¨¢tica. Ese ser¨¢ el ¨²ltimo servicio de Iglesias a Podemos: encontrar a quien pueda hacerle desaparecer para que el proyecto permanezca.
Este art¨ªculo ha sido elaborado por Agenda P¨²blica para EL PA?S.
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