Rebeldes de todos los colores
Los gobiernos act¨²an como la oposici¨®n y la oposici¨®n act¨²a como si fuera la vanguardia de la resistencia
Hoy es f¨¢cil ser disidente. Solo hace falta una cuenta en Twitter o Facebook, una gran autocomplacencia y la construcci¨®n ret¨®rica de un enemigo opresor. Todos tenemos derecho a ser rebeldes. Como la rebeld¨ªa se ha convertido en un producto comercial (el famoso anuncio de Nike con Colin Kaepernick vende una rebeld¨ªa vac¨ªa y narcisista, que tiene que ver m¨¢s con ser aut¨¦ntico que con valores morales: ¡°Cree en algo. Incluso si eso significa sacrificarlo todo¡±), uno es rebelde solo con tener convicciones fuertes. Si te concentras mucho, la realidad te da la raz¨®n. Hasta el m¨¢s privilegiado, el m¨¢s poderoso puede jugar a ser rebelde. La rebeld¨ªa se ha democratizado. Ya no tiene que ver con desafiar al poder sino con la integridad individual. Tzvetan Todorov dec¨ªa que en las democracias liberales se ha sustituido el discurso heroico por el victimista porque se ha impuesto la justicia y el Estado de derecho. En nuestras sociedades pac¨ªficas y pr¨®speras ya no nos hacen falta los h¨¦roes. Es mejor hacerse la v¨ªctima. Sin embargo, es una actitud pasiva y carece de ¨¦pica. A la v¨ªctima simplemente se le debe algo. Es mejor ser v¨ªctimas disidentes: soy v¨ªctima del establishment y, a la vez, h¨¦roe de la resistencia. La rebeld¨ªa narcisista es un fen¨®meno transversal. El debate pol¨ªtico est¨¢ lleno de m¨¢rtires y rebeldes huecos. No existe discrepancia, existe disidencia. Cada uno es disidente y rebelde frente a una opresi¨®n del otro. Se da una versi¨®n del c¨¦lebre ¡°cargarse de raz¨®n¡± de Ferlosio: cuanto m¨¢s te dibujo como indeseable m¨¢s me construyo yo una identidad de disidente y rebelde que lucha contra el statu quo. No hace falta que el adversario sea poderoso, uno ya se encargar¨¢ de construirlo.
Esta actitud es especialmente notoria en los independentistas y en los populistas de derechas: ambos se han construido una identidad muy marcada de disidentes desde posiciones de privilegio. El millonario Trump, los leavers educados en Eton, los populistas de Vox en el barrio de Salamanca se postulan como la voz de los oprimidos y como disidentes del buenismo progre, la dictadura de la correcci¨®n pol¨ªtica y el marxismo cultural. Los pol¨ªticos independentistas de una de las regiones m¨¢s ricas de Europa, tras d¨¦cadas de poder absoluto y despu¨¦s de dar un golpe a la democracia, se creen rebeldes y m¨¢rtires perseguidos por sus ideas.
Pero si todos somos rebeldes, no hay statu quo. En las democracias occidentales se ha impuesto en los ¨²ltimos a?os la estrategia ret¨®rica del populismo: hay que hacer pol¨ªtica siempre como si se estuviera en la oposici¨®n, incluso estando en el poder. Los gobiernos act¨²an como la oposici¨®n y la oposici¨®n act¨²a como si fuera la vanguardia de la resistencia. Pero es solo un teatro provisional. De pronto, si no dan los n¨²meros y hace falta negociar nos convertimos r¨¢pidamente en pactistas con sentido de Estado y responsabilidad: siempre pusimos el pa¨ªs por delante del partido.
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