Las t¨¢cticas de la polic¨ªa francesa contra los trabajadores humanitarios
Amnist¨ªa Internacional denuncia el acoso y las intimidaciones sufridas por defensores de inmigrantes y refugiados en el norte de Francia
La hostilidad hacia los defensores de los derechos humanos de las personas migrantes y refugiadas en Francia ha sido documentada por Amnist¨ªa Internacional, que el pasado 5 de junio public¨® un informe con sus principales hallazgos. El documento se titula La solidaridad en el punto de mira: criminalizaci¨®n y hostigamiento de personas que defienden los derechos de los migrantes y refugiados en el norte de Francia y revela c¨®mo la polic¨ªa y el sistema judicial galo atacan,?en un intento deliberado de restringir los actos de solidaridad, a quienes ayudan a este colectivo vulnerable en los municipios de Calais y Grand-Synthe, en el norte del pa¨ªs. Dos a?os y medio despu¨¦s de la destrucci¨®n del asentamiento denominado La Jungla, m¨¢s de 1.200 personas refugiadas y migrantes, entre ellas menores no acompa?ados, viven en tiendas y campamentos sin acceso habitual a agua, saneamiento, comida, cobijo o asistencia jur¨ªdica. Los desalojos, el acoso y la violencia a manos de la polic¨ªa son comunes.
¡°Proporcionar comida a quienes tienen hambre y ofrecer calor a quienes carecen de hogar se ha convertido en una actividad cada vez m¨¢s arriesgada en el norte de Francia, pues las autoridades atacan de forma habitual a quienes brindan ayuda a las personas migrantes y refugiadas¡±, ha manifestado Lisa Maracani, investigadora de Amnist¨ªa Internacional sobre defensores y defensoras de los derechos humanos.
El Ayuntamiento de Calais prohibi¨® la distribuci¨®n de alimentos en marzo de 2017 y obstruy¨® la entrega de unas duchas port¨¢tiles en las instalaciones de una organizaci¨®n ben¨¦fica local. A lo largo de ese a?o, la polic¨ªa trat¨® de impedir que los defensores de los derechos humanos distribuyeran alimentos, intimid¨¢ndolos y revis¨¢ndolos con una identificaci¨®n peri¨®dica, e imponiendo multas de estacionamiento a furgonetas y autom¨®viles que llevaban comida. Desde marzo de 2018 se ha implementado una distribuci¨®n diaria de alimentos, subvencionada por el Estado y proporcionada por una ONG.
En los ¨²ltimos a?os, particularmente desde la demolici¨®n de La selva en 2016, los defensores de derechos humanos aseguran que la presi¨®n sobre ellos ha aumentado. Estos son algunos ejemplos que ha documentado Amnist¨ªa Internacional.
Difamaci¨®n
Algunos funcionarios p¨²blicos han vertido declaraciones que han contribuido a aumentar la hostilidad de la polic¨ªa y la sociedad en general hacia los defensores de derechos humanos, declaraciones generalmente centradas en torno a la idea de que quienes brindan ayuda contribuyen a atraer m¨¢s inmigraci¨®n. Lo hizo en marzo de 2017 el alcalde de Calais cuando emiti¨® una orden municipal que prohib¨ªa la distribuci¨®n de alimentos entre migrantes y refugiados porque era "un riesgo para la paz y la seguridad". Tambi¨¦n afirm¨® que las organizaciones humanitarias son c¨®mplices a veces "de actos delictivos graves".
G¨¦rard Collomb, entonces ministro de Interior, acus¨® a las organizaciones locales de agravar un incidente violento entre migrantes y refugiados que ocurri¨® en Calais a principios de 2018. Un portavoz de su partido afirm¨® que muchas de estas asociaciones ten¨ªan a militantes de extrema izquierda infiltrados.?
En enero de 2019, cinco gendarmes pidieron la documentaci¨®n a cuatro voluntarios que paseaban por una playa. La raz¨®n, que estaban ayudando "a la inmigraci¨®n ilegal" y que deb¨ªan estar afiliados a traficantes de personas dado que se encontraban en la playa.
El impacto de estas acciones es relatado por Hisham Aly, trabajador humanitario de Caritas Francia. "Estamos constantemente acusados de traer inmigrantes aqu¨ª, pero es rid¨ªculo decir esto solo por algunos puntos de agua, comida y duchas. Los inmigrantes est¨¢n aqu¨ª porque quieren ir al Reino Unido", indica. A Hisham le han dicho en ocasiones los vecinos que las organizaciones como la suya son muy malas para la ciudad y le preocupa que este fomento de la hostilidad haya contribuido a actos de vandalismo, como cuando el a?o pasado alguien esparci¨® corchos con clavos en el aparcamiento de su organizaci¨®n o cuando les rajaron las ruedas de sus furgonetas.
Intimidaci¨®n y obstrucci¨®n
Los defensores de los derechos humanos entrevistados dijeron a Amnist¨ªa que hab¨ªan sido intimidados y obstruidos por la entrega de alimentos y otros servicios esenciales para las personas en movimiento. Beatrice (nombre ficticio) ha ayudado de manera voluntaria en Calais desde hace 12 a?os. Permite que la gente cargue el tel¨¦fono en su garaje, les deja lavarse y distribuye art¨ªculos de primera necesidad. Ha sido amenazada por sus vecinos con una demanda por "incitar a degradar la propiedad de otros" y en junio de 2018 le dejaron una rata muerta en el c¨¦sped. Adem¨¢s, cont¨® a AI que la polic¨ªa antidisturbios visita su casa dos o tres veces por semana. "Llevan armas grandes. Algunos toman fotos de lo que hago, del interior de mi garaje". Ella ha sido testigo de c¨®mo la polic¨ªa roc¨ªa a los migrantes con gases lacrim¨®genos en la cara mientras dorm¨ªan en su jard¨ªn.
A principios de 2017, la polic¨ªa entr¨® a las oficinas de C¨¢ritas Francia (Secours Catholique) y su almac¨¦n fue bloqueado por las autoridades municipales para impedir la entrega de duchas port¨¢tiles al campo informal de refugiados. El bloqueo dur¨® hasta que un tribunal orden¨® su levantamiento, semanas despu¨¦s y durante todo ese tiempo los voluntarios tuvieron que identificarse ante la polic¨ªa cada vez que entraban y sal¨ªan del edificio. Poco despu¨¦s la trabajadora Mariam Guerey fue arrestada por, presuntamente, traficar con migrantes. Fue liberada sin cargos al cabo de unas horas.
Otro ejemplo es el de Yolaine Bernard, la voluntaria de la organizaci¨®n ben¨¦fica Salam, que ha distribuido alimentos y ropa a migrantes en Calais incluso cuando esta pr¨¢ctica fue prohibida por el Ayuntamiento los primeros meses de 2017. En una ocasi¨®n la polic¨ªa le oblig¨® a sentarse en un banco de un parque donde estaba repartiendo alimentos durante hora y media, y no la dejaron hablar con nadie. "Sent¨ª que me estaban castigando como a un ni?o", dijo a AI. En julio de 2017, Bernard vio c¨®mo unos polic¨ªas rajaban la cara de dos de sus compa?eros voluntarios, y asegura haber perdido la cuenta de los incidentes que ha presenciado: les ponen multas injustificadas, les graban, les hacen fotos y les identifican constantemente... y ha visto como los antidisturbios golpean a los migrantes y los tratan de forma racista: "Una vez vimos a la polic¨ªa dar pl¨¢tanos a los migrantes y llamarlos monos. Durante el Ramad¨¢n de este a?o [2018], pusieron un cerdo de pl¨¢stico en el parabrisas de una furgoneta antidisturbios".
El 2 de julio de 2018, la polic¨ªa pidi¨® la identificaci¨®n y registr¨® la furgoneta de tres voluntarias brit¨¢nicas del Centro de Mujeres Refugiadas. "Nos dijeron que fu¨¦ramos con ellos a la comisar¨ªa. Cuando preguntamos por qu¨¦, nos dijeron 'porque somos la polic¨ªa y ustedes son extranjeras", cuenta Nelly, una de ellas. Estuvieron retenidas cuatro horas y fueron interrogadas como sospechosas de incumplir la prohibici¨®n de entregar alimentos a los refugiados. En agosto de 2018, Akim T., vicepresidente de la organizaci¨®n de la sociedad civil local DROP Solidarit¨¦, estaba a punto de distribuir tiendas de campa?a y sacos de dormir a menores no acompa?ados en un campamento cuando fue retenido por agentes antidisturbios y sometido a un registro corporal pese a haber entregado todos los papeles que le solicitaron.? Finalmente, se le permiti¨® acceder al campamento, pero fue seguido por los oficiales que le tomaron fotos, por lo que se sinti¨® intimidado y decidi¨® no distribuir nada. Antes de irse, dijo que la polic¨ªa le dijo: "estaremos aqu¨ª 15 d¨ªas. En este momento somos geniales, pero puede que no seamos tan geniales en 15 d¨ªas"
Arrestos, amenazas y persecuci¨®n
(Policier prenant la couverture d'un migrant)
— Loan Torondel (@LoanTorondel) January 1, 2018
- Mais il fait 2¡ã !
- Peut-¨ºtre, mais nous sommes la Nation fran?aise monsieur" pic.twitter.com/cAWxr1cYNN
La polic¨ªa interroga a voluntarios durante los desalojos forzosos de migrantes y refugiados. En marzo de 2017, Robert (nombre ficticio) decidi¨® dormir durante la noche en una tienda junto a migrantes y refugiados en Calais para presenciar con sus propios ojos los desalojos, las palizas y la destrucci¨®n de propiedades de las que le hab¨ªan hablado repetidamente. Le dijo a Amnist¨ªa Internacional que fue despertado a medianoche por la llegada de la polic¨ªa. Comenz¨® a filmar, pero casi de inmediato la polic¨ªa lo tom¨® a ¨¦l y a todos los dem¨¢s ciudadanos extranjeros presentes bajo custodia. Aunque la mayor¨ªa de las personas extranjeras fueron puestas en libertad poco despu¨¦s, ¨¦l permaneci¨® detenido durante 10 horas, y luego fue liberado sin cargos y no se le proporcion¨® ning¨²n fundamento legal que justificara su detenci¨®n.
En agosto de 2017, la voluntaria Manon (nombre ficticio), vio c¨®mo la polic¨ªa desalojaba a la fuerza a unos 40 inmigrantes y refugiados que dorm¨ªan bajo un puente en Calais. Aunque simplemente estaba observando, fue arrestada y luego puesta bajo custodia bajo sospecha de "rebeli¨®n", pero liberada m¨¢s tarde ese d¨ªa sin cargos. Tambi¨¦n Loan Torondel, que trabajaba con L'Auberge des Migrants en Calais, fue acusado de difamaci¨®n por un tuit que public¨® en enero de 2018, cuando estaba a cargo de monitorear los desalojos diarios. El contenido inclu¨ªa una foto de polic¨ªas franceses parados frente a un hombre que parece ser un migrante o un refugiado sentado en su saco de dormir. La leyenda sugiere que los oficiales est¨¢n a punto de quitar la manta del hombre en temperaturas muy fr¨ªas. En septiembre de 2018 fue declarado culpable de "difamaci¨®n de funcionarios p¨²blicos" y condenado a una multa suspendida de 1.500 euros, y a casi 1.000 euros en costas y da?os, que no fueron suspendidos.
Acoso y asalto
Eleonore Vigny, quien estuvo a cargo de la defensa y las cuestiones legales de L'Auberge des Migrants y particip¨® en el proyecto de Observadores de Derechos Humanos en Calais, un proyecto apoyado por organizaciones locales para documentar violaciones de derechos humanos, dijo a Amnist¨ªa Internacional en julio de 2018 que hab¨ªa un aumento en la intimidaci¨®n de voluntarios y que hab¨ªan surgido nuevas t¨¦cnicas de acoso: primero, controles de identidad y multas de estacionamiento, y desde abril y mayo tambi¨¦n registros corporales, especialmente de mujeres voluntarias, algunas veces hechas por oficiales masculinos. "Tambi¨¦n hubo una escalada de insultos, y la gente ha sido empujada, a veces al suelo. A principios de junio, una voluntaria fue retenida por la garganta. Y recientemente recibimos m¨¢s amenazas de demandas legales y amenazas de arrestos ".
Un informe publicado en agosto de 2018 por cuatro organizaciones, incluido L'Auberge des Migrants, Utopia56, Help Refugees and Refugee Info Bus, contabiliz¨® 646 casos separados de abuso policial contra voluntarios entre noviembre de 2017 y junio de 2018, incluidas multas de estacionamiento injustificadas, fotos y grabaciones de v¨ªdeo por polic¨ªas con tel¨¦fonos personales; comprobaciones frecuentes de identificaci¨®n; registro de veh¨ªculos; insultos y amenazas, y varios casos de asalto. Uno de los casos del informe es el de Charlotte Head, empujada violentamente al suelo en junio de 2018 en Calais mientras filmaba a cuatro polic¨ªas que persegu¨ªan a un ciudadano extranjero. Charlotte present¨® una queja ante la justicia, sin embargo, el resultado es hasta ahora desconocido.
En la segunda mitad de 2018, los casos de abusos cometidos por la polic¨ªa registrados por voluntarios en Calais parecieron disminuir, pero no se han detenido. Seg¨²n un registro de incidentes compilado por organizaciones locales que realizan actividades de monitoreo de derechos humanos en el ¨¢rea, hubo 73 incidentes entre julio y diciembre de 2018, involucrando controles de identidad, intimidaci¨®n, multas y, en un par de casos, violencia f¨ªsica.
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