Masako sonr¨ªe ahora que es emperatriz
Han pasado ya seis semanas de su entronizaci¨®n y Naruhito de Jap¨®n y su esposa van imprimiendo su sello para modernizar la casa imperial
Han pasado ya seis semanas desde su entronizaci¨®n y el comienzo de la nueva era Reiwa, y los nuevos emperadores de Jap¨®n, Naruhito y su esposa Masako, van imprimiendo poco a poco su sello personal a las tareas propias del trono. Este fin de semana, la pareja imperial emprendi¨® su primer viaje oficial, a la prefectura de Aichi, para participar en una ceremonia en conmemoraci¨®n del D¨ªa Nacional del ?rbol. Sonrientes y relajados, su imagen parec¨ªa dejar atr¨¢s los problemas de salud que la emperatriz, de 55 a?os, ha arrastrado durante d¨¦cadas.
¡°Es nuestra importante misi¨®n, hacer crecer un bosque sano para las siguientes generaciones¡±, declar¨® Naruhito, en una ceremonia en la que el emperador y su esposa plantaron, entre otros ¨¢rboles, cedros, magnolios y alcanforeros. Era la primera vez desde 2009 que el jefe de Estado hablaba en esta conmemoraci¨®n: aunque es uno de los acontecimientos del calendario japon¨¦s a los que tradicionalmente asiste, ese a?o se decidi¨® suspender la costumbre de que pronunciara unas palabras, para reducir la carga de trabajo sobre el entonces emperador Akihito, ya d¨¦bil de salud.
Desde la ceremonia de entronizaci¨®n, el 1 de mayo, la pareja imperial vive una luna de miel con sus s¨²bditos. Ambos, distendidos y naturales, han impreso un nuevo dinamismo al papel real, y los temores de que Masako no pudiera asumir por completo sus obligaciones como emperatriz parecen, de momento, infundados. Hay quien dice que, de hecho, tiene mejor aspecto que nunca.
La antigua diplom¨¢tica ya ha asistido a sus primeras funciones en solitario, al participar el 22 de mayo en la gala anual de la Cruz Roja de Jap¨®n, entidad que preside desde la abdicaci¨®n del emperador Akihito y el relevo en el Trono del Crisantemo. Ante un p¨²blico de 1.900 personas, Masako escuch¨® atentamente los informes y aplaudi¨® sonriente a medida que individuos y entidades recib¨ªan agradecimientos por su apoyo a la instituci¨®n. El a?o pasado particip¨® en el festejo por primera vez, en una indicaci¨®n de que su recuperaci¨®n de lo que el palacio imperial ha descrito como un ¡°trastorno de ajuste¡± avanza gradualmente.
Pero si su intervenci¨®n entonces ya fue bien recibida, lo que caus¨® sensaci¨®n fue el desempe?o de su papel durante la visita de Estado del presidente estadounidense, Donald Trump, entre el 26 y el 28 de mayo. Era la primera recepci¨®n de un l¨ªder extranjero de los nuevos emperadores.
Ambos impresionaron con su fluidez en la lengua inglesa, en un pa¨ªs donde el dominio de este idioma no es algo generalizado, al saludar a sus hu¨¦spedes y mantener una charla amistosa con ellos sin necesidad de un int¨¦rprete. Al menos hasta que los funcionarios imperiales recomendaron a Naruhito -que estudi¨® Historia en Oxford- que se comunicara a trav¨¦s de uno. Y Masako cautiv¨® a los ciudadanos japoneses demostrando su versatilidad en cuatro lenguas: adem¨¢s de su idioma materno, ingl¨¦s, franc¨¦s y alem¨¢n. Sus a?os como estudiante en Oxford y Harvard, y su formaci¨®n como diplom¨¢tica, que antes de casarse esperaba haber ejercido en las embajadas japonesas alrededor del mundo, quedaban de manifiesto y volv¨ªan a mostrar su utilidad, d¨¦cadas despu¨¦s.
Es, precisamente, su matrimonio con el entonces pr¨ªncipe heredero -del que acaba de cumplirse el 26 aniversario- y las dificultades para ajustarse a la estricta vida palaciega lo que, aparentemente, motivaron que Masako cayera en una profunda depresi¨®n. En lugar de poder utilizar su formaci¨®n para representar a su pa¨ªs, su funci¨®n quedaba reducida casi totalmente a la de gestar un heredero para el trono. La presi¨®n para concebir un var¨®n hizo que desde 2003 se retirara de la vida p¨²blica casi por completo.
Antes de la entronizaci¨®n de su marido, se hab¨ªa temido en Jap¨®n que la presi¨®n en su papel de emperatriz resultara demasiado y revirtiera a?os de terapia. El propio Naruhito, que ya antes de su boda hab¨ªa prometido ¡°hacer todo por proteger¡± a su esposa, renovaba ese voto en febrero. ¡°Deseo ser de ayuda a Masako y seguir apoy¨¢ndola en la medida que pueda¡±, declaraba a los periodistas dos d¨ªas antes de su 59 cumplea?os. ¡°Me gustar¨ªa que (el pueblo japon¨¦s) siga con cari?o su recuperaci¨®n¡±.
Estos d¨ªas, Masako parece liberada. Quiz¨¢ porque, finalmente, puede cumplir el papel de representaci¨®n de su pa¨ªs para el que se prepar¨® durante su juventud. Quiz¨¢ porque, ya emperatriz, tiene que someterse menos a los dictados de los funcionarios imperiales y puede ser ella la que dicte -dentro de lo que rige el protocolo- qu¨¦ quiere hacer y c¨®mo.
¡°Estoy feliz¡±, comentaba un internauta en Twitter, kutai_yupa, durante la visita de Trump a Tokio, ¡°(ejercer) la diplomacia imperial era un deseo de Masako-sama despu¨¦s de casarse¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.