Doris Day muri¨® triste y sola, pese a su imagen de actriz eternamente feliz
La actriz vivi¨® su ¨²ltimos 10 a?os sin casi salir de su casa, volcada en sus perros y sin contacto con su ¨²nico nieto, tras morir su hijo en 2004 a causa de un c¨¢ncer
Muchos actores han declarado lo que les ha sorprendido lo dif¨ªcil que les resulta a los espectadores diferenciar entre los papeles que interpretan en la ficci¨®n y quienes son en la vida real. Esta maldici¨®n parece haber acompa?ado a Doris Day, la eterna sonrisa de Hollywood, hasta sus ¨²ltimos d¨ªas. Para el p¨²blico en general Doris Day era feliz. Es dif¨ªcil encontrar una imagen de ella en la que no se muestre abiertamente sonriente. Pero la vida real de la estrella, y en especial los ¨²ltimos a?os de su vida, ha tenido poco que ver con las alegres comedias rom¨¢nticas que la hicieron famosa.
En realidad, quien fue la novia de la taquilla de los a?os dorados de Hollywood, no tuvo tantos ¨¦xitos ni tantas risas en su vida privada, y su muerte ha devuelto a la actualidad la soledad y el aislamiento en el que se vio inmersa especialmente durante la ¨²ltima ¨¦poca de su vida, cuando el brillo de sus pel¨ªculas era solo un recuerdo y sus admiradores se convirtieron en una tabla de salvaci¨®n para su soledad.
La muerte de la actriz, ocurrida el pasado 13 de mayo a los 97 a?os de edad, ha destapado una guerra soterrada entre distintos grupos de amigos de la actriz, donde unos afirman que fue astutamente manipulada por quienes la han rodeado en estos ¨²ltimos a?os, y otros afirman que lo ¨²nico que hac¨ªan era cuidarla y ocuparse de sus perros y de la fundaci¨®n Doris Day Animal Foundation, creada por la int¨¦rprete en 1978 y orientada a proteger a los animales.
El primero en abrir la caja de Pandora ha sido su ¨²nico nieto, Ryan Melcher, un agente de bienes ra¨ªces asentado en su ciudad natal de Carmel, California, que antes de la muerte de su abuela public¨® en sus redes sociales que Bob Bashara, representante y amigo de la actriz, le hab¨ªa impedido ver a su abuela. Melcher, hijo de Terry, el ¨²nico hijo que tuvo la estrella y que muri¨® v¨ªctima de un c¨¢ncer en 2004, nunca hab¨ªa hablado antes p¨²blicamente sobre su abuela y eso dio mayor relevancia a sus declaraciones. En ellas afirmaba que Bashara hab¨ªa despedido a miembros de la junta que reg¨ªa la fundaci¨®n creada por Doris Day y lo hab¨ªa sustituido por miembros de su familia. Un extremo que neg¨® su representante.
Sin embargo exempleados de la artista y amigos pr¨®ximos a ellas dibujan, en declaraciones a PageSix, la vida solitaria que llev¨® Doris Day en la ¨²ltima ¨¦poca de su vida, afirmando que pas¨® sus ¨²ltimos diez a?os pr¨¢cticamente recluida en su casa donde apenas sal¨ªa de su habitaci¨®n y la cocina. "Su ¨²nico entretenimiento", afirma a esta publicaci¨®n un antiguo empleado, "era hablar con sus perros y atender los mensajes de los admiradores que a¨²n ten¨ªa".
"Doris era muy confiada. Estuvo manipulada durante toda su vida, principalmente por sus maridos. Buscaba en ello el padre que nunca tuvo", explic¨® Mike DeVita, admirador de Doris Day durante sesenta a?os y con quien intercambio m¨¢s de 500 cartas en las que se confesaron detalles muy personales de sus vidas. Ese padre ausente, lo fue a partir de los 10 a?os de la actriz, cuando descubri¨® que ten¨ªa una aventura sentimental con la madre de quien era entonces su mejor amiga de ni?ez.
A la herida que dej¨® la traici¨®n de su progenitor, le siguieron los malos tratos de su primer marido, el l¨ªder de la banda Al Jordan, cuando estaba embarazada de su ¨²nico hijo, Terry. Su segundo matrimonio, con el saxofonista George Weidler, tambi¨¦n acab¨® en divorcio porque le super¨® la fama de su esposa. El tercero, el productor Marty Melcher (que lleg¨® a adoptar al hijo de la actriz), derroch¨® m¨¢s de 20 millones de d¨®lares de su fortuna y la actriz tuvo que volver a actuar en el Show de Doris Day, con la CBS, para hacer frente a las deudas. Volvi¨® a casarse en 1976 con Barry Condem, ma?tre de profesi¨®n, pero el matrimonio tambi¨¦n lleg¨® a su fin en 198. En esta ocasi¨®n ¨¦l estaba celoso de los perros de la actriz.?
La estocada final lleg¨® con la muerte de su hijo Terry, la ¨²nica persona con la que pod¨ªa contar, cuando este ten¨ªa 62 a?os. Seg¨²n DeVita, "sus admiradores llegaron a "convertirse en la familia que nunca tuvo". Porque su nieto tambi¨¦n estaba muy alejado de su abuela desde 1997 cuando sus padres se divorciaron tras una separaci¨®n conflictiva. Ya en 2013 Sydney Wood, que fue su guardaespaldas y tambi¨¦n confidente, afirm¨® que "Doris ya no es quien sol¨ªa. Est¨¢ casi siempre confinada en su casa y ahora hay en ella gente muy diferente que est¨¢n ah¨ª por ella es Doris Day. Me preocupa que no la est¨¦n cuidando suficientemente bien".?
La misma sensaci¨®n deb¨ªa tener su nieto, que a pesar de la distancia que exist¨ªa entre ellos, se doli¨® de haberse enterado de su muerte a trav¨¦s de las redes sociales. Explic¨® que despu¨¦s de la muerte de su padre, nieto y abuela hab¨ªa conversado y que ella le invit¨® a cenar, algo que impidi¨® Bashara, su representante. Un reencuentro que unos desmienten y otros afirman que era un deseo incumplido de la actriz.?
Precisamente ¨¦l fue quien dio, d¨ªas despu¨¦s de su muerte, algunos detalles de c¨®mo quer¨ªa despedirse la artista: sin funerales, sin homenajes, sin tumba y con toda su herencia entregada a la fundaci¨®n Doris Day para la protecci¨®n de los animales que ella hab¨ªa creado. Un extremo que todav¨ªa no ha confirmado ning¨²n testamento oficial. "Era todo lo que le importaba en los ¨²ltimos 20 a?os de su vida", ha contado un vecino de la actriz. "Confiaba m¨¢s en los animales que en los seres humanos". Detr¨¢s de su sonrisa, hab¨ªa decepciones y una profunda soledad que no aparecieron en ninguna de sus pel¨ªculas.?
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.