Cordones desatados
Los cinturones sanitarios se inventaron para aislar a quienes sufr¨ªan albarazos y otras enfermedades
La reiteraci¨®n abusiva de determinados vocablos permite psicoanalizar el lenguaje de alguien. Por ejemplo, algunas personas expresan a menudo palabras de contenido positivo, alegre, conciliador¡, mientras que otras ofrecen estad¨ªsticas llenas de t¨¦rminos peyorativos, condenatorios y severos. Algo de su personalidad se trasluce en eso.
El l¨¦xico de la pol¨ªtica espa?ola actual parece encuadrarse m¨¢s bien en esta segunda opci¨®n. Lejos de proliferar ah¨ª los vocablos que ilusionan, que definen proyectos, que imaginan nuevos mundos, su vocabulario se puebla de expresiones relacionadas m¨¢s con la destrucci¨®n que con el arte.
De este modo, las proclamas hablan de ¡°echar a Fulano¡±, ¡°acabar con Zutana¡±, ¡°derogar las medidas adoptadas¡± (por los rivales); verbos que implican la f¨¢cil tarea de derribar algo y que ocupan el lugar en el que cabr¨ªa esperar propuestas alternativas. El porcentaje de palabras arrojadas contra el adversario supera al de la explicaci¨®n de las ideas propias.
As¨ª, triunfan tambi¨¦n ¡°veto¡±, ¡°l¨ªneas rojas¡± y ¡°cord¨®n sanitario¡±. Esta ¨²ltima expresi¨®n (que se alterna con ¡°cintur¨®n sanitario¡±) me parece la m¨¢s llamativa.
Se concibi¨® en su d¨ªa para reflejar la necesidad de evitar males terribles y mantener la salud f¨ªsica de una sociedad. El Diccionario acogi¨® la locuci¨®n en 1992, en la entrada ¡°cord¨®n¡±, y la explicaba de esta manera: ¡°Conjunto de elementos, medios, disposiciones, etc¨¦tera, que se organizan en alg¨²n lugar o pa¨ªs para detener la propagaci¨®n de epidemias, plagas, etc¨¦tera¡±. Y as¨ª se mantiene en la edici¨®n de 2014. Por tanto, la Academia no ha incorporado a¨²n el sentido metaf¨®rico.
En efecto, los cordones sanitarios se inventaron para aislar a quienes sufr¨ªan albarazos y otras enfermedades infecciosas. El uso figurado, que hace unos a?os apenas se o¨ªa en la pol¨ªtica espa?ola, parece proceder de Francia (cordon sanitaire), pa¨ªs que propugnaba con esas palabras el cierre de fronteras de las naciones lim¨ªtrofes con la Uni¨®n Sovi¨¦tica para defenderse del comunismo.
Despu¨¦s se relacion¨® con la defensa de las democracias occidentales y con la necesidad de repudiar a las ideolog¨ªas perniciosas que pretend¨ªan establecerse en ellas. Es decir, el cord¨®n sanitario intenta acabar con lo considerado infeccioso, perjudicial, malicioso: el nazismo, el estalinismo, el fascismo.
Adem¨¢s, se ha usado desde hace muchos decenios con sentido metaf¨®rico en ¨¢mbitos ajenos a la salud y la pol¨ªtica. Por ejemplo, Leopoldo Alas, Clar¨ªn, incluye esa expresi¨®n en La Regenta (1884) para reflejar c¨®mo se le hace el vac¨ªo a una persona: ¡°La f¨®rmula de aquel rompimiento, de aquel cord¨®n sanitario, fue ¨¦sta: ¡®?Nada, nada de trato con la hija de la bailarina italiana! ?Es necesario aislarla!¡±.
Los medios informativos de hoy en d¨ªa hablan durante estas semanas de que unos y otros dirigentes pol¨ªticos van abrochando cinturones sanitarios a sus rivales. Curiosamente, los periodistas usan esa locuci¨®n para describir tales vetos; y los pol¨ªticos, para declararse v¨ªctimas injustas de su aplicaci¨®n.
Con ello, su uso actual se ha trivializado, y ya se aplica ¡°cord¨®n sanitario¡± incluso a la actitud ocasional de partidos no extremos pero refractarios entre s¨ª. Sin embargo, en la memoria hist¨®rica de esos t¨¦rminos se alberga a¨²n el p¨¢nico ante una epidemia. Por eso al decir ¡°cord¨®n sanitario¡± se connota como leproso o apestado a quien recibe supuestamente tal medida. Y no es ¨¦se el contagio m¨¢s preocupante, sino la infecci¨®n l¨¦xica que se extiende en un lenguaje que deber¨ªa tender al entendimiento.
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