F¨²tbol femenino

El f¨²tbol femenino sale por fin a la luz desde las sombras en las que ha sobrevivido y crecido. El campeonato Mundial que se est¨¢ celebrando en Francia demuestra que no es una modalidad inferior, que las jugadoras compiten a un nivel muy elevado y que la afici¨®n va en aumento. La cobertura medi¨¢tica, impensable en otros tiempos, es un acicate y un paso m¨¢s hacia la igualdad en un terreno de juego, el del f¨²tbol, en el que los torneos masculinos, con enormes presupuestos, fichajes gal¨¢cticos y espl¨¦ndidas operaciones de mercadotecnia, han eclipsado a los femeninos.

Gracias al respaldo de empresas patrocinadoras, la Liga Iberdrola goza de un presupuesto que le permite proyectar un modelo de negocio que, si bien est¨¢ todav¨ªa a larga distancia de la disciplina masculina, le permite ampliar sus horizontes e incrementar su atractivo como espect¨¢culo deportivo. Es hora de que los grandes clubes no vean a sus respectivas secciones femeninas como algo ex¨®tico. El hecho de que entidades relevantes como el Real Madrid carezcan de un equipo de mujeres revela que a¨²n queda camino por recorrer, pese al reconocimiento social y el enorme tir¨®n que las jugadoras est¨¢n empezado a tener entre los aficionados. Se pudo comprobar hace pocos meses en Wanda Metropolitano con el choque entre el Atl¨¦tico de Madrid y el Barcelona, que abarrot¨® las gradas con m¨¢s de 60.000 espectadores.

Espa?a, no obstante, est¨¢ todav¨ªa lejos de pa¨ªses como Francia o Estados Unidos, donde el f¨²tbol femenino disfruta de una s¨®lida implantaci¨®n social y econ¨®mica. Hace falta un cambio de cultura tanto en las instituciones futbol¨ªsticas como en el ¨¢mbito educativo para visibilizar la presencia de las mujeres en un deporte donde los hombres han tenido hist¨®ricamente un papel hegem¨®nico. El Mundial de Francia es una buena tarjeta de presentaci¨®n. Y tambi¨¦n iniciativas como la del Trofeo Carranza, que en su 65? edici¨®n disputar¨¢n por primera vez equipos de mujeres.