Por qu¨¦ Espa?a debe comprometerse seriamente contra las tres pandemias de la pobreza
El Fondo Mundial contra el SIDA, la Tuberculosis y la Malaria llama a financiar su plan trianual
Dentro de pocas semanas tendremos un nuevo gobierno con un mandato estable y la posibilidad de desfibrilar algunas de las pol¨ªticas que el Partido Popular aparc¨® en la morgue. Ninguna estaba m¨¢s helada que la cooperaci¨®n internacional para el desarrollo, cuyas instituciones y presupuestos fueron salvajemente vapuleados durante la crisis.
El problema es que nuestro particular paciente va a resucitar en un mundo que se parece poco al de 2011. En este tiempo tan corto ha cambiado el contexto, los protagonistas y hasta el prop¨®sito mismo de la ayuda. Hoy operamos bajo una hoja de ruta global de desarrollo sostenible en la que la cooperaci¨®n encuentra su mayor valor a?adido en el apalancamiento de la creatividad, la voluntad y los recursos de una diversidad de actores. Y lo hacemos en un clima pol¨ªtico poco amigo de las francachelas multilaterales.
Varios analistas hemos defendido en este peri¨®dico la necesidad de dise?ar una arquitectura institucional que amarre y d¨¦ coherencia a las responsabilidades de Espa?a en estas cuestiones. Pero la consolidaci¨®n de ese nuevo modelo ¨Co la sofisticaci¨®n del anterior, como mal menor¨C llevar¨¢ todav¨ªa alg¨²n tiempo. Por eso es fundamental identificar oportunidades inmediatas de actuaci¨®n en las que Espa?a demuestre su compromiso con un esfuerzo inteligente y renovado de cooperaci¨®n internacional.
Una de esas oportunidades se producir¨¢ el pr¨®ximo mes de octubre, cuando se celebre en Lyon la nueva conferencia de reposici¨®n financiera del Fondo Mundial Contra el Sida, la Tuberculosis y la Malaria (FM). Esta instituci¨®n p¨²blico-privada ha desempe?ado un papel fundamental en la lucha contra las tres grandes pandemias de la pobreza, cuya carga de morbilidad y mortalidad se ha desplomado a lo largo de los ¨²ltimos veinte a?os. Solo en 2017, los programas del FM permitieron el acceso de 17 millones de personas a tratamientos contra el VIH y de 5 millones a los de la tuberculosis. Tambi¨¦n la distribuci¨®n de casi 200 millones de mosquiteras impregnadas con insecticida que, junto con la distribuci¨®n de paliativos y la experimentaci¨®n de las primeras vacunas, han sido claves en la dura batalla contra la malaria.
En conjunto, el an¨¢lisis de impacto de las pol¨ªticas del FM muestra en los pa¨ªses donde ha intervenido una reducci¨®n de un tercio en las muertes asociadas a estas tres enfermedades. Son 27 millones de vidas salvadas y una de las mejores noticias que ha recibido la comunidad internacional a lo largo de este siglo.
Espa?a fue, en su momento, parte de este esfuerzo. Durante los golden years de la Cooperaci¨®n Espa?ola se llegaron a destinar un total de 723 millones de d¨®lares a lo largo de un per¨ªodo de ocho a?os. Nuestro pa¨ªs fue invitado a la mesa de los mayores y las contribuciones presupuestarias se tradujeron en prestigio internacional y retornos tangibles como el impulso de los equipos cient¨ªficos nacionales. Pero el grifo se cerr¨® en 2010 y hasta el d¨ªa de hoy. A pesar de las declaraciones ret¨®ricas de los sucesivos gobiernos, y de la petici¨®n un¨¢nime de los grupos parlamentarios en el Congreso, Espa?a se ha mantenido al margen.
Es hora de recuperar el terreno perdido. La conferencia de Lyon viene precedida de un poderoso argumentario que despliega los beneficios m¨²ltiples del apoyo al FM. A diferencia de hace unos a?os ?¨Ccuando estos fondos verticales y finalistas eran percibidos como una competencia para los sistemas transversales de salud¨C, hoy sabemos que no es posible alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible sin incorporar una estrategia eficaz contra las tres pandemias. Me refiero, muy especialmente, a la meta estrella de la Cobertura Universal de Salud. Los planes del FM prev¨¦n unos 4.000 millones de d¨®lares destinados a fortalecer los sistemas sanitarios locales, as¨ª como los mecanismos de prevenci¨®n y atenci¨®n primaria.
Una de las razones m¨¢s poderosas para invertir en el FM es el coste de oportunidad de no apretar el acelerador. La proliferaci¨®n de resistencias, la dificultad para alcanzar a los grupos de poblaci¨®n m¨¢s vulnerables y el cambio de ciclo pol¨ªtico en los pa¨ªses donantes amenazan con destruir el trabajo realizado hasta ahora e incumplir los objetivos marcados para 2030. El n¨²mero total de casos de malaria, por ejemplo, est¨¢ resurgiendo en quince pa¨ªses africanos altamente prevalentes. Tambi¨¦n en regiones m¨¢s desarrolladas como Venezuela e Indonesia. En un contexto de expansi¨®n demogr¨¢fica en muchos de estos pa¨ªses, el resultado de no intervenir decididamente ser¨ªa retornar a niveles de hace veinte a?os.
Espa?a tiene la responsabilidad de unirse a esta batalla. Para ello, hemos recomendado desde ISGlobal una contribuci¨®n de 100 millones de euros, distribuidos a lo largo de tres a?os. Este esfuerzo se justifica por un rosario de razones ¨¦ticas y pr¨¢cticas que van desde la posibilidad real de evitar 1,3 millones de muertes en los tres a?os que dura el plan, hasta la oportunidad de escalar en el liderazgo europeo por un precio de ganga. No olvidemos que el Presidente Macron, anfitri¨®n de la conferencia, se juega en ella su capital pol¨ªtico y sabr¨¢ apreciar el compromiso de otros l¨ªderes.
Pero la raz¨®n principal es de simple pudor pol¨ªtico. El FM ha planteado un programa serio de 14.000 millones de d¨®lares, con un plan serio para gastarlos, dirigido a donantes que se comprometan en serio con su financiaci¨®n. Lo que ser¨ªa poco serio es que un pa¨ªs como Espa?a ¨Ccuya econom¨ªa est¨¢ recuperada y cuya renta nacional bruta ascendi¨® a los 1,2 billones de euros en 2018¨C se limitase en este asunto a ofrecer nuevas promesas o a realizar esfuerzos rid¨ªculamente m¨¢s bajos que algunos de sus pares econ¨®micos, como Canad¨¢, Francia e Italia.
El momento es ahora, el liderazgo internacional es esto y todo lo dem¨¢s es palabrer¨ªa.
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