C¨®mo contribuy¨® Espa?a a la edad de oro de la salud global
Cuando la investigaci¨®n y la alianza de actores diversos lleva a soluciones nos hallamos ante un 'c¨ªrculo virtuoso'. Y la salud se ha convertido en terreno propicio para la Cooperaci¨®n Espa?ola
Si la investigaci¨®n y la alianza de actores diversos lleva a buenas soluciones nos hallamos ante un c¨ªrculo virtuoso del desarrollo. Estos c¨ªrculos est¨¢n inspirados en una parte de la considerable experiencia acumulada por el sistema espa?ol de ayuda al desarrollo a lo largo de d¨¦cadas y en decenas de comunidades por todo el planeta, que hoy puede ser puesta al servicio de la cooperaci¨®n del futuro. Y la salud se ha convertido en terreno propicio para la Cooperaci¨®n Espa?ola creando nuevas herramientas contra la malaria y estableciendo prioridades para la agenda cient¨ªfica internacional. Este es el segundo cap¨ªtulo de una serie
Entre los a?os 2000 y 2015 la comunidad internacional logr¨® detener y revertir las epidemias globales de malaria, VIH y tuberculosis. La mortalidad infantil descendi¨® a la mitad con respecto a los niveles de 1990, una reducci¨®n similar a la que se produjo en el ¨ªndice de menores de cinco a?os con desnutrici¨®n. La poblaci¨®n del planeta con acceso a agua potable pas¨® del 76 al 91% y, durante la ¨²ltima etapa de este per¨ªodo, la agenda de las enfermedades cr¨®nicas como el c¨¢ncer y la hepatitis rompi¨® las barreras del mundo desarrollado para reconocer la realidad de centenares de millones enfermos pobres en las econom¨ªas emergentes.
La edad de oro de la salud global se produjo en un contexto en el que la financiaci¨®n disponible a trav¨¦s de la cooperaci¨®n internacional ¨Cp¨²blica y privada¨C se multiplic¨® por tres hasta alcanzar los 36.000 millones de d¨®lares en 2014. Este incremento fue en s¨ª mismo el resultado de una revoluci¨®n de la creatividad que permiti¨® unir los esfuerzos de Estados, organizaciones filantr¨®picas y compa?¨ªas privadas. Pero la innovaci¨®n no se detuvo ah¨ª. Desde la introducci¨®n a gran escala de productos sanitarios ¨Ccomo los antirretrovirales o las vacunas¨C hasta el desarrollo de sistemas de diagn¨®stico remoto o la estimulaci¨®n de grupos abiertos y plurales de investigaci¨®n cient¨ªfica y pol¨ªtica, el conocimiento ha desempe?ado un papel cr¨ªtico en el gran salto adelante de la salud en el siglo XXI.
Cuando este conocimiento permite enfrentarse a problemas complejos e imbricados sobre la base de una alianza de actores diversos que pueden llevar las soluciones a escala, nos encontramos ante un C¨ªrculo virtuoso de la cooperaci¨®n. Y la salud se ha convertido en un terreno propicio para la Cooperaci¨®n Espa?ola en este campo.
La proliferaci¨®n de medidas preventivas y paliativas apuntaladas por la investigaci¨®n ha permitido desarrollar nuevas y mejores respuestas a la malaria. Espa?a ha jugado un papel relevante en los avances
Tomen el ejemplo de la malaria. Aunque esta enfermedad at¨¢vica amenaza a¨²n hoy a 3.200 millones de personas en 106 pa¨ªses y provoca cada a?o la muerte de m¨¢s de 400.000, el ¨ªndice de mortalidad cay¨® nada menos que un 29% entre 2005 y 2010. Fue la consecuencia de una proliferaci¨®n de medidas preventivas y paliativas apuntaladas por la investigaci¨®n, que ha permitido desarrollar nuevas y mejores respuestas.
Espa?a ha jugado un papel relevante en estos avances. La inversi¨®n realizada en programas de cooperaci¨®n en salud ¨Cque comenz¨® hace tres d¨¦cadas pero que se multiplic¨® desde 2004 hasta alcanzar los 500 millones de euros en 2009¨C ha permitido desplegar numerosas actividades de control y combate de la enfermedad en el terreno. La contribuci¨®n m¨¢s destacada, sin embargo, es la que se ha hecho en el campo cient¨ªfico, donde la investigaci¨®n y desarrollo de grupos espa?oles ha contribuido a desarrollar nuevas herramientas contra la malaria, mejorar las recomendaciones de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud y establecer prioridades para la agenda cient¨ªfica internacional. Espa?a ha sido capaz de poner en marcha mecanismos innovadores para movilizar recursos y alianzas con una mir¨ªada de instituciones p¨²blicas y privadas tan diversas como la Comisi¨®n Europea, la Fundaci¨®n Bill y Melinda Gates o la farmac¨¦utica Glaxo Smithkline. Y apostar por herramientas tan estrat¨¦gicas como el Fondo Mundial de lucha contra el sida, la malaria y la tuberculosis.
Una de las claves de la estrategia espa?ola ha sido el establecimiento de plataformas de investigaci¨®n en Guinea Ecuatorial y Mozambique, dos pa¨ªses donde la malaria es end¨¦mica y donde las ¨²nicas soluciones duraderas son las que est¨¦n enraizadas en las capacidades e instituciones locales. El Centro de Investigaci¨®n en Salud de Manhi?a, por ejemplo, se ha desarrollado gracias al trabajo de cient¨ªficos mozambique?os formados en el exterior y retornados a su pa¨ªs para consolidar y multiplicar el alcance de las ideas originales. Hoy lideran aspiraciones hist¨®ricas como la introducci¨®n de la primera vacuna contra la malaria o el programa MALTEM para la eliminaci¨®n de la enfermedad en tres provincias con m¨¢s de 600.000 casos cada a?o.
La innovaci¨®n, las alianzas creativas y la imbricaci¨®n responsable entre los intereses propios y ajenos deben forma parte esencial de nuestra estrategia de desarrollo
La malaria es un ejemplo destacado de los C¨ªrculos virtuosos de la Cooperaci¨®n Espa?ola en materia de salud, pero existen otros. La inversi¨®n espa?ola contra la enfermedad parasitaria del Chagas que padecen cerca de siete millones de pacientes en Am¨¦rica Latina ha sido clave en consecuciones tangibles como el lanzamiento de una versi¨®n pedi¨¢trica del benznidazol (medicamento contra la dolencia habitualmente usado en adultos), la realizaci¨®n de nuevos ensayos cl¨ªnicos o el incremento de la cobertura del tratamiento en los pa¨ªses prevalentes.
El hecho de que cerca de 90.000 pacientes con Chagas residan en Espa?a ilustra bien la circularidad de estos proyectos. Con su inversi¨®n, nuestra cooperaci¨®n no solo crea y comparte conocimiento ¨²til para los pa¨ªses pobres, sino que apuesta por sectores estrat¨¦gicos de nuestra econom¨ªa, respalda el talento nacional y asume que en materia de prosperidad global nadamos o nos hundimos juntos.
Si existe una ilustraci¨®n del esp¨ªritu de los Objetivos de Desarrollo Sostenible que conforman la agenda global hacia 2030, sin duda es esta. Cuando el Gobierno espa?ol decida finalmente ponerse manos a la obra y dise?ar el plan nacional que d¨¦ contenido a estos Objetivos, ser¨ªa deseable que recordase que no empezamos de cero. Lo mismo se puede decir del Plan Director de la Cooperaci¨®n para 2017-2020, que se plantea en un contexto considerablemente diferente del de los anteriores. En ambos casos el conocimiento, la innovaci¨®n, las alianzas creativas y la imbricaci¨®n responsable entre los intereses propios y ajenos deben forma parte esencial de nuestra estrategia.
Gonzalo Fanjul es director de An¨¢lisis de Pol¨ªticas en ISGlobal.
Este es el segundo art¨ªculo de una serie de cinco piezas que analizan el concepto de los C¨ªrculos virtuosos de la cooperaci¨®n y su relevancia para el futuro de la ayuda al desarrollo espa?ola. Utilizando ejemplos de los sectores de la energ¨ªa, la salud global y la seguridad alimentaria, la serie ilustra la importancia del conocimiento y la innovaci¨®n en la resoluci¨®n de problemas complejos del desarrollo. Los C¨ªrculos virtuosos es una idea concebida conjuntamente por el Centro de Innovaci¨®n y Tecnolog¨ªa para el Desarrollo Humano de la Universidad Polit¨¦cnica de Madrid y el Instituto de Salud Global de Barcelona.
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